Estos días se ha celebrado en Zaragoza la Feria Internacional de Maquinaria Agrícola con más de 200.000 visitantes, lo que ha repercutido en un aumento considerable de las visitas a clubs de prostitución, hasta el punto de tener que traer a la ciudad multitud de mujeres de otros lugares para satisfacer los deseos de los compradores masculinos.
La Unión Europea en pleno siglo XXI nos pide incluir en la contabilidad de los Estados el dinero obtenido de la prostitución mientras que ignora la riqueza que producimos las mujeres con los trabajos en los hogares los cuales, por cierto, permiten que sean viables el resto de las actividades económicas.
Esto muestra cómo la explotación y subordinación de las mujeres es una pieza clave para que este sistema económico siga funcionando. Y explica además otros fenómenos, ¿o acaso puede entenderse la violencia hacia las mujeres sin que existan formas de amar basadas en la desigualdad? El poder, de rostro masculino, blanco, heterosexual y burgués, es el lugar que domina las interpretaciones del mundo, y es desde donde se establece qué deseos importan y cuáles no.
España se encuentra a la cabeza de Europa en cuanto al consumo de la prostitución, entorno al 40% de los hombres españoles han participado en esta economía ilícita. Actualmente, en torno al 90% de las mujeres prostituidas son migrantes que llegan a través del tráfico ilegal de personas. Muchas de ellas han sufrido malos tratos.
El sistema patriarcal junto con fuertes componentes económicos y raciales sustentan la prostitución. Se mercantiliza la vida, sus cuerpos y deseos. Quienes pueden pagar por estos “servicios”, acceden a la dominación sobre cuerpos de mujeres de todas las partes del mundo aprovechando la fragilidad de sus economías.
Hoy en España la trata ilegal supone un 4,5% del PIB, y ello a pesar de haber suscrito en 1949 un Convenio de Naciones Unidas que tipifica como delito concertar y explotar la prostitución de otra persona; o también las diferentes leyes de ámbito estatal y autonómico que prohíben formalmente las situaciones de desigualdad entre hombres y mujeres.
No es posible en este marco legal, que siga existiendo hoy el negocio de la prostitución, ni el de la pornografía, un verdadero marketing de la idea de que se puede comprar una relación de poder hacia una mujer y de que las demandas sexuales masculinas, sean cuales sean, son incluso deseadas por las mujeres. Todo esto crea desigualdad y deshumanización, siendo aun mas complicado el camino hacia la equidad entre mujeres y hombres.
En coherencia con nuestra legislación deben aplicarse de una vez medidas que penalicen el proxenetismo, no a la mujer prostituida, sino a quien se lucra de su situación. Necesitamos con urgencia los recursos y, sobre todo, las decisiones políticas que aseguren la puesta en práctica de la legislación en materia de igualdad.
Enlace: http://arainfo.org/prostitucion-economia-ilicita-en-la-fima/