Cortometraje «Globos de agua»: conciliación familiar y laboral.

Para dar respuesta a la entrada en el blog del contenido correspondiente al bloque 3 de la asignatura y que ésta fuera algo diferente a todo lo que ya habéis contribuido de manera acertada, he decidido hacer mi aportación sobre la conciliación familiar y laboral analizándola mediante el visionado de un cortometraje. Se llama “Globos de agua”, fue dirigido por Fernando Canet, producido en el año 2006 en Valencia y bajo el marco del proyecto europeo Equal Camp de Túria CONCILIA, y desconozco si lo habéis tratado en clase.

Imagen extraída de http://folinmasanchez.blogspot.com/p/peliculas-y-documentales.html

En apenas 20 minutos (el resto son patrocinadores  y créditos) se nos cuenta la problemática de una familia heteronormativa donde ambos progenitores tienen jornadas laborales en distintos sectores del mercado de trabajo y, en el caso de Ana, la protagonista, también en el ámbito doméstico y familiar, de manera exclusiva. Ella es quien se ocupa de los hijos, ella es quien se ocupa de las labores del hogar… y ella es la que siempre se sacrifica por su familia. Al parecer, Juan (el marido) siempre tiene prisa, siempre tiene otras cosas más importantes que hacer, siempre todo como si no fuera con él.

¿Nos suena a más de uno/a la situación que se está planteando? ¿Cuántas familias heteronormativas conocemos que el desempeño de las tareas propias del hogar (cocinar, limpieza, compras, etc.) recae sobre uno de sus miembros? ¿y cuántos de esos miembros exclusivos son mujeres? ¿Alguien de aquí ha escuchado/experimentado la frase “¡Qué verdad es que los hijos/as para las madres!”?

Aunque el corto no aporte nada nuevo, porque por desgracia esa situación es la que tradicionalmente se ha visto “normal” en numerosas casas (habría que remontarse muchos años atrás, cuando a la mujer no se le permitía participar en el mercado laboral y se la tenía “encerrada” en su hábitat natural -el hogar-, para así ocuparse de su “verdadera” función natural: el criado de hijos y el cuidado del esposo) me resulta cuanto menos curioso el ambiente en el que se desarrolla la casuística de Ana. Precisamente, ella trabaja en el call center del “Departamento de apoyo a la conciliación de la vida laboral y familiar”, y su supervisora no le permite conciliar.  ¿También es suena, por casualidad?

Sin ánimos de hacer spoiler, Ana empieza a cambiar el chip cuando un día de trabajo (tras haber vuelto a llegar tarde porque ha tenido que dejar a su hija menor enferma al cuidado de su madre porque su marido tenía una reunión muy importante en el trabajo) recibe la llamada de un hombre, padre de familia, que quiere recibir información sobre si es posible que él pueda disfrutar de la reducción de su jornada laboral para poder dedicar más tiempo a su familia.

A partir de ahí Ana se plantea su situación, decide llamar de manera “infiltrada” a su departamento, y tras recibir pautas sobre cómo proceder, decide actuar.

“Hasta aquí puedo leer”. Es cierto que la calidad, tanto del vídeo como del sonido, no es magnífica, pero sí es aceptable.

Mención aparte se merece la supervisora. Pero no quiero adelantar nada, sino os invito a que cuando veáis el corto (al final copio los enlaces en Youtube) comentemos por aquí qué os parece su actitud, qué creéis que le motiva a ser así y si también os habéis encontrado personas así por el mundo.

Del mismo modo, en los comentarios podremos opinar sobre lo ocurrido, pero ahora creo conveniente no desvelar nada para animaros a verlo. Así que ¡nos vemos por los comentarios!

1ª parte (7’47»): https://www.youtube.com/watch?v=PkO-gXdb_70&feature=emb_title   

2ª parte (7’46»): https://www.youtube.com/watch?v=aNIprGMXykk&hd=1    

3ª parte (8’20»): https://www.youtube.com/watch?v=Tn2ZeOTC6BE     

Familias y cuidados.

La familia es el primer agente socializador en el que nos encontramos cuando llegamos al mundo, y nos guste más o nos guste menos, cuando vamos creciendo, y según las relaciones que en el seno de ésta se establezcan, aprenderemos un orden social (micro, en comparación con la sociedad en sí) que iremos interiorizando con el paso del tiempo, casi sin darnos cuenta.

Para dar inicio a mi reflexión sobre los cuidados, tema que aparece en el bloque 2 de la asignatura, pongámonos en situación, vayamos 20 años atrás y visualicemos una familia heteronormativa: papá, mamá e hijo/a. Si en el seno de esta familia, el crío o la cría ve que el papá es quien trabaja fuera de casa y, además, pasa muchas horas fuera de ella, que mamá (aun trabajando fuera de ésta –o no-) es quien se ocupa de las tareas del hogar, mucho más que papá porque ella “disfruta” de una reducción de jornada y tiene más tiempo, y que encima cuando enferma es la que se queda con él/ella en casa… quizá, y solo quizá, puede ser que se vaya perpetuando el mensaje de que el cuidado del hogar y de quien en ella habita debe ser cosa de mamá. Si además estos niños/as piensan en sus abuelas, casualmente ellas siempre han estado a disposición del hogar: yendo a comprar por las mañanas, haciendo la comida, cosiendo, pendiente de todos los demás primos/as, cuidando a la bisabuela que todavía vive con ella… Entonces la perpetuación del rol de “mujer=cuidadora del hogar”, se confirma para ellos/as.

Pero hoy en día, por suerte, la vida familiar se ha transformado profundamente y ello ha impulsado cambios en ese rol de mujeres como cuidadoras, que ya no lo ejercen en exclusividad.

Partimos del punto de que, tradicionalmente, y como hemos visto en varias asignaturas del presente máster, a lo largo de la historia el hábitat natural de la mujer era su casa, donde debía cuidar del marido, hacer las labores del hogar y dedicarse a tener y educar a los hijos/as.  Betty Friedan denominó a esta situación que sufrían las amas de casa como “problema sin nombre”, porque bajo estas circunstancias ellas se aburrían a la vez que eran aisladas de la sociedad, y encima no tenían opción de cambiarlo porque el único lugar que le correspondía era ese.

Pero poco a poco, con el reconocimiento de derechos de las mujeres, la posibilidad de acceder a estudios superiores, con su incorporación al mercado laboral, se fue abriendo un mundo de posibilidades más allá de esas cuatro paredes. Ya la mujer no tenía “la disponibilidad permanente de tiempo (…) al servicio de la familia” (Fougeyrollas-Schwebel, 2002: 175-178).

Entonces, ¿qué ocurría con el trabajo doméstico? Esta pregunta llevada hasta nuestros días, ha dado lugar a muchas controversias y a numerosos estudios. Éstos últimos, según Martín Palomo (2008) se han organizado, en torno a tres ejes:

  • análisis de todas las actividades realizadas en el ámbito doméstico desde la perspectiva del trabajo,
  • análisis de la interrelación entre los trabajos realizados en el ámbito doméstico-familiar y el profesional,
  • centrado en la consideración de la especificidad de los cuidados.

Y todos, lo mires por donde lo mires y por mucho que hayan cambiado las cosas, afirman que “Cuidar se escribe, ahora como antes, en femenino” (García-Calvente, M. D. M. y otros (2004).

Para que haya verdaderamente un cambio de visión respecto a los cuidados y el trabajo doméstico, considero necesario cumplir con las 3 R que propone Diane Elson (2017): Reconocerlo-Reducirlo-Redistribuirlo.

Solo así, además de corresponsabilizándose, se podrá abordar una solución justa para la familia, donde se reconozcan los derechos y deberes de todos sus miembros.

Referencias bibliográficas.

Elson, D. (2017, May). Recognize, reduce, and redistribute unpaid care work: how to close the gender gap. In New Labor Forum (Vol. 26, No. 2, pp. 52-61). Sage CA: Los Angeles, CA: SAGE Publications.

Friedan, B. (1974): La mística de la feminidad, Madrid, Júcar [1963].

Fougeyrollas-Schwebel, D. (2002): “Trabajo doméstico”, en Hirata, Laborie, Le Doaré y Senotier (coord.), Diccionario crítico del feminismo, Madrid, Síntesis, 175-178.

García-Calvente, M. D. M., Mateo-Rodríguez, I., & Maroto-Navarro, G. (2004). El impacto de cuidar en la salud y la calidad de vida de las mujeres. Gaceta sanitaria18, 83-92.

Martín Palomo, M. T. (2008). Los cuidados y las mujeres en las familias. Universidad Complutense de Madrid.

Objetivos de Desarrollo Sostenible y su repercusión en la Economía feminista.

Hoy, 22 de abril, se celebra el Día Internacional de la Madre Tierra. Sin duda, me resulta curioso que este año lo celebremos dándole, por fin, el respiro que se merece, y que tantísimos años lleva pidiéndonos, de la manera que sabe. Aunque sea por la causa que es, este año  la Tierra está teniendo el regalo que necesitaba.

Pero antes de esta crisis sanitaria en la que nos encontramos inmersos/as, los dirigentes políticos de la mayoría de los países del planeta, ya acordaron establecer una serie de medidas para cuidar de él, ya que es el único que tenemos. De este modo, en el año 2015 (más tarde que pronto, a mi parecer) se aprobaron una serie de objetivos sostenibles bajo un plan de acción mundial llamado “Agenda 2030”, donde se concibe que no hay bien del planeta sin el bienestar de quienes lo ocupan.

En estos 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS en adelante) deben incluirse y se incluyen de manera explícita a las mujeres, como mitad de la población mundial, y a pesar de la discriminación de género que sufren y de los obstáculos que se encuentran a diario, en cualquier rincón del planeta.

Estos son los 17 ODS:

Imagen extraída de https://www.unwomen.org/es/news/in-focus/women-and-the-sdgs

De entre todos, me gustaría reflexionar sobre varios de ellos, ya que considero que tienen relación con el bloque 1 de nuestra asignatura, el cual versa sobre Economía y Género; por supuesto, estas cavilaciones que hago están abiertas a vuestras propias opiniones, y tanto de los objetivos comentados como de los descartados, espero vuestras aportaciones en los comentarios.

Por considerarlo el eje central de todos los demás, empiezo hablando sobre el ODS 4: “Educación de calidad”. Como profesional de la enseñanza que soy, estoy totalmente convencida que la educación es el motor del cambio social, y es por ello por lo que los niños y las niñas de todo el planeta deben de poder recibir y disfrutar una educación de calidad, que compense las desigualdades y promueva en ellos y en ellas (ya que son el futuro de la sociedad)  un sentimiento de pertenencia a una comunidad, donde sepan que cada acción que decidan llevar a cabo tendrá sus consecuencias a nivel global. De este modo, luchando contra el individualismo, se concienciarán del consumo responsable, del cuidado de la naturaleza, del bienestar físico y mental, de la necesidad de erradicar conflictos y promover la paz…

Tal es la importancia de una educación de calidad que, bajo mi opinión, los demás ODS de los que quiero hablar no tendrían razón de ser (ni ninguno de los restantes hasta contar los 17, por cierto), porque:

  • No habrá igualdad de género sin haber enseñado y educado bajo la igualdad (ODS 5).
  • No se tendrá un trabajo decente que provoque un crecimiento económico sin haber recibido la formación más básica posible (ODS 8).
  • No se reducirán las desigualdades sociales si no todos/as podemos acceder a lo mínimo imprescindible, entre los que se encuentra el derecho a la educación (ODS 10).

Sin una educación inclusiva, no se podrá acceder de manera libre a estudios superiores, por lo que el futuro de esos adultos ya se está condicionando desde la infancia. Pero, como todo, esto va mucho más allá de lo que pueda parecer, ya que si determinados gobiernos permiten que las niñas no acudan a la escuela para cuidar de su hogar, o para satisfacer al marido tras un matrimonio de conveniencia, poca igualdad de oportunidades tendrá esa cría con respecto a su hermano, en ese hipotético caso.

Para concluir, os invito a reflexionar, ya no sobre la repercusión de la educación en todos los demás ODS, sino en cómo podríamos conseguir, de manera personal en nuestras casas, estos objetivos propuestos.

Webgrafía.

https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/2015/09/la-asamblea-general-adopta-la-agenda-2030-para-el-desarrollo-sostenible/

https://www.agenda2030.gob.es/es/objetivos/objetivo-4-educacion-de-calidad

https://www.unwomen.org/es/news/in-focus/women-and-the-sdgs