TELETRABAJO: UNA LIBERACION O UNA ESCLAVITUD PARA LA MUJER

“El teletrabajo se perfila como una de las futuras relaciones laborales más prometedoras» (1)

Entre un 3 y un 8 por ciento de la población española utiliza las TIC como herramienta  de empleo. Corresponde a una minoría, pero cada vez son más las empresas que apuestan por el teletrabajo como una nueva forma de empleo.

El teletrabajo surgió tras la crisis del petróleo de los años 70 como un posible cambio estructural  y organizativo de las empresas. Además,  tras la incorporación masiva de las mujeres al trabajo remunerado, las propias instituciones no cubrieron los posibles desequilibrios que se podrían ocasionar en el ámbito doméstico donde la mujer es la principal figura y encargada de los cuidados familiares.

Son muchos los artículos científicos  que hablan del teletrabajo y los discursos políticos los que ofrecen esta medida de trabajo como una posible opción para hombres y para  mujeres. Además se construye como una herramienta para facilitar a la mujer la entrada a la esfera pública.

“Una de las principales ventajas del teletrabajo consistiría en facilitar la conciliación de la vida laboral y familiar”.

El instituto de la mujer en 2005 entrevistó a mujeres que trabajaban fuera de casa y  cerca de un 50% de las consultadas les resultaba “muy complicado” la compatibilización con la vida doméstica.

“El teletrabajo aparece como una modalidad de organización laboral que tiene la potencia de poner límites a la anterior situación”.

Es decir, constituye un corrector de las desigualdades y problemas de presencialidad. “Entre otras cosas, permite sustraerse a los conflictos que siempre genera el exceso de tiempo presencial en el puesto de trabajo y del tiempo improductivo que representan los cafés, las charlas con los compañeros y compañeras…”

El problema principal que surge con el teletrabajo es que se convierte en un trabajo precario cuando se sigue reproduciendo las mismas pautas capitalistas del estado de bienestar, el homo economicus dominador de la esfera pública frente a  la mujer como” la dueña del hogar” y  aquella que aporta una economía secundaria. Las mujeres aceptan este tipo de trabajo como una forma de empleo estable, independientemente de las condiciones laborales, pero que a la vez  les permite conciliar con la vida doméstica. Se ahorran tiempo en desplazamiento,  pero sin embargo hay un aislamiento social y profesional.

Además, la crítica feminista discute en relación al teletrabajo si la opción de  esta nueva modalidad repercute de manera negativa en la mujer, puesto que si los trabajos feminizados son los que principalmente se pueden realizar desde casa, será la mujer la que seguirá vinculada al ámbito doméstico, y a su papel tradicional. Además,  si se sigue pensando que la conciliación solo es para la mujer, se seguirá perpetuando la desigualdad en el mercado de trabajo.

En concreto,  Gálvez , trata la opción de la categoría del género como posible fuente de desigualdad en este tipo de empleo. En su artículo analiza las principales ocupaciones en teletrabajo por división sexual: mientras las mujeres se dedican al secretariado, la traducción  y la contabilidad,  los hombres trabajan  en la dirección o a  producciones propias y técnicas donde son los que toman  las decisiones importantes.

Por otra parte, relaciona que la mayoría de mujeres que  realizan el teletrabajo, no tienen tanta capacidad de ascenso y subida de salarios, por lo que en la economía individual  y la autonomía económica también puede verse afectada.

También es importante destacar,  la dificultad de dividir el horario laboral y familiar. La persona que trabaja de esta forma necesita delimitar y separar la jornada laboral de la personal , o si no,  se prolongará  la jornada laboral porque se entremezcla con lo doméstico. Es decir,  tienen que gestionar sus tiempos o que la  propia empresa delimite  perfectamente su jornada  (puede ser un objetivo de la empresa el fomento de este tipo de trabajo puesto que se trabajan más horas que en un trabajo presencial).

Por lo tanto,  la estrategia de ver esta forma de empleo como flexible, es una forma de precarizar el trabajo si es flexible para la empresa pero no para la empleada o empleado.

Por último, me planteo  sobre todo a quién se destina este tipo de trabajo y cómo afecta en el tiempo de descanso de estas personas.  Creo que para llevar a cabo este tipo de trabajo hace falta un cambio estructural en las empresas e instituciones que soliciten esta modalidad de forma igualitaria para hombres y mujeres y para todo tipo de cargos.

Es necesario un cambio social que acepte y que involucre la corresponsabilidad de hombres y de mujeres en el ámbito doméstico, puesto que si no, la mujer seguirá ocupada 16 horas diarias y vinculada continuamente con la esfera privada.

Además, el cambio también tiene que ser cultural;  fomentar el uso de las nuevas tecnologías como una nueva forma de organización laboral, y  no como una misma forma de reproducción de los papeles tradicionales en el empleo sexista  y desigual.[2]

Por lo que el teletrabajo se puede utilizar como discurso de poder , esclavizando o liberando a la persona que lo realice,  en función de cómo se realice y como sea considerado en la sociedad.


[1] GALVEZ A, Pérez C. (2007). Teletrabajo y vida cotidiana: ventajas y dificultades para la conciliación de la vida laboral, personal y familiar. Athenea Digital.15. 57-79. Disponible en:  http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=53712929004

2.- GÁLVEZ A, Tirado F. (2009). Teletrabajo y regímenes de compromiso: mujeres y crítica del modelo laboral presencial.  Psicoperspectivas individuo y sociedad. 7(2). 143-165.


Un Comentario

  1. No estoy de acuerdo con el teletrabajo, las personas pensarán que es más cómodo trabajar en casa sin tener que salir al exterior, pero entonces la mujer que trabaje de teletrabajadora nunca saldría de su casa.

    Es como dice el texto: trabajaría más horas que estando en la empresa y después tendría que hacer las labores del hogar, teniendo en cuenta que estaría sola, sin compañeros, sin participar en otros proyectos, solo lo que la empresa le encarge.

    Creo que esta forma de empleo lo que intenta es que la mujer siga teniendo un lazo muy importante con el trabajo doméstico y que comprenda que su lugar esta en su casa, que es donde tiene que estar y no en la calle, ya que puede hacer su trabajo igual en casa sin tener que dejar de lado el trabajo doméstico, mientras el hombre si podrá tener la libertad en todos sus ámbitos, como siempre ha sido y siempre será.

    Tenemos que luchar en contra de esta forma de trabajo o igualarla también para los hombres.

  2. Aún cuando este tipo de trabajo incide positivamente en que las mujeres que logran acceder a él obtengan cierta autonomía económica y logren acceder al mercado laboral, no cuestiona el trabajo «en la casa» ni la división sexual del trabajo. Al aceptar que las mujeres necesitamos la conciliación laboral y familiar, sin cuestionar la distribución sexual del trabajo, excluimos del debate público la responsabilidad masculina en las tareas domésticas y depositamos la responsabilidad del hogar sobre los hombres de las mujeres únicamente.

    Por tanto, estas políticas de empleo mantienen el estatus quo y recargan la vida laboral de las mujeres bajo la ilusión del trabajo remunerado y la conciliación laboral. Ciertamente no son solo las mujeres las que acceden este tipo de trabajos, no obstante son ellas las que generalmente se encargan del trabajo en el hogar.

    Ahora bien, bajo esta forma de contratación laboral, ciertos valores sociales atribuidos a las mujeres (la sociabilidad, la interacción y el interés por el grupo en los cafés, entre otras) se significan negativamente, cuando numerosos estudios confirman que son precisamente estos espacios los que contribuyen a la salud mental y emocional de los trabajadores y por tanto en la productividad de las empresas.

    Entonces, seguiremos subsidiando a la empresa privada, desde la ilusión de ser «económicamente activas», o tal cual afirma marya2012, aprovecharemos las TIC como una nueva forma de incorporación laboral en igualdad y equidad solo y únicamente sí cuestionamos también la distribución sexual del trabajo en el ámbito doméstico.

  3. Yo soy muy mujer y teletrabajadora. Creo que el impacto de la crisis ha provocado que de forma indirecta, cada vez más empresas estén mostrando interesadas en ofrecer esta posibilidad a sus trabajadores. Yo pienso que con empleos de teletrabajo lo más difícil es poder gestionar el tiempo, separar la vida laboral de la familiar, y que nuestro jefe reconozca el trabajo realizado. Gracias al teletrabajo puedo estar mucho más en casa y para la relación con mi familia ha sido estupendo. Os voy a dejar una web con un software que me han instalado en la empresa que nos ha ayudado mucho a gestionar mejor el tiempo y tanto mi jefe como yo podemos ver la productividad real de mi trabajo y ello me anima a realizar las gestiones mucho más tranquilamente, sin presiones ni estrés. Ojalá más gente tuviera mi suerte en un tiempo de tanta crisis como este. http://www.workmeter.com Saludos.

  4. Pienso que el teletrabajo tiene un doble filo para las mujeres, por un lado es beneficioso para la conciliación entra la vida laboral y familiar, ya que le permite realizar ambas a la vez sin desatender a ninguna de las dos, pero por otro lado vuelve a aislar a la mujer en el ámbito privado del hogar y vuelve a recaer sobre ella la responsabilidad del cuidado de la familia y del hogar.

    Creo que esto puede afectar a la salud mental, ya no sólo de las mujeres, sino de cualquier persona ya que todos necesitamos relacionarnos con los demás y desconectar del hogar y la familia durante un tiempo, el trabajo fuera de casa ha sido siempre una buena manera de llevar esto a cabo.

  5. El teletrabajo tiene tanto para el hombre como para la mujer beneficios y prejuicios. Al mismo tiempo que este tipo de trabajo ayuda a las personas a conciliar vida profesional con vida familiar disminuye las relaciones sociales dentro del ámbito laboral. Esta consecuencia es problemática, pues lo más natural de la humanidad es que establezca relaciones sociales y por eso un trabajo que quita esta posibilidad podrá ser nocivo para el psicológico de las personas.

    Ya en la discusión de la importancia del teletrabajo para las mujeres, pienso que puede ser una buena oportunidad para ellas, pues tendrán la oportunidad de conciliar la educación de los hijos, el cuidado con la casa y la vida profesional. Mientras tanto, es importante que esto no sea un prejuicio para la mujer. El trabajo doméstico y el cuidado con los hijos, jamás podrá ser considerado prioridad de la mujer sino de la pareja, o sea, hay que cambiar la mentalidad que la casa y los hijos son responsabilidad solamente femenina.

    Una vez que la sociedad logre este cambio de mentalidad y se transforme en una sociedad donde hombres y mujeres compartan las actividades domésticas y que existan las mismas oportunidades para hombres y mujeres
    es que podemos discutir, efectivamente, las buenas y malas consecuencias del teletrabajo. Esto porque en relación a la carencia de relaciones afectivas dentro del ámbito laboral puede ser positiva para aquellos que le gustan ser más aislados y tengan problemas en mantener relaciones sociales. Es decir, lo que puede ser malo para muchos es bueno para otros.

    Por fin, estoy segura que el teletrabajo es una buena salida, sobretodo, en esos tiempos de crise, pero siempre cuando lleve en cuenta la perspectiva crítica en relación a las oportunidades entre hombres y mujeres dentro del ámbito laboral.


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