La discriminación de género también se penaliza

Tal y como se expone en la exposición de los motivos de la Ley 9/2018, de 8 de octubre, de modificación de la Ley 12/2007, de 26 de noviembre, para la promoción de la igualdad de género en Andalucía; desde que se aprobó la Constitución Española de 1978, en España se ha producido grandes cambios con respecto a la economía y la sociedad en los que se implica a la ciudadanía y esto ha conllevado que se presenten una serie de derechos, entre ellos, a la igualdad, que viene reflejado en el artículo 14 de nuestra Constitución, puesto que ante la ley, no debe prevalecer discriminación por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión, etc.

Pero, tal y como se puede apreciar en muchos ámbitos, en nuestro país y concretamente en Andalucía, existen disparidades entre hombres y mujeres, sobre todo en los sectores laborales, puesto que en los puestos de trabajo las mujeres suelen tener sueldos inferiores y, además, están infrarrepresentadas con respecto a los puestos de responsabilidad. Pero, no solo se produce esto, ya que son las mujeres las que viven la maternidad y son ellas las que, aunque trabajen fuera de sus casas, también lo hacen dentro de sus hogares, lo que hace que sean ellas las que trabajen más horas y sin salario. Esto produce una serie de desigualdades entre hombres y mujeres que a su vez violan los derechos fundamentales de las personas e imponen una carga muy pesada a la economía, lo que supone que se despilfarre de talento para toda la sociedad.

En esta modificación de la Ley 12/2007, la novedad principal es que se incorpora un régimen sancionador el cual podría permitir a la Junta intervenir para así tratar de evitar y prevenir diferentes situaciones de desigualdad. En dicho proyecto se detalla una lista en el que se pueden ver las diversas infracciones y sus medidas disciplinarias correspondientes, entre ellas encontramos, por ejemplo, apercibimientos o multas de hasta 6.000 euros para las infracciones leves y multas de 6.001 hasta 60.000 euros para las graves, además de inhabilitaciones temporales, prohibiciones a acceder a cualquier tipo de ayudas públicas, etc.

Además, este proyecto no solo presenta las diferentes infracciones con las medidas disciplinarias que se pueden llevar a cabo, sino que también se habilita al Instituto Andaluz de la Mujer para que pueda investigar las diversas discriminaciones directas o indirectas por razón de género. De esta manera, este podría actuar por medio de la negociación y de la remisión de determinados informes a la Inspección de Trabajo.

Entre las infracciones graves y muy graves podemos encontrar los actos que promueven la discriminación a las mujeres o inciten a la violencia machista; el uso de centros escolares públicos para presentar a las personas como superiores por razón de sexo; cualquier comportamiento que atente contra la dignidad, etc. Por ello, entre las diferentes líneas para la modificación de la ley y para dar respuesta a las necesidades y evitar las desigualdades por razón de género, encontramos la coeducación, la cual debe llevarse a cabo en los centros de manera obligatoria puesto que debe encontrarse en el diseño y desarrollo del currículum en todas las etapas educativas.

Bajo mi punto de vista, creo que tanto la modificación de la ley en sí como todas las medidas que en ella se presentan me parecen muy justas, puesto que es pienso que es una manera de conseguir que todos y todas luchemos por la igualdad de género y así erradicar en gran medida las desigualdades que se dan en los diferentes ámbitos que componen nuestra sociedad. Además, quiero hacer especial hincapié en el hecho de la coeducación, ya que creo que, si se educa y se forma a los niños desde edades tempranas basándonos en una perspectiva de género, podríamos también contribuir a la eliminación del machismo imperante en la sociedad.

FUENTES CONSULTADAS:

https://www.juntadeandalucia.es/boja/2018/199/2

https://www.europapress.es/esandalucia/sevilla/noticia-andalucia-da-luz-verde-martes-anteproyecto-modificacion-ley-promocion-igualdad-genero-20180305220539.html

¿Importa el género en la economía?

Una de las preguntas que pueden surgir si hablamos sobre economía es ¿importa el género en este sentido? Es decir, ¿es relevante si se pertenece a un género o a otro para poder participar en la economía? Para dar respuesta a estas preguntas, en el documento llamado “Las mujeres, el trabajo y la economía: Beneficios macroeconómicos de la equidad de género” encontramos varias respuestas de las cuales se hablará en las siguientes líneas que ocupan esta entrada de nuestro blog.

Por un lado, podemos ver que existen evidencias que ponen a la luz que cuando las mujeres desempeñan un puesto en el mercado de trabajo, los beneficios macroeconómicos son significativos, llegando incluso a producirse pérdidas del PIB per cápita debido a las desigualdades de género en el mercado laboral; además, también se aprecia que en las economías que se encuentran en situación de envejecimiento a alta velocidad una participación femenina en la fuerza laboral (PFFL) podría estimular el crecimiento al moderar el impacto que produce la reducción de la mano de obra; asimismo, que las mujeres cuenten con mejores oportunidades para obtener ingresos y poder controlarlos contribuye a que se produzca un mayor desarrollo económico, por ejemplo, a través de tasas más altas en cuanto a la matriculación escolar de las niñas; por último, también se debe resaltar que el empleo de las mujeres en condiciones de igualdad podría permitir que las empresas pudieran aprovechar el talento, lo que conllevaría un mayor crecimiento potencial.

En definitiva, queda claro que, si se produjera una mayor igualdad, o, como dice el título del documento en el que me he basado para esta entrada, la equidad entre mujeres y hombres en la economía, esto conllevaría no solo grandes avances con respecto al feminismo, sino también multitud de beneficios económicos para las mujeres y para la economía general de los diferentes países en los que se luche por conseguir dicha equidad entre géneros.

Asimismo, también es fácil reconocer las características del mercado laboral en función del género, por lo que deberíamos ser conscientes de ello para poder así tratar de cambiarlo. Entre dichas particularidades encontramos las siguientes: las mujeres contribuyen de manera sustancial al bienestar económico al aportar trabajo no remunerado, puesto que se dedican a las labores de la esfera privada, o lo que es lo mismo, a las del hogar, tareas que son prácticamente invisibilizadas; la diferencia de remuneración entre mujeres y hombres, aunque ocupen el mismo puesto; las necesidades básicas insatisfechas y la ausencia de derechos hacen que el potencial de las mujeres se vea limitado a la hora de incorporarse al mercado laboral; la representación femenina en altos cargos y entre empresarios se mantiene muy baja, etc.

Tras ver las características del mercado laboral con respecto al género, es indudable de que nos encontramos ante una situación en la que la mujer se ve sometida a estar a un nivel inferior al hombre, pero, ¿por qué? Debemos luchar por hacer ver que tanto mujeres como hombres tienen las mismas capacidades, derechos y deberes, por lo que todos y todas deben ser considerados de la misma manera y por ello deben estar presentes de igual forma en todos los ámbitos que componen nuestra sociedad, incluida la economía, algo que, al fin y al cabo, es un pilar fundamental. Por todo esto, creo que la economía también debería basarse en la perspectiva de género para así contribuir desde ella a la igualdad entre mujeres y hombres.

FUENTES CONSULTADAS:

http://www.igualdadenlaempresa.es/enlaces/webgrafia/docs/Las_mujeres_el_trabajo_y-FMI.pdf

Economía de la igualdad, economía feminista

En los tiempos que corren, es indudable que en nuestra sociedad hay ámbitos muy relevantes los cuales debemos tener en cuenta a la hora de desempeñar cualquier labor. La economía es algo que a lo largo de la historia ha sufrido muchísimos cambios y que, además, ha sido dominada por hombres, invisibilizando así a las mujeres. Por ello, para hacer frente a esta situación, nació lo que se conoce como “economía feminista”, pero, ¿a qué hace realmente referencia este concepto?

Esta expresión nació a principios de la década de los 90, aunque previamente ya se habían llevado a cabo análisis económicos en los que se apreciaba las diferentes desigualdades de género que se producían, por ejemplo, a la hora de recibir un salario, pero los enfoques que se les daba a dichos estudios no eran demasiado feministas, por lo que no abogaba por los derechos de las mujeres ni por la igualdad de género, algo que finalmente fomentaba que se siguiera con las normas heteropatriarcales y que la mujer fuera subordinada y oprimida con respecto al hombre.

La economía feminista lo que pretendía al fin y al cabo es poner en relieve las críticas en relación a la desigualdad de género en cuento a los aspectos económicos, es decir, intentaba que hubiera una mayor perspectiva de género con la que luchar así por el feminismo, por poner “a la misma altura” tanto a un sexo como al otro. Además, son varios los avances que se han producido gracias a este enfoque, entre ellos, los siguientes:

  • Ha visibilizado y denunciado diversas desigualdades de género con respecto a multitud de aspectos socioeconómicos.
  • Ha creado una crítica de la economía clásica que se encontraba fuertemente relacionada con el capitalismo.
  • Ha contribuido para construir una visión diferente o alternativa de la economía.
  • Ha trabajado con respecto a cuestiones de género relacionadas con la globalización.
  • Ha participado para construir diversas alternativas al sistema económico dominante partiendo del ecologismo.

Asimismo, además de dar visibilidad y denunciar las diferentes desigualdades de género que se producen, la economía feminista se centra en lo que se conoce como economía del cuidado, algo que hace referencia a que las mujeres deben encargarse de los cuidados y de las labores del hogar, es decir, al trabajo no remunerado, mientras que es el hombre el que trabaja en lo que se conoce como esfera pública, haciéndose cargo de la economía de su familia.

Además, hay muchos estudios en los que se ha analizado el uso del tiempo para así evaluar tanto el tiempo que se dedica al trabajo como al ocio entre hombres y mujeres. Por ejemplo, uno de los resultados obtenidos ha reflejado que en España la economía feminista tiende a estar centrada en la economía del cuidado y la reproducción social, por lo que se abre un mayor abanico de desigualdades de género, puesto que se arroja que se produce una segregación ocupacional por género, entre otras cosas.

Actualmente en la red podemos encontrar multitud de documentos en los que podemos ver los resultados obtenidos en los diferentes estudios y análisis que se han llevado a cabo con respecto al tema de la economía feminista, pero, concretamente yo recomiendo la página web llamada “economía femini(s)ta”, en la cual se puede encontrar multitud de información ya no solo del feminismo en la economía, sino en otros ámbitos haciendo uso de diferentes recursos.

FUENTES CONSULTADAS:

https://www.eldiario.es/alternativaseconomicas/economia-feminista_6_760533942.html

www.economiafeminita.com

La solución está en las mujeres

En las últimas semanas el debate acerca del retraso en la edad de la jubilación está copando los espacios informativos en televisión, radio y prensa, sin mencionar que es el tema principal de la conversación de un sector mayoritario de los españoles y españolas a los que les afectaría, directa o indirectamente, este hecho.

Para intentar paliar esta “medida” frente a la crisis, los sindicatos proponen una alternativa en la que las mujeres somos las protagonistas. Se expone que con el incremento de la tasa de actividad femenina en un punto cada año, la garantía de las pensiones estaría asegurada.

Si la mayor parte de los trabajadores activos son hombres, serían ellos los que padecieran ese retraso de la jubilación en mayor proporción, en caso de que esa medida llegara a implantarse. Si la mejor solución fuera que sus mujeres empezaran a trabajar en la esfera pública, a ganar dinero, a tener cierta independencia económica, etc., ¿lo aceptarían?

Es hora de que todas aquellas mujeres que lo deseen salgan del ámbito doméstico y se incorporen, de tú a tú, al mundo laboral, en igualdad de condiciones y salario. Hace mucho tiempo, que se decidió que la mujer debía estar confinada al hogar y a sus hijos, mientras que los hombres se erigían como sustentadores de la familia. En mi opinión, ya ha llegado la hora de que los papeles se inviertan o, al menos, se equiparen.

Las mujeres somos necesarias, no solo para salir de la crisis en la que estamos inmersos, sino también para contribuir a un cambio social necesario, para romper con los esquemas y roles tradicionales. Basta ya de príncipes que salvan a doncellas, de dictaduras domésticas y de la asunción de un segundo plano de forma permanente en todos los ámbitos de la vida.

La solución pasa por las mujeres. No se puede avanzar, sin contar con más de la mitad de la población. Los hombres y las mujeres deben luchar en el mismo bando, siendo un grupo compacto y sólido, en pos de unos intereses y unos objetivos comunes. Esa es la única forma de mejorar, de romper con imposiciones vacías de contenido y de dejar atrás la lacra de una inferioridad biológica imaginaria, pero asumida de forma social.

Para hacer que una lámpara esté siempre encendida, no debemos dejar de ponerle aceite” (La Madre Teresa de Calcuta). Todas las mujeres, ya seamos niñas, adolescentes, adultas o ancianas, debemos estar unidas para que la llama que nos guía hacia una sociedad igualitaria de pleno derecho, no se apague nunca y llegue el día en que esa sociedad se haga realidad.

La Construcción de la Igualdad

La semana pasada, en un curso de formación para personas desempleadas, impartiendo el módulo obligatorio de «Sensibilización en Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y Hombres», una alumna me trasladó que no sabía para qué servía el Ministerio de Igualdad.

¿Estaríamos mejor, igual o peor si no tuvieramos Ministerio de Igualdad?. Porque poner en duda este Ministerio, y no otros, es muy significativo.

Nadie se cuestiona la educación medioambiental (o su Ministerio). La concienciación ha calado en este ámbito, pero la defensa de la Igualdad es casi sancionada socialmente, o al menos despierta muchas susceptibilidades.

http://www.migualdad.es/ss/Satellite?c=Page&cid=1193049657073&language=cas_ES&pagename=MinisterioIgualdad%2FPage%2FMIGU_SinContenido

Y al mismo tiempo, se pone en evidencia una actitud personal de absoluta pasividad, en la que se espera que «el tema de la igualdad» lo resuelva la Administración, o el Gobierno.

La Igualdad, como los grandes conceptos (Libertad, Sociedad, Estado), es algo que construimos individualmente, con pequeñas acciones, en la educación igualitaria de nuestras criaturas, en nuestros empleos, denunciando situaciones discriminatorias tanto en retribuciones como en acoso sexual, contratos o economía sumergida; en la denuncia cuando presenciamos actos de violencia de género, o cuando los sufrimos directamente.

Y luego podremos exigir a las Administraciones, a los Gobiernos que cumplan con sus políticas, y si no lo hacen, pedirles responsabilidades. Las exigencias han de empezar por una misma, en nuestro dia a dia. Porque las enormes posibilidades que nos ofrece el Estado de Derecho, el Estado Social y Democrático de Derecho, es la construcción comunitaria a través de nuestras acciones personales, individuales. Es la participación la que genera cambios reales.

Y sobre todo, y ante todo, lo público como generador de bienestar social, es un paso más.  Es, como dice Cristina Carrasco, la Ciudadanía Social, «concebida como un factor de integración social, de reducción de las desigualdades, de legitimación de una socialdemocracia, que a la vez que garantiza unos derechos económicos y sociales, mantiene las diferencias ideológicas y de clases sociales.»

Os dejo un enlace a un video, que a pesar de estar en inglés, es muy ilustrativo…