MUJERES CON DISCAPACIDAD Y BRECHA DE GÉNERO

La discapacidad es una de las áreas importantes para actuar en la protección social de los ciudadanos y en los últimos años se han observado grandes avances en cuanto a políticas sociales que contribuyen a la integración de los discapacitados.  En este comentario voy a realizar un análisis de la mujer discapacitada y la discriminación que les afecta en las distintas facetas de la vida social, concretamente en el plano laboral.

La población europea, incluida la española, mantiene tasas de actividad más altas en el caso de los hombres que de las mujeres. Los sistemas de protección social, entre los que se encuentran la protección de las personas con discapacidad, han constituido una forma de ‘’seguridad’’ a los ciudadanos que se encuentran a situaciones de precariedad y situaciones vitales que impiden el desarrollo de modo integral y participativo de los ciudadanos que las sufren (Moreno: 2000).

Desde los años 90 los distintos gobiernos de los países europeos mantienen una implicación activa de inclusión de medidas y acciones positivas dirigidas hacia las personas con discapacidad, la mayoría de ellas, dirigidas a la plena integración de estas personas en el mercado de trabajo, tratando de combatir la discriminación laboral.

Concretamente en la Constitución Española del 78, en su artículo 49 dispone que: Los poderes públicos realizarán una política de previsión, tratamiento, rehabilitación e integración de los disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos a los que prestarán la atención especializada que requieran y los ampararán especialmente para el disfrute de los derechos que este título otorga a todos los ciudadanos. El trabajo dignifica, y por tanto, constituye un derecho al que todos los ciudadanos tienen acceso.

Posteriormente se fueron implantando distintas normativas legales, como fue la Ley de Integración Social del Minusválido aprobada en 1982.  En 1996 se elaboró el último Plan de Acción para las Personas con Discapacidad 1997-2002 (IMSERSO, 1996) cuyos principales pilares han sido la promoción de la salud y la prevención de las discapacidades, el cuidado y la rehabilitación, la educación especial, la integración en la comunidad y el mantenimiento de la vida independiente. Lo que se pretende con ello es la búsqueda de la promoción de los derechos de los discapacitados, facilitar su independencia, así como su calidad de vida y la igualdad de oportunidades.

En cuanto a la promoción del empleo de las mujeres, no sólo discapacitadas, se ha visto favorecida por el último Plan Nacional para el Empleo del Reino de España aprobado el 26 de abril de 2022 que propone, entre otras medidas, el refuerzo de las políticas de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.

Las personas con discapacidad no solo pueden formar parte del mercado laboral ordinario, sino que también existen puestos de trabajo protegidos para amparar a este colectivo como puede tratarse de la reserva de plazas de aspirantes que deseen obtener un empleo público; así, el Gobierno les garantiza que un 7% de esas plazas van dirigidos a personas con alguna discapacidad superior al 33%. También desde la Fundación ONCE se ampara a este tipo de personas.

‘’El decimoprimer informe que presentó el Grupo Social ONCE analizando la brecha de género en la discapacidad desvela que las mujeres en ambos colectivos (con y sin discapacidad) cuentan con más frecuencia con contratos menos estables y se puede afirmar que las desigualdades están más condicionadas por el género que por la discapacidad, siendo las mujeres con discapacidad las que presentan una tasa de temporalidad y parcialidad más intensas y la peor remuneración. Si las mujeres con discapacidad percibieran el mismo salario que los hombres con discapacidad, esto supondría una ganancia bruta anual adicional de casi 690 millones de euros, equivalente al 0,1% del PIB. Y finalmente, si se igualara la ganancia de los hombres y mujeres con discapacidad a la de los hombres sin discapacidad, el impacto económico adicional superaría los 3.400 millones de euros, equivalente al 0,3% del PIB. En última instancia, si todos los colectivos igualasen su ganancia anual a la de los hombres sin discapacidad, el impacto potencial de cerrar la brecha salarial por discapacidad y por género se situaría en 54.400 millones de euros al año, el 4,4% del PIB de 2019’’.

GIMÉNEZ LÓPEZ, DULCE Y  RAMOS LORENTE, MARIA DEL MAR (2003): La discriminación de las mujeres discapacitadas en España. Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. P. 59 y ss. Recuperado de: http://www.derechoaladesventaja.org/documentos/sociolog%EDa%20de%20la%20discapacidad.pdf#page=59

CLOSINGAP (2022): Women for a healthy economy. Informe 12.

EL MUNDO RURAL y EL COSTE DE OPORTUNIDAD

El presente análisis se va a basar en las mayores dificultades que tienen las personas en el medio rural, especialmente las mujeres en términos de oportunidades laborales, conectividad y acceso a los servicios públicos y/o cuidados especializados.

Respecto a las desigualdades entre mujeres y hombres en el ámbito rural, muchos estudios han identificado y dimensionado la brecha de género existente en España, pero ninguno había anteriormente establecido un valor económico al coste de oportunidad que dichas brechas suponen para las personas y para el conjunto de la sociedad.

También se encuentra la ausencia de la aplicación del enfoque de género en la práctica totalidad de investigaciones y diagnósticos del ámbito económico en nuestro país, enfoque que es imprescindible para que dichas investigaciones y diagnósticos conduzcan al diseño de soluciones, respuestas, reflexiones o recomendaciones que contemplen la realidad tal como es, que consideren todas las realidades para que dichas recomendaciones sean efectivas, incluyentes y universales.

EFECTOS DE LA BRECHA DE GÉNERO EN EL MUNDO RURAL

LA BRECHA 1: El medio rural se despuebla y masculiniza. Según las últimas estadísticas, en núcleos urbanos, por cada 100 mujeres, hay 93,8 hombres, mientras que en las poblaciones rurales hay 101,93.

Según la gráfica anterior, la diferencia es notable, hay mayor feminización en los núcleos urbanos frente a la masculinización de los medios rurales.

Ahora bien, según este informe analizado, la evolución de la distribución de la población por sexo según tamaño del municipio (rural o urbano) es mayor cuanto menor es el municipio, es decir, cuanto más grande sea el municipio, más aumenta la presencia de mujeres en estas poblaciones. Así se ha figurado desde los años 1998-2020 según se aprecia en la siguiente gráfica:

La causa principal de la masculinización en el mundo rural se debe a que las mujeres abandonan los entornos rurales con más frecuencia que los hombres, lo que se puede comprobar con la tasa de permanencia. Así, según los datos del INE en 2020, por cada 100 mujeres nacidas en un municipio rural, 32,8 se han marchado a entornos urbanos, mientras que por cada 100 hombres en el municipio rural, se marchan 27,7.

BRECHA 2: La precariedad laboral de la mujer se incrementa en el mundo rural.

Según este estudio, la tasa de empleo rural femenina es más baja que en otros países de Europa. Haciendo un breve resumen, mientras en Europa la tasa de paro entre medio rural y medio urbano es idéntica, en España el porcentaje de mujeres rurales que buscan empleo es menor que el medio urbano.

Se han analizado datos entorno al nivel educativo de la población rural en España y se observa que en ambos sexos, predominan los que poseen estudios medios sobre los que tienen estudios básicos y superiores. Por grupo de edad se ha observado que la población rural joven se esfuerza más por formarse que generaciones pasadas.

Otro punto importante a señalar acerca de la precariedad laboral de las mujeres rurales, es que aun estando más cualificadas que los hombres a nivel educativo, tienen a desempeñar ocupaciones más básicas que éstos. Además de que la tasa de temporalidad sigue siendo más alta en mujeres que en hombres (casi dos de cada tres mujeres agrícolas tienen un contrato temporal, frente a uno de cada dos hombres).

BRECHA 3: La ausencia de las mujeres rurales en posiciones de toma de decisión.

La falta de reconocimiento social, económico o profesional, tal como se menciona en el preámbulo de la Ley 35/2011 sobre titularidad compartida de las explotaciones agrarias. Esta falta de reconocimiento incluso a nivel estadístico ha intensificado la emigración femenina a las ciudades y con ello la masculinización rural (Flores y Barroso, 2011). Esto es debido a que tradicionalmente, las mujeres en el mundo rural han compartido las labores del trabajo agrario con los hombres, pero considerado como ‘’ayuda familiar’’.

Con el objetivo de fomentar la igualdad en el sector agrario, la Ley 35/2011 regula la titularidad compartida de las explotaciones agrarias para promover y favorecer la igualdad real y efectiva de las mujeres en el medio rural a través del reconocimiento jurídico y económico de su participación en la actividad agraria.

CLOSINGAP (FEBRERO 2022): Women for a healthy economy. Informe 12.

La brecha de género y consecuencias de la pandemia mundial

Es importante conocer la ganancia anual bruta de los trabajadores, hombres y mujeres como primer paso para analizar la igualdad de las mujeres y hombres.

En el presente post me centraré en la actual brecha laboral y salarial entre mujeres y hombres, analizando los datos aportados por el INE (Instituto Nacional de Estadística). El INE hizo una encuesta comprendida entre los años 2017 y 2019 hasta la actualidad, con el objetivo de conocer la ganancia anual de hombres y mujeres en nuestro país.

En los últimos años y dada la incertidumbre ocasionada por el COVID-19, ha conllevado a que la brecha entre hombres y mujeres se haya mantenido en el último año, pero existe una mayor conciencia sobre la misma en la población activa.

El pasado año, el Gobierno decidió subir el salario mínimo interprofesional a 1.000 euros, pero sus efectos se aprecian en los niveles retributivos más bajos, concretamente a los que corresponden con los trabajadores a jornada parcial, tal y como se observa en la estadística del INE del ejercicio de 2020.

A día de hoy, sigue notándose gran diferencia en los puestos directivos, los cuales son más accesibles para los hombres; las mujeres suponen menos del 20%. Este es otro dato fundamental que pone de manifiesto esta brecha de género existente entre hombres y mujeres.

Además, la brecha de género en conciliación es la que más ha crecido en el último ejercicio, concretamente 3,2 puntos porcentuales hasta el 40,8%. La tasa de trabajo parcial ha aumentado después de la pandemia, en mayor medida en las mujeres. Ellas son las que han asumido y asumen las tareas no remuneradas del hogar y cuidado de los hijos, lo que dificulta aún más la conciliación.

La pandemia también ha elevado el riesgo de pobreza o exclusión social de las mujeres por encima del de los hombres.

SÁNCHEZ-SILVA, CARMEN (2022): La brecha de género aumenta un punto hasta el 36,7% en 2021. Recuperado de:

https://elpais.com/economia/2022-03-02/la-brecha-de-genero-aumenta-un-punto-hasta-el-367-en-2021.html

https://www.heraldo.es/noticias/nacional/2022/02/22/poblacion-activa-masculina-sostiene-no-existe-brecha-salarial-frente-82-femenina-1554920.html