La familia como una construcción económica

Con frecuencia un concepto del género se concibe como puro imaginario sin relación a lo real. Aparte de todas cosas, que hablamos ¿sean reales? ¿Qué comprendemos algo como real?  El género como la representación es considerado como el producto de varias techologías sociales y de discursos institucionales, epistemologías y prácticas críticas, además de prácticas de la vida cotidiana, pero y como producto económico también.  Por eso, cuando descutimos sobre el género o la deferencia entre los sexos, deberíamos quedarse en el campo social, porque las prácticas sociales se construyen de estas diferencias. 

«Se ha alcanzado una ingeniosísima forma de «colonización interior», más resistente que cualquier tipo de segregación y más uniforme, rigurosa y tenaz que la estratificación de las clases.»  (Ranea Triviño, 2019: pags. 167-168) En este sentido, las alianzas familiares tradicionales se plantean en la expluatación de las mujeres, donde ellas son que hacen para tomar parte en deseo del hombre. Como afirma Luce Irigaray, que se encuentran las mujeres en «la mascarada». Y su situación se presenta de la economía dominada del deseo, que quiere permanecer fiel a mercado, a pesar de todo. (1985, p. 133).

Sin dudas, una manera de construir la institución de la familia trdicional, patriarcal y  heterosexual  es la manifestación más obvia de la economía.  El pensamiento sexista, impuesto por la cultura y la economía política desde su nacimiento dejaba claro que el campo del deseo y del placer pertenece a los hombres. (2019, p.173) De acuerdo con  «toda actividad destinada a producir bienes y servicios para satisfacer las necesidades humanas» es el concepto de trabajo. Lo anterior nos devuelve la discusión sobre el concepto de la economía, que se plantea en las relaciones laborales. Para más señas, «los modelos económicos han reflejado casi exclusivamente la economía de mercado, dando cuenta de un mercado laboral caracterizado por una participación masculina libre de restricciones reproductivas.» (Carrasco, 2000: 102)

Estructura cultural común de la significación está colmado de códigos simbólicos, creando relaciones desiguales. Sin embargo, hasta ahora la sociedad del espectaculo  produce las estrategías de la domininación patriarcal. En su «Política sexual» Kate Millet se ha apuntado, que tanta ideológia profundamente arraigada en la cultura. 

Pensamiento radical y revolucionario requiere la libertad de la espectacularización de la realidad, de las tabués y de la institución patriarcal del matrimonio. Esto no significa que las personas debería dejar de vivir en parejas. Es necesario reconsiderar las relaciones, entre las cuales la unión de una familia se construye. Las nuevas relaciones tengan que eliminar el papel de la cabeza de familia, que distribuye la subordinación material y a la dependencia de las mujeres y los menores  y, al fin, el matrimonio quedaría sustituido por una asociación voluntaria.  

Referencias bibliográficas:

Cristina Carrasco y Maribel Mayordomo. (2000), Los modelos y estadísticas
de empleo como construcción social: la encuestade población activa y el sesgo de genero
, Política y Sociedad, 34, Madrid.

Irigaray, L. (1985). This sex which is not one. Ithaca: Cornell University Press.

Ranea Triviño, B. (2019). Feminismos : Antología de textos feministas para uso de las nuevas generaciones, y de las que no lo son tanto. Madrid: Catarata.

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El trabajo artístico invisible

…la «medición del mundo» representa una organización, representación e interpretación desde la perspectiva del o de la que mide (o tiene el poder para hacerlo); primero, porque elige lo que quiere medir, segundo, porque decide desde dónde va a medir y, tercero, porque elige el instrumento de medida. (Cristina Carrasco y Maribel Mayordomo, 2000: 101)

Las identidades nuevas, producidas por  los análisis económicos de indicadores estadísticos, marcan lo que antes era invisible para la visión total, patriarcal, las llamando las como trabajo invisible de las mujeres,  trabajo no remunerado, etc.  ¿Pero puedan las estadísticas modernas reflejar los detalles de las relaciones laborales modernas? ¿Están las estadísticas realmente avanzadas de un modelo teórico de representación de lo, que está sucediendo con el mercado laboral y el empleo en la realidad? ¿O todavía está explicando la relación laboral de un mundo masculino ideal, en el que el empleo está determinado por un contrato del trabajo y una jornada laboral de 8 horas con almuerzo? Por supuesto, las estadísticas modernas son distintas de las estadísticas que expresan una economía patriarcal excepcional. La inclusión de la categoría como el género en el análisis de datos ya abre un área amplia para que pensemos sobre, cómo funciona el mercado laboral. 

Gracias a las investigaciónes economicas de las estadísticas modernas, cuestiones importantes como el trabajo femenino no remunerado, el trabajo reproductivo, etc., deberían y ya se han planteado. Las estadísticas también demuestran la participación desigual de las mujeres y los hombres en el mercado laboral en relación con el aspecto profesional. La participación de las mujeres en el campo del arte y la cultura es prevalece. Lo puede ser, que esto se deba al hecho de que se trata de un trabajo duro.

Muchos aspectos del trabajo en el campo del arte y la cultura no se reflejan en datos estadísticos, porque es un trabajo sin días libres y, a menudo, se realiza  sin la normativa del descanso y turnos nocturnos. Las relaciones laborales del llamado sector creativo, que además de las relaciones laborales de los artistas incluyen los trabajos de curadores, críticos de arte, diseño, enseñanza experimental y muchas otras profesiones, no están definidas por los datos, ya que tienen contratos a corto plazo,  grants y donaciones o actividades completamente no remuneradas de grupos de autoorganización.

Hace unos años, en Madrid, en el edificio del antiguo Palacio de Comunicaciones, fue la exposición, llamada 24/7. CONECTADOS, que tuve la suerte de ver. Ella estuve repensando el trabajo de los/las artistas. La explicación de la curadora Luisa Espino contenía los números de las estadísticas de 2012, cuales Beatriz Colomina señala en su libro «The Century of the Bed», que dice que el 80% de los jóvenes profesionales creativos en Nueva York trabajan desde la cama. En esta exposición, se presentaron obras de las/los autores famosos e incluidos en la cultura del arte mundial, así como las/los artistas de una generación más joven. Si el famoso trabajo de Martha Rosler a través de la semiótica de la cocina mostró trabajo femenino no remunerado en la cocina, el trabajo de la joven artista Begoña Olavarrieta G. de Granada es la tarjeta de presentación con contactos y una oferta para llamar las 24 horas del día, demuestra la violencia en la comunicación y definición de la vida cotidiana de una artista moderna. (https://www.centrocentro.org/exposicion/247-conectados) A pesar del ocupación plena y, a veces, del trabajo completamente no remunerado, los aspectos del grande sector de las trabajadores creativos, marcados por estadísticas como las relaciones laborales temporales o su ausencia, sigue siendo invisible para mayoría de las investigaciónes estadísticas. Los estudios económicos analíticos, que se ven obligados a confiar en datos estáticos, ya en la etapa inicial pierden su valor y no proporcionan información completa sobre el empleo. Este problema puede ser mucho más grave, cuando aparece en los programas sociales. Como Cristina Carrasco y Maribel Mayordomo notan:

Lo preocupante es que el prestar escasa o nula atención al trabajo no remunerado deja de ser un problema exclusivamente analítico y simbólico desde el momento en que los datos estadísticos sirven de base para la elaboración e implementación de programas sociales y políticas económicas, políticas que, en definitiva, resultarán inadecuadas para corregir las desigualdades sociales existentes entre mujeres y hombres.(Cristina Carrasco y Maribel Mayordomo, 2000: 104)

Referencias bibliográficas:

Cristina Carrasco y Maribel Mayordomo (2000): «Los modelos y estadísticas de empleo como construcción social: la encuesta de población activa y el sesgo de genero», Política y Sociedad 34, Universidad de Barcelona, Madrid.

https://www.centrocentro.org/exposicion/247-conectados

La Economía Feminista como la sostenibilidad

La sostenibilidad es una palabra clave para la Economía Feminista. En un lado en este concepto se incluye lo, que desala resistir el progresismo, la ideología conservadora, neoliberal y androcéntrica. Por otro, la sostenibilidad de la vida se asegura a participación de las mujeres, es decir, inserción de ellas en la economía del trabajo doméstico y de cuidados. 

Desde mirada de la Economía Feminista no es solo imposible poner solución a problemas del mercado, considerado las sin atención con las experiencias de la vida particular. No es más posible representar los gráficos abstractos de procesos licitatorios producidos del capital virtual. Porque detrás de muchas acciones que parezcan hacerse sin participación humana, todavía está el trabajo de los dedos de una operadora.  A pesar todavía  invisibilidad de las mujeres en diversas profesiones del trabajo, hay invisibilidad más fuerte, lo del trabajo doméstico y de cuidados. Es imprescindible «resaltar la importancia del trabajo de las mujeres en el sostén de la vida, pero también para decir que cuidar y sostener la vida debería ser un tema social y no un asunto de mujeres.» (Laterra, 2018: 199) La importancia del trabajo de las mujeres en el sostén de la vida debería marcar su asistencia y visibilidad en el campo economico-social.

La sostenibilidad no tiene nada en común con el conservatismo. «La sostenibilidad de la vida no es una cosa estática, sino que es una idea en constante elaboración que guarda relación con los procesos conjuntos de producción y reproducción.»(Laterra, 2018: 199) Hay una diferencia seria entre la sostenibilidad y el exteriorización problemática del cuidado. Por eso, el cuidado puede ser una herramienta de opresión, abuso y colonización. 

Justamente desde el lado del cuidado que pueden monstrarse  rasgos conservadores de  distribución desigual de los recursos necesarios y la demostración de la superioridad. Al mismo tiempo la sostenibilidad se esfuerza por lograr relaciones iguales para todos/as. Su energía crítica se diriga a superar la desigualdad expresada. Su energía crítica se diriga a rendición la desigualdad expresada. Por lo tanto, la Economía Feminista se está asercado a sistemas más horizontales. Se acercan a tanto proyecto como Renta Basica, que se trata de resolver los problemas de desigualdad en la era del progreso tecnológico y el desempleo creciente.  El manifiesto feminista por la Renta Básica dice: «En el capitalismo, el trabajo no es un ámbito de emancipación, sino de explotación, y no hay placer, orgullo o creatividad alguna en ser explotada. Y, ¿ser explotadas para qué?» Recientemente, se ha visto claramente como las máquinas reemplazan la mano de obra, por ejemplo, en el sector de servicios. El incremento del número de contadores de autopago es bueno ejemplo por eso. Este progreso tecnológico solo aumentará. Ciertamente, en este cambio hay características positivas, pero el enfoque capitalista traslada el problema del número insuficiente de empleos para todos/as a la esfera de la presión psicológica sobre las personas para reducir los salarios. A partir del cual una persona viviendo en tales condiciones, experimenta constante estrés y frustración. No puede desarrollarse en áreas que son realmente interesantes para él/ella y profundizar el conocimiento que posee. Constantemente tiene que completar formularios de las aplicaciones y tomar cursos de capacitación avanzada para demostrar que él/ella es la misma persona en un millón que debería obtener este trabajo o realizar exactamente investigación, cuyo nombre las autoridades ya han elegido y puesto en una oferta. «Vivimos asfixiadas y con la angustia de no llegar a todo, de que nuestras vidas no sean sostenibles.» (la Renta Basica)

Referencias bibliográficas:

Laterra, Patricia. (2018). Conversaciones con Cristina Carrasco Bengoa, CEC Año 4, No 8, 197- 206.

Recursos y autonomía para todas: Un manifiesto feminista por la Renta Básica