La economía feminista y la conciliación ante los diferentes usos del tiempo.

¿Es posible la conciliación si las desigualdades en la distribución del tiempo persisten entre hombres y mujeres? ¿Cómo consiguen conciliar las mujeres trabajadoras al mando de hogares monoparentales?

La conciliación de la vida laboral, familiar y personal es en la actualidad un tema recurrente y de gran relevancia. La incorporación de las mujeres al empleo remunerado, al mercado laboral, suscita la necesidad de reflexionar acerca de los mandatos de género que influyen de forma determinante en sus vidas.

Con la maternidad/paternidad aumentan las desigualdades en los usos del tiempo entre hombres y mujeres, dándose un peor escenario de forma generalizada en el caso femenino. Aunque esta desigualdad, esta situación, no depende únicamente de tener o no criaturas, también influye la situación familiar y la responsabilidad de otros cuidados familiares (como el de ascendientes y personas en situación de dependencia). En estos casos y en los casos que no existan responsabilidades en torno al cuidado influye la posición social de la mujer en una sociedad predominantemente patriarcal, la dependencia económica, menor nivel adquisitivo o educativo (Ajenjo y García, 2019) o las trabas que se encuentran para la mejora de su posición como son el techo de cristal, el suelo pegajoso o los estereotipos y prejuicios de género en torno a la elección de la profesión.

Esta desigual distribución se da desde la infancia, pero es en la adultez y sobre todo, con la decisión de ser madre que se incrementa. A pesar de lo indicado anteriormente, respecto a la posición de la mujer frente al hombre, incluso en mejores condiciones educativas e ingresos, se mantiene esta desigualdad en la distribución del uso del tiempo (Ajenjo y García, 2019).

Sin embargo, Ajenjo y García (2011) afirman que en el reparto del tiempo dedicado a cuidados y labores del hogar no se percibe una gran diferencia entre los hogares monoparentales donde la madre está ocupada laboralmente y los hogares biparentales donde ambos se encuentran en el mercado laboral. Es decir, la mujer en cualquier situación socio-familiar usa una mayor cantidad de tiempo al cuidado y al mantenimiento del hogar que los hombres.  

Por tanto, la conciliación a menudo consiste en llevar a cabo políticas sociales que favorezcan a las mujeres su dedicación al cuidado y las labores domésticas y no están tan enfocadas a conseguir una distribución más equitativa de los usos del tiempo entre los sexos.

Si ante esta situación, añadimos la variable de hogar monoparental femenino, compuesto por una mujer que está ocupada laboralmente ¿cómo se consigue la conciliación? Nuria García (2019) establece que dedican el mismo tiempo que los hogares biparentales al cuidado, sin embargo, invierten menos tiempo en las tareas domésticas. La principal estrategia empleada por estas mujeres es la convivencia con otros miembros ajenos al núcleo familiar en una proporción mucho mayor que en los hogares biparentales. Sin embargo, compaginar horarios laborales y familiares resulta más complejo en las familias monoparentales que en las biparentales.

A medida que la mujer ha ido accediendo a espacios educativos y laborales de los que a lo largo de la historia ha sido privada, los hombres han accedido en menor medida a los espacios considerados femeninos. Las dobles y triples jornadas a las que se ven sometidas las mujeres visibilizan que la desigualdad sigue vigente. Las políticas de conciliación deben ir encaminadas a incorporar la responsabilidad del cuidado y labores domésticas a las realidades masculinas.

Ante todo esto, las mujeres trabajadoras a menudo se encuentran en una encrucijada entre los mandatos de género que le indican que su deber es cuidar de sus criaturas y del hogar y una vez conseguido sus méritos académicos/laborales enfrentarse a la escasez de tiempo derivada de la suma de las responsabilidades anteriores y la participación en el mercado laboral. Por lo que los logros feministas en el ámbito laboral no han repercutido en la disminución del tiempo empleado a las labores domésticas ni de crianza. En los casos de las familias con madres monoparentales esta situación se agrava, desplegando dos estrategias de “conciliación”: reducir la carga de trabajo en el ámbito doméstico sin renunciar a las de cuidado y el apoyo/convivencia con la familia extensa (García, 2019).

¿Qué propone la economía feminista en torno al uso del tiempo y la conciliación? En primer lugar, hay que destacar la importancia de los cuidados para el mantenimiento de la vida y la relevancia económica que posee el trabajo doméstico. El debate sobre el cuidado o trabajo doméstico, aportado por la economía feminista, trajo consigo el uso del concepto “economía del cuidado”, refiriéndose a todas las actividades imprescindibles para la supervivencia, además de destacar que a través del cuidado se reproduce la fuerza de trabajo dentro de las economías capitalistas. Respecto a la organización social del cuidado, las responsabilidades están distribuidas de manera desigual, asumidas mayoritariamente por las mujeres. Aplicando una mirada interseccional, el cuidado no ocupa los mismos tiempos en diferentes clases sociales o culturas. Así, a través de esta organización, cuyas medidas de conciliación resultan insuficientes, se perpetúan situaciones de desigualdad entre hombres y mujeres. Por lo que abordar la complejidad de la organización del cuidado es una medida clave para alcanzar una igualdad efectiva y real entre los sexos, económica y social (Rodríguez, 2015) sin olvidar, que la corresponsabilidad debe acompañar a cualquier medida llevada a cabo en torno a la conciliación.

BIBLIOGRAFÍA.

Ajenjo, Marc y García, Joan. (2011). El tiempo productivo, reproductivo y de ocio en las parejas de doble ingreso. Papers, pp. 985- 1006. https://papers.uab.cat/article/view/v96-n3-ajenjo-garcia

Ajenjo, Marc y García, Joan. (2019). La persistente desigualdad de género en el uso del tiempo en España. Centre d’Estudis Demogràfics. https://www.ced.cat/PD/PerspectivesDemografiques_014_ESP.pdf

Rodríguez, Corina. (2015). Economía feminista y economía del cuidado. Aportes conceptuales para el estudio de la desigualdad. Nueva sociedad, nº256, pp. 30-44. https://ri.conicet.gov.ar/handle/11336/47084


Un Comentario

  1. A colación de lo que ha comentado la compañera, es verdad que aun existiendo novedosas reformas legislativas en materia de Derecho laboral y de Seguridad Social orientadas a favorecer la conciliación, ello no ha podido cambiar los distintos roles que se mantienen en relación al cuidado de menores, dependientes a su cargo y al hogar. Es decir, aun existiendo estas reformas, las empresas no han podido o, no han sabido ser parte de la transformación del paradigma.

    Aun así, existen mecanismos de conciliación femenina como pueden ser las ausencias laborales y/o renuncia profesional, o bien la externalización total o mayoritaria de las tareas de cuidado. Esta externalización funciona tanto para el cuidado de los menores como de los ascendientes a cargo de las mujeres trabajadoras o personas con discapacidad dependientes. Esto conlleva a que se recurra cada vez más a servicios públicos y privados (guarderías, centros de mayores…) a los que se pueden acudir. Ahora bien, no todas las mujeres disponen de recursos económicos para las prestaciones de cuidado, y tampoco pueden dejar de trabajar para renunciar a un salario e incluso, muchas veces, no tienen la posibilidad de corresponsabilizar a otro sujeto. Esto es una de las consecuencias de pertenecer a un colectivo de especial situación de vulnerabilidad.

    Para ello, las nuevas políticas publicas de conciliación y corresponsabilidad podrían mejorar el paradigma, no solo reformando las instituciones laborales sino también ayudando económicamente- especialmente- a mujeres trabajadoras que no pueden llevar ellas mismas todo el cuidado que supone el de personas a su cargo ni pagar en el mercado privado las prestaciones a dichos cuidados.

    QUINTERO LIMA, MARIA GEMA (2021): Conciliación, corresponsabilidad y economía del cuidado.
    https://theconversation.com/conciliacion-corresponsabilidad-y-economia

  2. No me había salido la notificación de tu respuesta y discrepo en el segundo párrafo.
    Entender la conciliación solo en términos femeninos no es lo más adecuado y nunca puede desvincularse de medidas de conciliación dirigidas también a los padres o la corresponsabilidad sería inalcanzable.
    La reducción de la jornada laboral o dejar un empleo son estrategias de conciliación y diría que de supervivencia cotidiana. Pero se queda corto y la externalización si es pública y garantizada sí. Las medidas de discriminación positiva, como ayudas económicas a mujeres trabajadoras deben acompañarse de concienciación, sensibilización y medidas didácticas a la población trabajadora general.


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