La brecha de género en el empleo durante la crisis del Covid-19.

A escala global, la pandemia ha provocado la suspensión de miles de empleos y un incremento de las cifras de desempleo.

Según los datos del SEPE, el paro aumenta en el mes de marzo en 302.365 personas, un 9,3%, llegando a alcanzar cifras que no se producían desde 2007. El paro registrado se concentra principalmente entre los hombres (13,3%), jóvenes de 25 a 29 años (16%), extranjeros (10,1%) y sector de la construcción (22,9%).

El Observatorio de Igualdad y Empleo en el informe correspondiente al primer trimestre de este 2020, determina que la brecha de género en la tasa de paro de este primer trimestre es de 3,45 puntos, 0,13 puntos más que el pasado trimestre.

Si desagregamos los datos por sexos, observamos que la tasa de paro registrada en las mujeres fue del 16, 24% frente a un 12,79% en los hombres. En comparación con el trimestre anterior, las que más han incrementado su tasa de paro han sido las mujeres, un 0,69% más frente a un 0,56% en los hombres. Esta diferencia anuncia un incremento en la brecha de género en este primer trimestre del año.

En cuanto a la tasa de actividad, se ha registrado en este primer trimestre del 2020 una tasa de actividad del 63,63% en hombres frente a un 53,03% en mujeres, lo que genera una brecha de 10,61 puntos. Si comparamos estos datos con los del trimestre anterior, la tasa de actividad en hombres se redujo en un 0,61% frente a un 0,50% en mujeres. Esta diferencia, muestra un descenso en la brecha de género del 0,11%.

En relación a la afiliación a la Seguridad Social y según los datos referentes al último día de marzo, ésta ha anunciado que existen 18 445 436 personas afiliadas, estableciéndose una pérdida de 833 979 personas afiliadas.

La mayor caída se produce entre los hombres, con un 1,45% menos en el mes de marzo, entre los extranjeros con un 2,45% menos, en el sector de la construcción con un -3,09% y entre los asalariados con una disminución del 1,86%. No obstante, estos datos de afiliación no reflejan a todos los colectivos vulnerables, este es el caso de las mujeres, que históricamente tienen una baja presencia en el número de afiliadas a la Seguridad Social. La brecha de género se redujo en 2019, alcanzando a final de año 9 060 044 afiliadas. Ahora, como consecuencia del coronavirus, el deterioro de la afiliación masculina, está provocando una falsa convergencia por género en materia de afiliación, es decir, estamos ante unos datos coyunturales, fruto de la crisis sanitaria que nos ha tocado vivir y no determinados realmente por una reducción de la brecha de género. Cuando esta crisis desaparezca, deberían volver las mismas cifras que se venían dando.

Por otro lado, vemos como las mujeres, por estar empleadas y sobrerrepresentadas, sobre todo en los sectores productivos más afectados a medio plazo por la crisis (hostelería, turismo y comercio) y desarrollar en mayor medida empleos precarios y de baja remuneración (parciales, temporales y de salarios medio y bajo o sin dar de alta), son uno de los colectivos laborales con mayor riesgo en esta crisis.

Cómo bien plasma de forma gráfica la Organización Internacional del Trabajo en su InfoStorie a cerca de la brecha de género en el empleo, para que dicha brecha se cierre, es necesario tomar una serie de medidas como son: Lograr la igualdad de remuneración, frenar la segregación profesional, eliminar la discriminación, promover la conciliación de trabajo y familia, crear empleos de prestación de cuidados de calidad y protegerse frente a las crisis económicas.

Resulta por tanto evidente afirmar, que las mujeres es uno de los colectivos que más sufrirán las consecuencias económicas y sociales de esta crisis de 2020.

Los efectos de esta crisis, precisan de un abordaje integral, interseccional y con perspectiva de género que permita que las mujeres no nos quedemos atrás porque como dice una de las frases de Simeone de Beauvoir: “Bastará con una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres se cuestionen. Estos derechos nunca son adquiridos. Deberéis permanecer alerta durante toda vuestra vida”.

BIBLIOGRAFÍA UTILIZADA:

Llorente – Heras, R. (27 de abril de 2020). Retrato de los colectivos laborales más vulnerables en la crisis del coronavirus. El norte de Castilla. Recuperado de https://www.elnortedecastilla.es/sociedad/salud/retrato-colectivos-laborales-20200427095209-ntrc.html?ref=https:%2F%2Fwww.google.com%2F

Observatorio de Igualdad y Empleo, 2020. Informe Estadístico Brechas De Género 2020 (T1): Tasa De Paro Y Tasa De Actividad. Fondo Social Europeo. Recuperado de http://www.observatorioigualdadyempleo.es/downloads/empleo

Organización Internacional del Trabajo, 2018. La Brecha De Género En El Empleo: ¿Qué Frena El Avance De La Mujer? [infografía] Recuperado de https://www.ilo.org/infostories/es-ES/Stories/Employment/barriers-women#intro

Las empleadas de la limpieza, sufren doble precarización debido al Covid-19.

España, cuenta en la actualidad con un total de 394.171 empleadas del hogar, cifra que ya quedó reducida en un 3,3% en febrero (13.506 afiliadas menos que el año pasado) debido a la subida del salario mínimo y a la dificultad de muchas familias de hacerle frente. El gobierno, ha reconocido esta situación y el hecho de que la gran mayoría pasan a ejercer su actividad en la economía sumergida. Concretamente, Octavio Granado, en enero, apuntaba en 13.000 empleadas del hogar las que habían dejado de cotizar al sistema y habían pasado a esta nueva situación irregular (Sánchez, 2020).

Pero esto no es todo, esta cruda situación, se agudiza ahora debido a la crisis del coronavirus y al actual estado de alarma. La presencia de las familias en sus hogares y el miedo al contagio, están acumulando bajas y despidos que no pueden acogerse a ningún ERTE.

En una situación similar se encuentra el colectivo de las kellys o camareras de piso. Este colectivo, el cual llevaba ya años denunciando las malas condiciones laborales a las que estaban siendo sometidas, padecen ahora una doble precarización como consecuencia del estado de alarma decretado por el Covid 19 y los cierres de los hoteles (Europa Press, 2020). Las camareras de piso, advierten que, según sus cálculos, unas 70.000 han sido despedidas ilegalmente a través de las subcontratas (ABC, 2020).

En este sector, visiblemente feminizado, predomina la variedad de contratos, siendo los contratos fijos muy escasos. Además, estos contratos temporales, en su mayoría, están externalizados a empresas externas, a pesar de suponer entre el 20 y 30% de la plantilla. Por este motivo, estas mujeres no pueden acogerse a los ERTES y su única salida es gastar su paro contando con que lo tengan, un paro que no deberían consumir (Natividad, 2020 y Europa Press, 2020).

A las propuestas que este colectivo pedía en sus numerosas manifestaciones, como prohibir la externalización de sus contratos o modificar el artículo 42.1 del estatuto de trabajadores para garantizar la igualdad de condiciones del personal subcontratado; se le suman ahora otras propuestas con la esperanza de que no caigan, como éstas últimas en saco roto. Una de estas propuestas, es la de dar facilidades para la nueva contratación de este colectivo y hacer efectivo un plan de jubilación anticipada para las mujeres de este colectivo con más de 60 años y que padezcan ya numerosas dolencias ocasionadas por tantos años de actividad, pudiendo éstas ser reemplazadas por las que solo trabajan en temporada alta (Europa Press, 2020 y Martínez, 2020).

No obstante, la desesperanza de estas mujeres y la necesidad, está haciendo que muchas de estas mujeres busquen empleo en otros sectores, como por ejemplo en hospitales. Esta alternativa en tiempos de pandemia tampoco parece que sea la mejor opción, pues la situación es muy parecida a la de las Kellys. El personal de limpieza de los hospitales, dependen igualmente de empresas privadas y por este motivo, ni los mismos centros sanitarios ni las comunidades autónomas, les facilitan el material de protección adecuado. Este hecho parece casi una broma, más aún si tenemos en cuenta que a las empresas privadas se les ha requisado este material para el uso público (Pintor, 2020). Por lo tanto, además de la precariedad laboral de la que ya parten, atendiendo a esta crisis, va a ser un sector que va a estar muy cerca del contagio al encontrarse en contacto directo con multitud de personas.

¿Qué está pasando? ¿No era la limpieza el eje fundamental para combatir el contagio? ¿No son ellas héroes? ¿Afecta por igual el Covid-19 a hombres y a mujeres?

Estas situaciones no son más que la desvalorización de tareas fundamentales, culturalmente feminizadas. No solo tenemos que resignarnos a pensar que las mujeres nacemos con el don para realizar las tareas domésticas (entre ellas la limpieza) de forma inigualable, sino que, además, debemos hacerlo gratis o con unas condiciones nada deseadas para el hombre. Nuestras necesidades siguen siendo ignoradas por la sociedad y las instituciones y nuestro trabajo precario e invisible.

Salimos cada día a los balcones a aplaudirle al personal sanitario por estar exponiéndose y trabajando incansablemente en esta pandemia, pensemos por un momento también en las limpiadoras de hospitales y en las camareras de piso que cuando el estado de alarma acabe volverán a los hoteles. ¿Esta crisis valdrá para mejorar sus condiciones laborales o la volverán a sufrir las mismas personas?

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:

ABC, 2020. Las ‘kellys’ se quedan sin opción a ERTE debido a su externalización. Recuperado de https://www.abc.es/espana/abci-kellys-quedan-sin-opcion-erte-debido-externalizacion-202004171718_video.html

Europa Press. (28 de marzo de 2020). Las “Kellys” denuncian que su precariedad se agudiza: “Vamos a ser más avasalladas en esta crisis”. La vanguardia. Recuperado de https://www.lavanguardia.com/economia/20200328/48124703220/kellys-denuncian-precariedad-crisis-coronavirus.html

Martínez, P. (14 de abril de 2020) Las ´Kellys´ alzan la voz: más de 8.000 en la costa se han quedado fuera de los Ertes y con el desempleo agotado. Diariosur. Recuperado de https://www.diariosur.es/turismo/kellys-alzan-8000-20200414142347-nt.html?ref=https:%2F%2Fwww.google.com%2F

Natividad, L. (29 de marzo de 2020) Las Kellys denuncian las consecuencias de la precariedad laboral en tiempos de crisis del Covid-19. Diario Feminista. Recuperado de https://eldiariofeminista.info/2020/03/29/las-kellys-denuncian-las-consecuencias-de-la-precariedad-laboral-en-tiempos-de-crisis-del-covid-19/

Pintor, M.J. (27 de marzo de 2020) El personal de limpieza de los hospitales, desprotegidos ante el COVID-19. Diario16. Recuperado de https://diario16.com/el-personal-de-limpieza-de-los-hospitales-desprotegidos-ante-el-covid-19/

Sánchez, T. (23 de marzo de 2020). El coronavirus da la puntilla a las empleadas del hogar: más despidos y sin prestación por desempleo. ABC. Recuperado de https://www.abc.es/economia/abci-coronavirus-puntilla-empleadas-hogar-mas-despidos-y-sin-prestacion-desempleo-202003210148_noticia.html

A la Economía Global, no le conviene la vida.

Cada vez son más países los que intentando frenar el contagio del Covid-19 decretan la cuarentena, es decir, el confinamiento. A día de hoy sumamos casi 3 millones de casos y más de 211.000 muertos en todo el mundo.  

Debido a esta pandemia que nos sacude, millones de personas viven confinadas, miles de vuelos han sido cancelados, se ha reducido el tráfico en las grandes ciudades, cerrado negocios y en algunas industrias, también se ha cancelado la producción. En definitiva, la economía mundial global se paraliza; salvo las consideradas actividades esenciales.  

Esta paradoja la ha puesto de manifiesto el actor Ricardo Darín durante una entrevista con Jordi Évole el pasado 12 de abril. El actor, se refiere a la estupidez humana y al consumismo exacerbado y enfermizo al que esta sociedad está acostumbrada con estas palabras: «Esto nos desenmascara. La necesidad de conseguir alcohol en gel, harina, azúcar, huevos, naranjas, las cosas esenciales: eso nos descubre la cantidad de estupideces que vivimos consumiendo». (…) «Consumimos cosas que no necesitamos. La economía del mundo se está tambaleando porque compramos solo lo que necesitamos». 

En estos días en los que la vida parece haberse parado, donde la economía se destruye y en los que no somos sino meros espectadores a pie de ventana de lo que ocurre ahí fuera; la vida florece en el exterior y el Medio Ambiente se toma un respiro. 

En china, los análisis anunciaban una reducción de las emisiones de CO2 al menos en una cuarta parte, con una disminución de 100 millones de toneladas del consumo de energía y de las emisiones de gases de efecto invernadero. En Italia también se han reducido las emisiones de dióxido de nitrógeno y las aguas de sus canales se han vuelto más claras y cristalinas. También en España se han disminuido en un 64% estos niveles (La naturaleza en tiempos del COVID-19, 2020). Este respiro, es evidente que concluirá en el momento en que esta emergencia sanitaria se controle y la actividad económica vuelva a ser fluida.

Me gustaría compartir con ustedes, las reflexiones de la ecofeminista Yayo Herrero, en el día 3 de marzo para la revista ctxt. En su artículo, Yayo asegura que vivimos en sometimiento a un sistema en guerra con la vida. Cuanto de forma más veloz se destruyen y se pone en riesgo las bases materiales que sostienen la vida, más sanas están las economías.  Por el contrario, afirma que sólo en las ocasiones en las que la economía fracasa, los indicadores biofísicos mejoran.

El imperioso discurso económico disimula las pérdidas y roturas de las bases materiales que sustentan la vida como desarrollo.

Los intereses económicos crecen con frecuencia a costa del miedo y la inseguridad. Utilizamos las migraciones como materia prima de un negocio muy lucrativo de la seguridad de fronteras; la escasez relacional y comunitaria y la crisis de cuidados brindan “oportunidades” y crean nuevas oportunidades de negocio. Incluso para conseguir un crecimiento en el negocio de la estética, la economía y los medios publicitarios nos convencen, especialmente a las mujeres, de nuestra fealdad y de la necesidad de que los cuerpos, como si de meras mercancías se tratasen, deban conservarse siempre nuevos y flamantes (Herrero, 2020).

¿Qué más merece la pena sacrificar con tal de hacer crecer los indicadores bursátiles, PIB o fondos de inversiones?

Además de las importantes transformaciones estructurales que ya conocemos, como las energías renovables, industria verde etc., se hace necesario un cabio en los estilos de vida y en las dinámicas de consumo. Necesitamos políticas de redistribución de la riqueza, necesitamos conseguir la corresponsabilidad en los cuidados y sobre todo analizarnos como personas vulnerables necesitadas de otras personas (Herrero, 2020).

Por fortuna, no precisamos una pandemia para construir una sociedad sostenible, pues ya poseemos gran parte de la tecnología, las finanzas y las políticas para hacerla posible. Ahora bien, el Covid19 nos está facilitando la visualización de que realmente, un futuro más sostenible está en nuestras manos.

Comunidad ISM. 2020. La Naturaleza En Tiempos Del COVID-19. [online] Recuperado de: http://www.comunidadism.es/actualidad/la-naturaleza-en-tiempos-del-covid-19

García D. (14 de abril 2020) Ricardo Darín critica la “estupidez humana” y la intolerancia en lo de Évole. Los40. Recuperado de: https://los40.com/los40/2020/04/13/cinetv/1586771718_939142.html

Herrero, Y. (2020) En guerra con la vida. Ctxt contexto y acción, [online] Recuperado de: https://ctxt.es/es/20200302/Politica/31220/coronavirus-decrecimiento-crisis-ecologica-agroecologia-yayo-herrero.htm?fbclid=IwAR2Ml63w31PkAY060T-Xv66kPAO4BJteSvnyGpMMxjuwIVROTlqyqxUlEj4#.Xl5t_ZyLlSk.twitter