La segregación de sexos en la escuela.

El hecho de la retirada del tabique que hacía que los niños y niñas estuvieran segregados en la escuela fue muy significativo. A partir de aquí se inició el propósito de crear una escuela con mejores condiciones, a fuerza de acabar con la ignorancia y la pobreza.

En la Constitución de 1931 aparecieron aspectos educativos a seguir en la República: escuela única (igualdad, gratuidad, obligatoriedad y pública), laica, con metodología activa, libertad de cátedra, solidaridad humana y enraizada en el medio social y cultural. La Carta Magna también reclamaría avances como la igualdad de la mujer.

A partir del primer gobierno republicano, se inculcaría a las maestras un triple papel en la escuela: perfeccionar el magisterio, introducir la metodología de la Constitución de 1931 y transmitir el modelo de ciudadanas.

Por este entonces, el “alma” de la escuela era por encima de todo los maestros, por encima de la modernización de las infraestructuras, mejoras pedagógicas etc, sin quitarle importancia a estas últimas. Este “alma” se conseguiría con un plan global realista, modificando aspectos como la formación y selección de los docentes. Aquí, el gobierno republicano, no se deshizo de los profesores que habían trabajado antes. El hecho de que no existieran sanciones hizo que las maestras e inspectoras tuvieran una gran experiencia.

Una reforma que tuvo mucha importancia fue el Plan Profesional en 1931 que dividía la enseñanza en tres fases complementarias: la pedagógica, la cultural, la Normal (destacando la coeducación) y la práctica. Esto provocó un reconocimiento total de la mujer en la escuela y su correspondiente autoridad. Sin embargo, a esto le siguió el hecho de denominarles “escándalos de carácter sexual”, lo que tuvo gran difusión.

Como alternativa al funcionariado, existían los Cursillos de Selección para las maestras, lo que permitía completar los conocimientos y la experiencia insuficientes de algunas maestras. Otra alternativa fue, para la formación permanente, los Centros de Colaboración a través de Semanas Pedagógicas además de las Escoles d’Estiu catalanas.    

Otra tarea que se les atribuyó fue la de difundir las propuestas de la  Constitución republicana, formando críticamente a las alumnas, enseñándoles para la vida. A partir de 1876, la Institución Libre de Enseñanza se propuso crear centros a través de la Asociación para la Enseñanza de la Mujer, dónde estaría muy presente la coeducación, la aconfesionalidad, con una pedagogía activa que supondría una educación integral, disfrutando de becas para viajar al extranjero. A partir de esto, la educación de la mujer fue entendida como algo permanente e ilimitada.

Por otra parte, la igualdad legal de la mujer como aportación de la República supuso un gran avance para el movimiento feminista, cuya meta era la independencia personal de las mujeres. La mujer debía ser en la escuela a partir de ahora un “modelo de conducta”, lo que constituía otro importante papel que debían de cumplir dentro del área escolar. Gracias a esto y al sufragio universal, las maestras comenzaron a tomar lugar en         la Administración del Estado.

Finalmente, con la instauración del Franquismo, las maestras republicanas tuvieron que exiliarse, fueron denigradas y hasta encarceladas.

Como conclusión, puedo decir que la República ha sido un periodo que ha traído los mejores aires de innovación, tanto en pensamiento como en actuación a la escuela. En primer lugar, la imagen reconocida y respetada de las maestras. En segundo lugar, los valores pedagógicos instaurados: coeducación, igualdad, libertad, compromiso… En tercer lugar, el gran número de instituciones y programas creados en torno a este avance que supusieron una gran ayuda al progreso de la educación. En cuarto lugar, el reconocimiento y el peso de la mujer maestra en la Administración  Pública del Estado y en la política. Estos años fue un pleno auge de la educación, el cual fue destruido por el franquismo, que hizo que todo esto no quedara más que en el recuerdo y para servir como ejemplo para la práctica pedagógica actual.


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