La explotación de la mujer en la industria textil

El negocio de la industria textil en la mayoría de los casos se sitúa en los países donde su índice de pobreza es muy elevado, esto con el fin de que las empresas presten malas condiciones laborales no sean descubiertas y castigadas por ello. Es por esto, que es importa visibilizar esta problemática que afecta a nivel mundial la calidad de la vidas de las mujeres trabajadoras en este campo.

Tenemos claridad de donde se fabrica la ropa que usamos, con solo mirar la etiqueta que viene en el interior de la ropa nos percatamos que viene de lugares como China, Bangladesh, India, Vietnam, entre otros. No obstante, no tenemos claridad de las condiciones laborales en las que se fabrica esta ropa, cual fue el proceso en que se vio sometido los recursos naturales, cuales con las condiciones de vida de las personas que hacen estas prendas, el daño medio ambiental a los que se somete el planeta para fabricar estas prendas, la calidad de las prendas.

Las mujeres en esta industria trabajan hasta 12 horas por día, en condiciones inhumanas y ambientes hostiles; además, muchas veces laboran en contra de su voluntad. La industria textil, en la mayoría de los casos, es efectuada por las mujeres; estadísticamente, el 80% de la fuerza de trabajo en esta industria son mujeres jóvenes, de entre 18 y 24 años. Por esa razón, pienso que es necesario hablar y darle visibilidad a la situación que tienen estas mujeres para poder ir cambiando poco a poco sus condiciones laborales.

Algunas de las marcas más famosas que se encuentran beneficiadas por tan dañinos entornos, son: H&M, Mango, y las del Grupo Inditex (Zara, Massimo Dutti, Pull & Bear, Bershka, Oysho, Uterqüe, Lefties y Stradivarius). Estas empresas buscan países proveedores que les permiten conseguir una mejor rentabilidad y una producción a bajo costo, en donde las mujeres encargadas de crear “la ropa que está a la moda” trabajan por salarios denigrantes.

En conclusión, pienso que la industria del vestido es un negocio que beneficia a algunos pero que también perjudica a muchísimas personas, sobre todo mujeres. Por eso ha sido tan importante la creación de organizaciones que luchan por los derechos de estas mujeres, quienes muchas veces por necesidad tienen que trabajar en tales condiciones. Si bien, cada vez existen más líderes femeninas en la industria textil que buscan cambiar la realidad que viven, sin embargo todavía falta mucho camino por recorrer, pues esta transformación se ha de completar por nosotros y nosotras que consumimos, concientizándonos e informándonos sobre dicha situación, y sumándonos a las organizaciones que luchan por erradicar esta terrible realidad de abuso y discriminación.

La industria textil es un negocio que no beneficia a todas sus partes, estos trabajos en condiciones precarias afecta sobre todo a las mujeres. Es por esto, que es importante visibilizar el contexto en la que se mueve esta maquinaria y buscar posibles soluciones desde una pedagogía del consumo, para erradicar la desigualdad.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

Lowly. (2017). La realidad de la mujeres en la industria textil. Couture. Recuperado de: http://miradacouture.com/la-realidad-de-las-mujeres-en-la-industria-textil/53222/

Robles. M. (s.f.). Mujeres en la industria textil: radiografía de un trabajo patriarcal. Filo.news. Recuperado de: https://www.filo.news/Mujeres-en-la-industria-textil-radiografia-de-un-trabajo-patriarcal-l201902270001.html

SIPSE/Agencias. (2018). La industria textil el nuevo disfraz de la esclavitud. SIPSE.com. Recuperado de:  https://sipse.com/mundo/notas-especiales-industria-textil-trabajo-esclavitud-negocio-trabajadores-personas-sipse-noticias-282491.html

¿Por qué capital, si somos humanos? Intereses económicos en el Sistema Educativo.

Educación y economía constituyen el marco general de las grandes preocupaciones del sistema. O debería. Las fases sucesivas que arrastran estas dos variables van camufladas continuamente por una máscara mercantilista, lo que conlleva, a mi parecer, que así se relacionen. Si la educación no estuviera movida por intereses económicos que se resumen en una supremacía constante, éstas no irían necesariamente relacionadas. Pero esto no tiene por qué ser peligroso.

Si analizamos el papel de la teoría del capital humano, nos damos cuenta que ésta teoría en torno a la educación y el sistema productivo-mercado laboral, genera al fin y al cabo diferencias entre los trabajadores. Hasta aquí todo bien. Te formas más, aumenta tu productividad, y por lo tanto, eres diferente a las demás personas que tengan menos o más formación que tú. Ahora bien, consecuencia de esto es que si tú quieres aumentar tu nivel económico social, te debas formar. ¿Y cómo es conocida la formación en un sistema mercantilista? Como educación formal. Es más, como educación meramente formal. Ahora es cuando las importantísimas e imprescindibles educación no formal e informal comienzan a pasar a un segundo plano. La gran lacra de la educación hoy en día. Si este es uno de los motivos por los que no se tiene en cuenta, ¿por qué seguir defendiéndolo?

Por otro lado, dejar clara mi creencia de que dicha teoría es una simple TEORÍA, que no tiene en cuenta aspectos como el contexto social, familiar, étnico etc. Esto conlleva a que constituya directamente desigualdades sociales. La explicación es muy sencilla: la teoría explica la evidente relación entre nivel de cualificación y nivel de ingresos. Pero entonces, ¿cómo se explica dicha teoría que existan mujeres que por el simple hecho de ser mujeres, tengan menor salario? ¿Y personas que por pertenecer a otra etnia o raza tengan peores condiciones y esto haga que tengan menor salario? Después de esto queda claro que la necesidad de tener en cuenta dichas variables no entran en el constructo de esta teoría.

Supongo que la solución que para que esto no ocurra se reduce a que es totalmente necesario incluir en el currículo educativo, desde edades tempranas y de manera transversal, la educación para la igualdad en todas sus vertientes, desde la preventiva, como la intervencionista. No obstante, la Ley señala la intención de incluir para ello acciones formativas en la comunidad educativa y medidas para el Sistema Educativo sin regular, por otra parte, en ninguna de ellas, la forma y manera de cómo serán incluidos, ni la modificación de Órdenes y Decretos ya existentes, así como Instrucciones educativas, que dan lugar a Protocolos oficiales vigentes

Frente a ello, se exponen soluciones como el reforzamiento de políticas internas, evaluación de las situaciones de las mujeres (tanto como en el ámbito social como en el educativo), llevar a cabo “leyes estrictas”, establecer un mecanismo de denuncia y de investigación, impartir formación sobre la temática, llevar a cabo iniciativas de comunicación y sensibilización, imponer sanciones disciplinarias, implicar activamente a los hombres y promover una cultura sensible a las cuestiones de igualdad y género en los parlamentos.

Por su parte, es importante destacar que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo incluye, dentro del ámbito de la Igualdad de Género, un apartado dedicado a la participación de las mujeres en la toma de decisiones, desde el ámbito privado (el hogar) hasta el público (parlamentos nacionales), incluyendo los comités internacionales, los parlamentos, las administraciones públicas y la judicatura, lo cual se pretende incluir (a largo plazo), en el Sistema Educativo.

Esto es apoyado por la resolución sobre la participación de la mujer en la política aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2011, la cual es de gran interés ya que reafirma y destaca los siguientes textos en los que se contemplan principios, medidas y aspectos sobre la igualdad en la toma de decisiones de las mujeres: 

– Carta de las Naciones Unidas.

– Declaración Universal de Derechos Humanos.

– Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer.

– Plataforma de Acción de Beijing.

– Naciones Unidas para la Igualdad entre los Géneros y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU-Mujeres).

– Resolución 1325 (2000) del Consejo de Seguridad, de 31 de octubre de 2000.

– Resolución 58/142, de 22 de diciembre de 2003.

– Resolución 1325 (2000) del Consejo de Seguridad.

¿Modelos web cam prostitución o trabajo formal?

El modelaje webcam es un tipo de trabajo sexual que se ha consolidado durante los últimos veinte años. Surge a partir de la introducción de la cámara web, las plataformas de transmisión de video en vivo y la entrada de jóvenes adultos a la navegación en internet a principio de los años 2000. Se caracteriza por la transmisión en vivo de un show erótico por parte de un modelo webcam, usualmente individual y mayoritariamente femenino, a través de unas plataformas web centradas y diseñadas para este tipo de entretenimiento. A cambio de esto, la modelo webcam recibe una propina por parte del cliente en forma de una moneda virtual llamada token, que luego es convertida a su valor en dólares y de la cual la modelo recibe una comisión. Estos shows son transmitidos usualmente desde la residencia de la modelo, aunque es común encontrar estudios que sirven como lugares de trabajo en los que las modelos encuentran todo lo que necesitan para trabajar: cámaras, computadores, internet con banda ancha, habitaciones adaptadas para las transmisiones y personal capacitado para asesorarlas.

El modelaje webcam, consolidado como pionero en actividades de intercambio monetario/sexual, tuvo sus inicios en 1996 como un espacio doméstico que buscaba transmitir un registro de la vida sexual de un grupo de mujeres llamadas las JenniCams (Preciado, 2020). El reconocimiento de este espacio se hizo visible a nivel mundial, transformándose en un fenómeno que con el paso del tiempo incrementó a tal punto detener un 400% más de modelos webcam con relación a su comienzo (Bustos, 2017).

Con lo anterior, dio como resultado la aparición de plataformas, aplicaciones, comunidades virtuales con el objetivo de crear un publico para los servicios que ofrecen las y los modelos web cam, se crea unas ofertas y unas demandas por medio de una cámara Web. De esta forma, estas practicas sexuales cibernéticas se posiciona en nuestra actual sociedad y se deja a un lado las practicas sexuales clásicas, en donde tiene como finalidad crear diversas experiencias.

Algunas modelos Web Cam consideran que su profesión es igual a cualquier otro trabajo ya que cumplen con horarios, prestan un servicio por el cual es remunerado, cumplen con metas, tiene un lugar de trabajo, tienen reglas, tienen un jefe, coordinadores, pagan impuestos, esto es lo que exponen algunas modelos Web Cam de América Latina, por otra parte algunas personas de este mismo gremio consideras que es prostitución ya que están vendiendo su intimidad por medio de paginas web.

Con las anteriores ideas expuestas, me gustaría saber su postura de las siguientes preguntas: ¿Qué considera usted por Modelaje Web Cam?, ¿Es el modelaje Web Cam prostitución o trabajo formal ?

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

Arango Gaviria, Luz Gabriela. 2011. «Género, trabajo emocional y corporal en peluquerías y salones de belleza». La Manzana de la Discordia 6 (1): 9-24. Cali: Centro de Investigaciones y Estudios de Género, Mujer y Sociedad, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad del Valle.

Barahona, María José, y Luis Mariano García. 2006. «La prostitución: descripción, tipología y factores». Trabajo Social Hoy, 47: 67-91. Madrid: Colegio Oficial de Trabajadores Sociales de Madrid.

ECONOMÍA FEMINISTA: El futuro de una nueva economía

En los últimos años se ha empezado a hablar con más fuerza del término «economía feminista», que se caracteriza por ser capaz de integrar la lucha de las mujeres en el feminismo dentro de las dinámicas que se generan en el mercado económico. Estas dinámicas guardan una estrecha relación con las mujeres, en la medida en la que se generan en los mercados de trabajo procesos excluyentes y discriminatorios sobre las mismas. El sector femenino se enfrenta, aún en nuestros días, a condiciones de trabajo injustas y no acordes a su nivel formativo, donde las mujeres destacan sobre los hombres obteniendo en mayor medida titulaciones universitarias y de estudios superiores.

Entre las características principales en las que se desarrolla el empleo femenino, se encuentran los salarios más bajos que los hombres, «anotando un total de 11.487 euros las mujeres frente a los 17.577 euros de salario medio de los varones, lo que supone una brecha «inédita» en las últimas décadas» (Ortega, 2022).

Por otro lado, la temporalidad también estaría muy relacionada con el empleo femenino, pues la carga que soportan las mujeres en el ámbito doméstico les afecta a la hora de buscar trabajo, especialmente si hay niños/as o personas mayores que requieran de especial atención. Si además de esto, se añade el hecho de que en muchos hogares se sigue presuponiendo que el trabajo del hombres es el principal y el de la mujer un complemento o secundario, no es de extrañar que muchas mujeres renuncien a trabajar fuera del hogar o adapten la búsqueda de trabajo hacia empleos a tiempo parcial. Esta situación a largo plazo va a perjudicar la reincorporación de las mujeres al mercado laboral y ya es observable a través de las cifras, » la diferencia en términos de temporalidad respecto a los hombres se ha multiplicado por diez. Así, si en el último trimestre del 2019 había 27.700 mujeres más en contratación temporal, en el mismo período del 2021 había 272.500 más» (Ortega, 2022).

Por toda esta situación de precariedad que sufren las mujeres en el mundo laboral, la economía feminista plantea apostar por una nueva economía que tenga en cuenta a las mujeres, «una corriente de pensamiento heterodoxo preocupada por visibilizar las dimensiones de género de la dinámica económica y sus implicancias para la vida de las mujeres» (Rodríguez, 2015).

La teoría de la economía feminista ha hecho grandes aportaciones para lograr el reconocimiento de los cuidados no remunerados o invisibles que desarrollan las mujeres de todo el mundo, y que se ha demostrado que son fundamentales para el buen funcionamiento del sistema económico. Ha puesto sobre la mesa la desigualdad en la que esta basado el sistema económico capitalista actual a través de «la noción de «economía del cuidado» que propone, que ha contribuido a actualizar el debate feminista sobre las formas de organización de la reproducción social y a reconocer el impacto de estas en la reproducción de la desigualdad» (Rodríguez, 2015).

En conclusión, el objetivo fundamental de esta teoría económica es ir en contra de la reproducción del capital y de la sociedad consumista que ha creado el capitalismo. Pone el foco en saber identificar y afrontar la desigualdad de género como única forma de lograr una verdadera igualdad socioeconómica. «Pretende la reproducción de la vida. La preocupación no está en la perfecta asignación, sino en la mejor provisión para sostener y reproducir la vida» (Rodríguez, 2015).

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Ortega, A. (2022, Febrero 21). La brecha salarial entre mujeres y hombres escala al 34,6 %. La Voz de Galicia. https://bit.ly/3sOkBMb

Rodríguez, C. (2022). Economía feminista y economía del cuidado. Aportes conceptuales para el estudio de la desigualdad. NUEVA SOCIEDAD, 256. https://bit.ly/3Pckh3e

UNA SOCIEDAD CONSUMISTA

La sociedad actual en la que vivimos la mayoría de las personas de este mundo se caracteriza por una absoluta tendencia a comprar y a acumular objetos materiales que en muchas ocasiones no necesitamos o incluso ya tenemos, es decir, ya no solo nos hacemos con los productos que cubren nuestras necesidades básicas sino que estamos yendo mucho más allá. 

Analizando a las personas que crean mi entorno más cercano, incluso a mí misma, me doy cuenta de que nos estamos convirtiendo en consumidores/as compulsivos/as, que no podemos parar de comprar y abastecernos de cosas que realmente no nos hacen falta. Tener el último móvil, 10 pares de pantalones distintos, incontables camisetas o televisión en el salón y en el dormitorio entre otros caprichos de los que nos hacemos dueñas/os. Lo peor de todo llega cuando te das cuenta de que dejamos de utilizar las cosas sin que lleguen a estropearse o romperse y las desechamos para conseguir objetos nuevos, que nos acerquen al resto de la sociedad y no se nos aleje del grupo al que queremos pertenecer, a esto lo conocemos como obsolescencia percibida, en otras palabras, cambiamos de artículo cuando este pasa de moda y ya no nos gusta.

Dejando a un lado el consumismo de las personas físicas, nos podemos adentrar en la acción que realizan en este sentido las empresas proveedoras de productos que más solemos utilizar, además de cambiar cada año o cada poco tiempo el aspecto de sus objetos más cotizados, se encargan de hacer que dichos objetos duren un tiempo estimado, a esto lo conocemos como obsolescencia programada. Artículos como los teléfonos móviles o las televisiones están programados para dejar de funcionar llegado el momento y tienes que deshacerte del producto y comprar uno nuevo, pues tanto móviles como televisores, ordenadores o tablets se han convertido en parte de nosotros y sin ellos muchas personas no serían capaces de vivir de la misma forma que lo hacen ahora. 

Además todo esto desemboca en una distribución de los productos desmesurada, los transportes de los artículos que más usamos no pueden abarcar a toda la población y por tanto hace falta que trabajen muchas personas y que sus sueldos sean bajos para que los empresarios consigan el mayor dinero posible y seguir manteniendo un flujo de consumo óptimos.

Como conclusión a esta reflexión, la tendencia al consumismo, nos está llevando a derrochar y extinguir la mayoría de los recursos naturales que tenemos en este momento ya hemos consumido 1/3 de los recursos existentes, generamos toneladas de basura que contaminan los ecosistemas, crean nuevos super-tóxicos y están destruyendo el planeta. Por ejemplo, algunos datos que sacamos del vídeo que pondremos a continuación es que el 99% de las cosas que consumimos diariamente será basura en menos de 6 meses o que en Estados Unidos generan 2 kg de basura por persona y día y aunque se esté intentando sensibilizar a las personas sobre la necesidad del reciclaje y las consecuencias de estos hábitos esto no nunca es suficiente.

¿POR QUÉ HAY MÁS HOMBRES TRABAJANDO SI LAS MUJERES ESTAMOS MÁS PREPARADAS EN LA ACTUALIDAD?

Desde siempre para las mujeres ha sido más difícil que para los hombres encontrar un trabajo remunerado, y aunque hace varios años las mujeres no estaban tan preparadas, en la actualidad el número de mujeres con carrera universitaria es mayor que el de hombres, los puestos de trabajo a los que tienen oportunidad de acceder siempre son más precarios, temporales, y con un bajo rango. 

Además de la dificultad para encontrar trabajo aun estando más preparadas, en las mujeres, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) que se nos proporcionó en clase, es más frecuente la inactividad que en los hombres, y por supuesto es más alta la tasa de paro. Si hablamos de datos según la OIT la población activa de mujeres solo alcanza el 49% al contrario que la de hombres que ha llegado al 75%. Otro dato que cabe destacar es que para las mujeres es más frecuente acabar en empleos feminizados, como la limpieza, o incluso en trabajos no remunerados como la limpieza del hogar.

¿Por qué se dan estos casos si estudiando los datos del INE podemos ver que casi l 40% de las mujeres tienen estudios superiores, mientras que en los hombres este porcentaje apenas pasa del 30%? Pues desgraciadamente que exista una brecha de género entre el empleo de mujeres y hombres tiene varias razones, las cuales son consecuencia de una sociedad machista y patriarcal: 

En muchos casos se piensa que las mujeres aunque estén más preparadas, suelen ser menos productivas que los hombres.

La inexistencia de una conciliación familiar eficaz.

La mayor tendencia de las mujeres a los trabajos de cuidados (por la educación que se les proporciona). 

A la menor contratación de las mujeres, le podemos sumar también la media jornada no voluntaria , es decir, en mucha mayor medida que los hombres las mujeres son contratadas en empleos a tiempo parcial, según el INE esto es debido sobre todo a las obligaciones familiares y a los cuidados de hijos e hijas o enfermos.  

Por no hablar de las diferencias existentes en los salarios medios de las mujeres y de los hombres. En España, aunque por una parte estamos aún lejos de la media europea y no alcanzamos su nivel en los sueldos, peor es que haya mujeres ganando casi tres euros menos de media por hora que los hombres y que además en muchas de estas circunstancias estén realizando el mismo trabajo. 

REFERENCIAS

Instituto Nacional de Estadística (2017) La vida de las mujeres y los hombres en Europa. https://www.ine.es/prodyser/myhue17/index.html?lang=es

Organización Internacional del Trabajo. (2018). La brecha de género en el empleo: ¿qué frena el avance de la mujer? https://www.ilo.org/infostories/es-ES/Stories/Employment/barriers-women#intro.

TECHO DE CRISTAL Y BRECHA DE GÉNERO: Dos lastres que soportan las mujeres.

En general, realizando un análisis comparativo entre países, en prácticamente todos ellos nos encontramos con que la situación del empleo femenino sigue una serie de patrones que se repiten. Las condiciones y el acceso al empleo suelen ser más desfavorables para las mujeres que para los hombres, lo que se debe a muchos factores que se relacionan principalmente, aún en pleno siglo XXI, con la vida familiar de las mismas. Atendiendo a la información que ofrecen varios estudios sobre las características del empleo de las mujeres, se ha encontrado una relación entre la variable de la menor actividad laboral femenina y el conflicto que supone la conciliación de la vida laboral por el papel principal asignado a las mujeres en el cuidado de los hijos/as a cargo y en la realización de las tareas domésticas.

Si analizamos la situación laboral de las mujeres atendiendo a los distintos regímenes del bienestar en los que se encuentran inmersos los diversos países, en el modelo nórdico (Dinamarca, Finlandia, Noruega, Islandia y Suecia) existe una mayor igualdad en las relaciones de género y en ellos, el Estado ha asumido mayor responsabilidades en cuanto al trabajo no remunerado que realizan sobre todo mujeres. En estos modelos, «el Estado proporciona apoyo a las familias a través de ayudas familiares, legislaciones favorables a la conciliación de la vida familiar con el trabajo, o servicios públicos directos como guarderías, residencias de ancianos y centros de día, entre otros.» (Lewis, 2000, Borchorst, 2000, Esping-Andersen, 2000). Con todas estas medidas, las mujeres en este régimen del bienestar ostentan una tasa de participación en el mercado laboral mucho más elevada que la media europea.

Por otra parte, en la categoría de los países mediterráneos ( España, Italia, Grecia y Portugal) se da la tendencia contraria, siendo las familias las que asumen en primer lugar los cuidado de sus miembros. Existe en ellos una cultura tradicional que asume como obligación implícita el mantenimiento de la propia familia, lo que supone la menor implicación del Estado en la protección de dichas unidades familiares. Cuentan, además, «con una transformación más reciente en el papel de la mujer en el trabajo familiar, y esto lleva a observar un crecimiento más tardío de las tasas de actividad femeninas que no llegan aún a los niveles medios europeos» (Lewis, 2000, Borchorst, 2000, Esping-Andersen, 2000).

Los lastres más importantes que las mujeres siguen arrastrando en el ámbito laboral a día de hoy son la brecha salarial y el techo de cristal. Se puede definir la brecha salarial de género como «el porcentaje resultante de dividir dos cantidades: la diferencia entre el salario de los hombres y las mujeres, dividida entre el salario de los hombres» (ONU Mujeres,2021). En definitiva, el porcentaje resultante muestra cuanto más de salario cobran los hombres con respecto a las mujeres. Sin embargo, si esta cifra sale negativa, es que las mujeres cobrarían más.

En cuanto al techo de cristal, se define como «una metáfora que hace referencia a las barreras invisibles pero infranqueables que impiden que las minorías y las mujeres asciendan a la cima de la escalera empresarial, independientemente de sus calificaciones o logros” (Samaniego, 2022).

En cifras, «en España hay casi 9,5 millones de mujeres trabajando, según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) por casi 11 millones de hombres» (Samaniego, 2022). A pesar de que las mujeres cuentan con un mayor nivel formativo, esto no se corresponde con lo que ganan ni va acompañado de una mayor presencia en los puestos de responsabilidad. El INE recoge la triste realidad de que tan solo «el 6,1 % de los presidentes de las empresas del Ibex 35 son mujeres. Es decir, tres mujeres han logrado superar ese techo de cristal en las grandes empresas del país» (Samaniego, 2022).

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

BORCHORST, A. (2000): “Igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres” en VILLOTA de, P. (ed.)
(2000): La política económica desde una perspectiva de género. La individualización de los derechos
sociales y fiscales en la Unión Europea, Alianza, Madrid

ESPING-ANDERSEN, G. (2000): Fundamentos Sociales de las economías postindustriales, Ariel, Barcelona.

LEWIS, J. (2000): “Política familiar y mercado de trabajo: el caso de Gran Bretaña desde una óptica
europea” en MARUANI, M., ROGERAT, C. TORNS, T (dirs. ) (2000): Las nuevas fronteras de la
desigualdad. Hombres y mujeres en el mercado de trabajo, Icaria, Barcelona.

ONU Mujeres (2021). Conoce más sobre brecha salarial: causas, cifras y por qué hay que combatirla. https://bit.ly/38ktNAz

Samaniego, J (2022, Marzo 8). ¿Qué es el “techo de cristal” y por qué aún se combate hoy en día?. WTW. https://bit.ly/3FxVMca

¿HUBO CONCILIACIÓN FAMILIAR EFECTIVA DURANTE EL COVID-19?


La conciliación personal, laboral y familiar es una de las tareas pendientes en España y en el resto de países. En general, las mujeres son las encargadas de realizar los trabajos domésticos y de cuidados en el núcleo familiar, y aunque exista un reparto de dichas tareas, las mujeres les siguen dedicando más tiempo que los hombres. Si miramos las estadísticas que nos proporciona el INE en ningún país de Europa hay una conciliación familiar efectiva entre hombres y mujeres, ni en el cuidado de los hijos e hijas ni en la realización de las tareas domésticas. Estos datos son generales, pero si nos preguntamos en qué medida el confinamiento que vivimos en España y en el resto del mundo nos llegó a cambiar, o si nos hizo personas más cercanas a la igualdad, la respuesta es: no.

Muchas personas han creído que por la existencia del teletrabajo durante la pandemia, hombres y mujeres habrían dedicado el mismo tiempo y la misma atención a la conciliación familiar. Es decir que los hombres habrían atendido a los hijos e hijas de igual manera que las mujeres, que los hombres limpiarían y cocinarían de igual manera o que las mujeres le dedicarían el mismo tiempo a su carrera profesional que los hombres.

Durante los meses de confinamiento que sucedieron en la pandemia por COVID-19 fue muy difícil para muchas personas organizar la vida familiar y laboral, según los datos que se recogen en una investigación publicada por la revista de sociología Prisma Social, para más de un 45% de personas participantes, la conciliación familiar empeoró durante el confinamiento y para más de un 70% fue difícil armonizar su trabajo, cuidar de su familia y disfrutar su tiempo libre.  Es importante destacar, que en ese intervalo de tiempo, las clases no fueron presenciales, sino que fueron online, por lo que no había opción de dejar a los hijos y las hijas en el colegio o con algún familiar (ya que no estaba permitido trasladarse de las viviendas) y fueron en su mayoría las mujeres las que se vieron obligadas a quedarse en casa y teletrabajar, impidiéndoles así separar el tiempo dedicado a su carrera profesional y a su familia. Aunque sí que había muchos hombres teletrabajando, esto era debido a una imposición de las empresas y no a una decisión de quedarse para el cuidado y la atención de los hijos e hijas. 

Teniendo en cuenta que las mujeres siempre han realizado más tareas en el hogar que los hombres y que esto ha seguido siendo así durante el confinamiento, podemos decir sin equivocarnos que no se ha conseguido alcanzar ni durante el confinamiento, ni en ningún otro momento, que hombres y mujeres dediquen el mismo tiempo a los trabajos domésticos, al cuidado de hijos e hijas, a su carrera profesional y a su tiempo libre y de ocio.

REFERENCIAS

Teijeiro, J., Vila-Couñago, E., Gradaille, R. (2021). Conciliación y confinamiento con hijos/as con necesidades específicas de apoyo educativo: El rol materno. Prisma Social, 94-118. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7898394.

Instituto Nacional de Estadística (2017) La vida de las mujeres y los hombres en Europa. https://www.ine.es/prodyser/myhue17/index.html?lang=es.

Analizando la feminización de la enseñanza

Una de las profesiones más altamente feminizadas y más relacionadas socialmente con las mujeres es la enseñanza. En 2020, según datos disponibles en el Instituto Nacional de Estadística, un 9,9% de mujeres trabajadoras entraba dentro de este sector, por detrás solo del sector comercio y del de las actividades sanitarias y de servicios sociales, situándose entonces en una tercera posición. Para los hombres, el porcentaje dentro de este sector sería solo de un 4,3%, ocupando una novena posición. 

Los datos disponibles en nuestro país a través del Ministerio de Educación y Formación Profesional en el estudio anual “Sistema estatal de indicadores de la educación 2021” dicen lo siguiente: el 66,6% del profesorado en España son mujeres, sin embargo, ese porcentaje va disminuyendo a medida que aumenta el nivel educativo. En las enseñanzas universitarias el porcentaje es de 41,8%, frente a un 80,2% de las enseñanzas no universitarias. El análisis de estos datos deja claro una serie de desigualdades, las cuales también han sido señaladas en el artículo “Making sense of the glass ceiling in schools: an exploration of women teachers´ discourses”, en el que sus autoras apuntan tres desequilibrios existentes dentro del personal docente: 

  • Respecto a la fase educativa: el porcentaje de mujeres en las fases de infantil y de primaria es mucho mayor que en otras fases educativas. Estas son posiciones mucho menos valoradas socialmente y de menor prestigio. 
  • Respecto al tipo de asignaturas: los menores porcentajes de mujeres se sitúan en las áreas de matemáticas y ciencias. 
  • Respecto al cargo ocupado: existe una baja representación de mujeres en los puestos directivos y de liderazgo en todas las fases educativas.  

En definitiva, nos encontramos con que la mayor parte del personal docente está conformado con mujeres, con lo que, igualmente, los puestos directivos deberían estar en su mayoría cubierto por mujeres, pero nada más lejano a la realidad. Las escuelas son un ejemplo perfecto de organización patriarcal: las mujeres se encuentran en las posiciones que exigen tareas más relacionadas con los cuidados y la atención al resto y los hombres en los puestos de poder y liderazgo. La estructura y el funcionamiento de los colegios no puede desvincularse de la sociedad en la que se encuadra, y, por tanto, le afecta el sistema patriarcal y androcentrista. El techo de cristal para las mujeres sigue apareciendo incluso en una profesión que socialmente se vincula a ellas.  

Para ilustrar esta idea, aporto los datos disponibles respecto a la Educación Primaria en España. El profesorado de este nivel estaría compuesto por un 81,70% de mujeres, frente al 18,30% de hombres. Sin embargo, los cargos directivos son ocupados en un 65,8% por mujeres y en un 34,20% por hombres. Existe prácticamente un aumento del doble en el porcentaje masculino en cargos directivos si lo comparamos con su participación en el profesorado.  

Incluso sin tener estos datos estadísticos, simplemente cada una de nosotras podemos pensar en nuestra propia experiencia. Lo más seguro es que recordemos a nuestras maestras de Educación Infantil y Primaria, exceptuando quizás al maestro de Educación Física y puede que al director. En el instituto, recordaremos mayor equilibrio, pero predominancia masculina en las asignaturas de ciencias y, sobre todo, en los cargos directivos. En la Universidad dependerá mucho del grado elegido, pues en las carreras más técnicas y científicas el profesorado será más masculino, mientras que en las relacionadas con los cuidados o servicios más femenino. De hecho, en nuestro propio Máster, siendo sobre estudios de género, nos encontramos una proporción de mujeres aplastante respecto a la de hombres en el profesorado.   

¿Conocéis otras profesiones en las que también ocurra algo parecido? ¿Ocurre esto también en el resto de profesiones feminizadas, como el comercio o la sanidad?  

Referencias bibliográficas  

Instituto Nacional de Estadística (2020). Ocupados según rama de actividad y periodo.

Marie‐Pierre Moreau, Jayne Osgood & Anna Halsall (2007) Making sense of the glass ceiling in schools: an exploration of women teachers’ discourses, Gender and Education, 19:2, 237-253, DOI: 10.1080/09540250601166092 

Ministerio de Educación y Formación Profesional. Sistema estatal de indicadores de la educación 2021. 

¿Qué significaría la equidad de género en el mercado laboral? ¿Qué barreras existen para ello?

La discriminación laboral por el mero hecho de ser mujer es una realidad existente en los mercados de trabajo de los países desarrollados. Esto acarrea una serie de consecuencias, entre las que destacan: la segregación ocupacional horizontal, la segregación ocupacional vertical, la diferencia salarial, la temporalidad y la parcialidad (Cebrián & Moreno, 2018). Sin embargo, en este post no me gustaría centrarme en estas injusticias, sino más bien en qué supondría la equidad de género para los mercados laborales una vez que se superaran estas barreras y por qué no se llega a ello.

De acuerdo con el informe “Las mujeres, el trabajo y la economía: beneficios macroeconómicos de la equidad de género”, publicado por el Fondo Monetario Internacional y la publicación web “hechos y cifras: empoderamiento económico” de ONU Mujeres, los beneficios macroeconómicos de la incorporación plena y equitativa de la mujer al mercado laboral serían significativos. A continuación, se señalarán y comentarán alguno de ellos: 

  1. Elevar la tasa de participación femenina en la fuerza laboral hasta equipararla con la masculina aumentaría de forma significativa el PIB de los países, como, por ejemplo, un 5% en Estados Unidos o un 9% en japón.  
  1. Se estima que la superación de la brecha salarial entre hombres y mujeres y de la brecha en la participación en el empleo, tendría un valor global de unos 17 billones de dólares estadounidenses.  
  1. Ayudaría a mitigar el impacto de la reducción de la mano de obra en economías que se encuentran en procesos de envejecimiento. Por ejemplo, España se encontraría en esta situación, puesto que vivimos un periodo en el que el porcentaje de personas mayores de 65 supera el 22,9% del total y es una cifra que no para de crecer año a año.  
  1. El hecho de que las mujeres tengan la oportunidad de tener ingresos propios que puedan controlar, contribuye a un desarrollo económico más amplio en economías en desarrollo. Un ejemplo claro es el aumento de las tasas de matriculación escolar en niñas.  

Estos son solo algunos de los beneficios existentes, aunque existen muchos más. Siendo todos estos hechos evidentes y demostrados, cabría preguntarnos cómo es posible que se siga dificultando de gran manera el acceso equitativo de la mujer en los mercados de trabajo. Me gustaría lanzar esta pregunta para obtener diferentes opiniones e ideas. 

Desde mi punto de vista, la respuesta es clara, pero a la vez muy compleja: patriarcado y capitalismo. Nuestro sistema actual se sostiene sobre una base ideológica repleta de roles y estereotipos en cuanto al género. Mujeres y hombres tienen relacionadas unas tareas muy diferentes: ellos son el principal sostén económico, mientras que ellas se ocupan mayoritariamente de los cuidados. Esto hace que ellas tengan que dedicar muchas más horas a las labores domésticas y al cuidado tanto de menores como de mayores, lo que restringe en gran medida su tiempo e impide que pueda dedicarlo a un trabajo dentro del mercado laboral. Esto también afecta a que ellas tengan menos posibilidades de formación y, por tanto, trabajos más precarios y temporales.  

¿Qué otras más razones podríais aportar? 

Referencias bibliográficas  

Elborgh-Woytek, Katrin et al (2013). Las mujeres, el trabajo y la economía: Beneficios macroeconómicos de la equidad de género. Fondo Monetario internacional.  

Hechos y cifras: empoderamiento económico (2015). ONU mujeres. Recuperado de: https://www.unwomen.org/es/what-we-do/economic-empowerment/facts-and-figures