¿Medidas de acciones positivas en el año 2021?

Venimos hablando desde algún tiempo atrás sobre la importancia de contar con medidas de acciones positivas, las cuales consisten en la eliminación de toda discriminación que atente contra un grupo de personas, en nuestro caso lo centramos en las mujeres. Dichas medidas se oponen a las acciones que no permiten que las mujeres disfruten en igualdad de los derechos sociales, por ello, el principal fin es que los hombres y mujeres tengan los mismos derechos y oportunidades en todos los ámbitos de la vida, tanto social, laboral, económicamente, como en la política y la cultura.

Cabe resaltar que España, cuenta con una ley que lucha por la igualdad efectiva entre los hombres y las mujeres, concretamente la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo. En la que se dicta, que el Estado debe luchar para promover y garantizar la igualdad efectiva entre las personas, indistintamente de su género o sexo, adoptando medidas de acciones positivas temporales si fuese necesario, cuyo fin sea acelerar justamente la paridad entre los sexos y erradicar las distinciones. Del mismo modo, se hace hincapié dentro de esta misma ley en el artículo 9.2, donde se consagra la obligación de los poderes públicos de promover las condiciones para que la igualdad de los/as individuos/as y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas, y cito textual:

            “La Ley se refiere a la generalidad de las políticas públicas en España, tanto estatales como autonómicas y locales. Y lo hace al amparo de la atribución constitucional al Estado de la competencia para la regulación de las condiciones básicas que garanticen la igualdad de todos los españoles y las españolas en el ejercicio de los derechos constitucionales, aunque contiene una regulación más detallada en aquellos ámbitos de competencia, básica o legislativa plena, del Estado”

Por tanto, esta ley nos esclarece que toda persona que atente contra las mujeres de forma discriminatoria y desigual, debe recibir una pena por incumplir las normas españolas; algo muy positivo para los/as ciudadanos/as de esta nación. Pero, ¿realmente esto es así?

Pues ya podemos decir que NO. Un claro ejemplo de que esto que venimos hablando no se cumple, lo hemos podido ver en una noticia en la que ha saltado las alarmas sobre un pleno político, en el periódico La Vanguardia, hace apenas un día (el cual os invito a ver: https://www.lavanguardia.com/politica/20210409/6638440/vox-psoe-congreso-sandra-guaita-senora-presidente.html).

En dicho cometido, podemos ver como la presidenta de la cámara, cede la palabra a un diputado de vox, haciendo uso de un lenguaje exclusivo erróneo refiriéndose a dicho diputado como “Señor diputada”. Este representante de Vox, le corrigió de forma despectiva su forma de hablar, preguntándole si el lenguaje que esta había utilizado era consciente o inconscientemente, reclamándole con un “Señora presidente” en vez de señora presidenta. Esta lo había utilizado como arma de doble filo, consciente, ya que principalmente los participantes del grupo político de Vox, hacen un uso de lenguaje que excluye a las mujeres, quedando una clara evidencia en su intervención, pero también, sobre todo lo que esté fuera del binarismo o norma heterosexista masculina. Por tanto os planteo, ¿cómo vamos a luchar y a consolidar medidas de acciones positivas si desde las bases de la política esto se está incumpliendo y no se penaliza?

En esta sociedad que todavía se mueve en gran parte por la jerarquización de los poderes, podemos ver como personas que socialmente ocupan posiciones de altos cargos y representaciones sociales de todos/as los/as ciudadanos/as atentan continuamente contra el derecho igualitario entre los hombres y las mujeres, por lo que como sociedad no podemos permitir este tipo de comentarios que deberían ser sancionados mínimo disciplinariamente retirándole de sus labores. Gente que obten a representarnos, que no prediquen con el ejemplo, usen ese vocabulario y tengan esa discriminación hacia las mujeres nos deja más que claro el patriarcado en el que vivimos, y que muchos quieren seguir viviendo. Pero además, también dice mucho de nosotros y nosotras como país, que dejamos que esa gente postule a presidir un gobierno con esos ideales heteronormativos, machistas, excluyentes, homofóbicos…

Referencias bibliográficas:

¿Elección u obligación en los trabajos?

Según el Boletín estadístico del Instituto de la Mujer (2013), la corresponsabilidad de la mujer en la familia avanza, siendo el 91,1% ellas las dedicadas a los cuidados del hogar y la familia, aumentándose el tiempo dedicado a 4 horas y 29 minutos. Frente al 74,7% de los hombres, y la mitad de horas, concretamente 2 horas y 32 minutos. El INE en 2016 generó un informe que esclarecía que las mujeres dedican un total de horas semanalmente al cuidado del hogar y la familia de 112 horas, un 66.66% frente al total de horas de los hombres que son 78, un 46.42%, viéndose aquí la clara diferencia que existen entre ambos sexos reiterada y persistente en los años.

Podemos resaltar como importante otros datos más recientes por parte del Ministerio de trabajo, migraciones y seguridad social (2020), donde se evidencia que el 90,93% de las excedencias por cuidados de hijas/os son solicitadas por la parte materna. Un total de 43.091 solicitudes de mujeres frente a 4.297 por parte de los padres se llevaron a cabo en el 2019. En cuanto a las solicitudes por excedencias por cuidado de personas dependientes fueron por parte de las mujeres un 81,26% un total de 9.798 solicitudes por ellas, en contraposición de 2.260 por parte de los hombres en el año 2019.

Se muestra como las empresas, la sociedad, los hombres y mujeres se siente con la obligación de seguir un rol estipulado cumpliendo con lo anteriormente realizado, es decir, seguir con la tradición machista de mujer como cuidadora del hogar y la familia, y hombre como principal motor económico que trae el dinero a casa (Alcañiz, Mercedes, 2016)

Así pues, comentamos que del total de personas que permanecen inactivas en el año 2019 por cuidar a personas dependientes (niños, adultos), el 93,0% eran mujeres. El 32,1% de las mujeres inactivas por cuidar a personas dependientes tenían de 35 a 44 años y el 26,5% de 25 a 34 años. El 43,6% de las mujeres de 35 a 44 años inactivas por cuidar a personas dependientes alega como motivo de la inactividad no poder costear los servicios adecuados para el cuidado de niños, y un 7,4% de mujeres inactivas de este grupo de edad alega no poder costear los servicios adecuados para el cuidado de adultos enfermos, discapacitados o mayores (INE, 2020).

A día de hoy, podemos apreciar cómo se defienden hasta en discursos televisivos como por ejemplo con el programa actual de Rocío Carrasco, donde se penaliza y dicta sentencia sobre que la madre no estuviese con sus hijos en determinadas horas del día y estuviesen a cargo de una niñera para ayudar y cubrir los cuidados de los/as bebés… Recayendo nuevamente en la imagen que tenemos de buena madre al cuidado de sus hijos, sin preguntarnos por qué no tenemos esta imagen de los padres o se les exige lo mismo.

El cuidado del hogar y de los/as hijos/as no es exclusivo de la parte femenina del hogar como ya sabemos, consiste en la colaboración por parte de los progenitores y de todos los convivientes que habiten en un mismo lugar. Pero su peso, hace que las mujeres se encuentren con un sinfín de obstáculos que dificulten el mantenimiento del trabajo con la conciliación familiar, como pueden ser sueldos precarios, basados en jornadas reducidas que no alcanzan como sustento del hogar, o excedencias voluntarias obligadas, facilitando todo ello a la contratación de hombres y por consiguiente a la discriminación laboral entre los diversos géneros.

Referencias bibliográficas:

Comercialización del 8M Día de la Mujer

Como bien sabemos, desde hace más de cien años, cada 8 de marzo se reivindica los derechos igualitarios entre las mujeres y los hombres, con el fin de conseguir la igualdad plena y mismas oportunidades en todos los ámbitos de la vida, pero ¿todos y todas nos manifestamos con el mismo fin? Esta entrada intentará dar respuesta a este estigma desde el que partimos para comprender la situación actual.

Es necesario destacar, que en pleno 2021, tras un año de la pandemia declarada por la OMS por la COVID-19, días posteriores de la última celebración multitudinaria del 8M en España, dicha celebración fue señalada como uno de los principales focos de contagio del virus en nuestra nación, dando lugar a críticas por los medios de comunicación y la sociedad patriarcalista en la que vivimos. Este hecho ha seguido siendo perseguido en el 2021, hace apenas unas semanas, cuyas manifestaciones fueron acopladas a las medidas sanitarias y a la “nueva normalidad” que llevamos a cabo en nuestro día a día, y aun así fueron calificadas como imprudentes. Resaltando, que otras muchas manifestaciones en contra de la gestión del gobierno, no tuvieron la repercusión mediática que ocasionó este suceso. Y a colación de ello, podemos encontrar en Twitter, Facebook u otras muchas redes sociales a representantes políticos como, Pablo Casado máximo del Partido Popular o Santiago Abascal, como cabecilla del grupo ultraderechista VOX, haciendo una mala y sucia política atacando al 8M como manifiesto y en contra de todas las personas que buscamos una igualdad de la calle y real, para acabar con el machismo imperante en nuestras vidas (González Christian, 2020). Corroboramos con las informaciones que se nos han proporcionado a lo largo de este máster, que el 8M no es un capricho, es una necesidad, como quedaba constancia además, en una de las entrevistas concedidas a Cadena Ser (2021) por parte de Asociaciones y Movimientos feministas del presente año.   

Pero ahora bien, no solo la política utiliza a las mujeres para contraatacar al poder gobernado por los hombres, como hemos dejado constancia anteriormente, sino que también las industrias como por ejemplo las textiles utilizan este logo para garantizar su economía y aumento de ventas. “Springfield a puesto a la venta una camiseta con ‘Wonder Woman’ como mensaje estampado en la parte delantera. Se trata de una edición especial por el Día Internacional de la Mujer” (Blanco, Víctor. 2020). Comprobándose así como el uso de las técnicas comerciales y publicitarias utilizando ese logan, no son para la lucha del fin, sino para obtener ganancias como empresas. Cabe apuntar, el tweet de una chica que ruló por redes, en el que decía: “No queremos descuentos, promociones, cenas o regalos. Queremos que nos dejen de matar, de violar, de golpear, de subestimar y de decidir sobre nuestras vidas. Solo eso, si no es mucho pedir”

Como nos decía Mónica Charroux, para los/as ambiciosos/as y concienzudos/as, el desafío actual se convierte en una oportunidad para ayudar a construir una nueva base para que nuestra sociedad se desarrolle de una manera más humana, inclusiva y crítica. Algo mucho más perdurable y ético que cualquier reconocimiento comercial.

Posdata: Es una realidad que llevamos un año inmersos en una pandemia que se ha acabado con miles de personas, pero lo que es también una realidad es que parte de la sociedad lleva toda la vida conformándose con algo que no se cataloga como pandemia, pero que también se cobra la vida de millones de mujeres, como es el machismo. No podemos caer en el error, de que se nos domine a través de los medios de comunicación y la comercialización, por ello hay que ser crítico y no permisivo con ningún micromachismo, evitando así olvidarnos de nuestro fin primordial, la lucha por la igualdad.

Referencias bibliográficas: