Una herramienta más para promover políticas públicas para la igualdad de género en Andalucía.

Partiendo de la necesidad y la importancia de promover políticas públicas para la igualdad de género, considero oportuno traer la información publicada, este año 2020, por el Instituto Andaluz de la Mujer y la Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación, en el cual se realiza un análisis de la situación actual y se proponen propuestas de acción.

Este Manual práctico sobre la brecha salarial entre mujeres y hombres, me llegó por primera vez, durante el Congreso de Género y Educación que se realizó en la ciudad de Sevilla el pasado Marzo del 2020. A través de este material logre visualizar diferentes conceptos básicos referidos a la igualdad salarial, puestos de trabajo ofrecidos, temporalidad de los mismos, detección de situaciones de discriminación de género en el ámbito laboral (directa/indirecta), Leyes y Decretos promovidos en el ámbito europeo, el ámbito estatal y el ámbito autonómico.  Cumpliendo con su objetivo, este material permite ser una de las tantas herramientas teórico/prácticas para indagar y ampliar sobre los diseños y las planificaciones de políticas de empleo, planes y programas que se están llevando a cabo dentro de diferentes regiones en Europa.

En uno de sus últimos apartados, hacen referencia a la implementación de medidas institucionales, denominadas “buenas practicas”. Concepto, que nos permite continuar reflexionando sobre la categorización de “bueno”/”malo”, cuando en realidad debería de ser algo pre dado socialmente. Es decir, que las leyes y los decretos creados son valorados positivamente, pero a su vez debemos pensarnos socialmente en la necesidad de cumplir con una igualdad de género laboral porque hay una ley que nos obliga a hacerlo.  

Analizando un poco más allá de la información brindada en este manual, teniendo en cuenta el dibujo de la tapa y el modo de abordar las problemáticas actuales en torno a las desigualdades entre mujeres y hombres, estimo que aún se sostiene el concepto de “capital humano”. El cuál definido por Cristina Carrasco, revela “un uso instrumental de las personas como instrumentos de producción que es preciso actualizar y valorizar para aumentar su productividad. Evidentemente, para vivir es necesario producir y para producir es necesario vivir; sin embargo, para comprender en qué sentido opera la relación medios-fines, es necesario especificar las prioridades y desvelar las relaciones de dominación entre los sujetos; dichas relaciones se reflejan sobre lo que se produce y en qué cantidad, por qué y para quién se produce” (p.12).

Es decir, que no por igualar las condiciones salariales o laborales, estamos priorizando el bienestar del ser humano, relacionándolo con el concepto de desarrollo humano, entendido como el análisis de las condiciones de sostenibilidad del proceso de reproducción social de la población.

A pesar de ello, este apartado destaca, dentro del ámbito europeo, dos países referentes por sus bajos índices de brecha salarial,  Islandia con la LEY PARA LUCHAR CONTRA LA DESIGUALDAD SALARIAL POR RAZON DE GÉNERO, aprobada el 1 de Junio de 2017, y Alemania con la LEY DE TRANPARENCIA SALARIAL, del 30 de diciembre de 2017. En relación al ámbito estatal, el Real Decreto-ley 6/2019, de 1 de marzo, de medidas urgentes para garantía de la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres en el empleo y la ocupación; también a nivel empresarial, la GUIA DE BUENAS PRACTICAS PARA LA ELIMINACION Y ERRADICACION DE LA BRECHA SALARIAL ENTRE MUJERES Y HOMBRES; y la Ley 03/2007 DE 22 DE MARZO PARA LA Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres. Finalmente hacen referencia al Plan de Igualdad para las empresas, y la creación en 2013 de la Red de empresas con distinto “Igualdad en la Empresa” (RED DIE).

Sin lugar a dudas, este material no logra cubrir todas las necesidades y las desigualdades sociales generadas por el sistema capitalista heteropatriarcal. Hay mucho trabajo por seguir realizando, hay luchas necesarias que hay que continuar sosteniendo, y nuevas estrategias que incorporar. Pero rescato este material, pensándolo como una herramienta más, que necesitamos que llegue a la mayor cantidad de personas, para seguir concientizando, vislumbrando y promulgando políticas públicas con perspectiva de género.  

Referencias:

 Manual práctico sobre la brecha salarial entre mujeres y hombres (2020). Colección de Publicaciones de la Unidad de Igualdad de Género, del Instituto Andaluz de la Mujer y la Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación. Recuperado en http://www.juntadeandalucia.es/iam/files/N_19_Manual_prctico_sobre_brecha_salarial_entre_mujeres_y_hombres.pdf

Carrasco, Cristina (2001). La sostenibilidad de la vida humana: ¿un asunto de mujeres?.  Revista “Mientras Tanto”, Nº 82,  Icaria Editorial, Barcelona, p.1-27.

Vega-Solís, Cristina (2017). Explorando el lugar de lo comunitario en los estudios de género sobre sostenibilidad, reproducción y cuidados. QUADERNS-E, 22 (2), pp. 65-81.

Las trabajadoras de servicio doméstico en Argentina.

Las prácticas sociales cotidianas están delimitadas por el modo de distribución dentro del mercado de trabajo, en el cual entran en juego los trabajos de reproducción social no remunerados. Sumándole a esto, la división entre hombres y mujeres constituye el núcleo central de la diferencia de género dentro del sistema económico. Además, la ausencia de un intercambio mercantil en el caso del trabajo dentro del hogar, ha determinado la invisibilidad de una contribución fundamental a la riqueza social, pero también ha permitido ocultar una parte significativa de los costes de producción.

Con el mismo sentido que otorga a su publicación Maria Eugenia Gómez Luna, sobre la importancia de dimensionar  y visibilizar el trabajo doméstico no pago,  su contribución al nivel de consumo y al bienestar de la población, considero interesante poder acercar a través  de este blog, la realidad de Argentina sobre dichas cuestiones.

Para ello citare un artículo publicado por Shokida Natsumi durante 2020, en la organización Economía Femini(s)ta. Mediante el cual expone y simplifica los datos obtenidos en la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC, en este caso referidas al 2do trimestre de 2019. Esta encuesta releva características demográficas, sociales, económicas, con especial atención a las formas de participación en el mercado laboral, entre hogares y personas de 31 aglomerados urbanos.

Las trabajadoras que realizan tareas domésticas y de cuidado en hogares particulares representan un 17% dentro del total de ocupadas mujeres. Esto significa que una de cada 6 ocupadas en Argentina trabaja en este sector de la economía. Al mismo tiempo, estas más de 900.000 trabajadoras representan un 22% dentro del total de ocupadas-asalariadas. O sea que dentro de las mujeres que trabajan en relación de dependencia, 1 de cada 5 tiene como ocupación principal el trabajo en hogares particulares.

Si bien el artículo utiliza diferentes secciones a tener en cuenta (sexo, edad, lugar de nacimiento, educación, intensidad del trabajo, ingresos, hogares, otras ramas de ocupación) en lo personal me resultó muy alarmante los datos en relación a los Derechos laborales de las trabajadoras de servicio doméstico. En él se especifica, que dentro del conjunto de personas asalariadas, un 34,5% no se encuentran registradas en la seguridad social. Esta tasa asciende al 36,1% cuando hablamos de las asalariadas mujeres, pero también puede observarse que la problemática es particularmente incisiva entre las trabajadoras domésticas: un 73,5% de ellas no percibe descuento jubilatorio. Asociado a esto, un 69,2% de estas trabajadoras no cuenta con vacaciones pagas, un 68,1% no percibe aguinaldos, un 72,2% no percibe el pago en caso de enfermedad, y un 72,6% no cuenta con cobertura de salud mediante obra social.

Estos valores nos permiten seguir pensando el lugar y la importancia que se lo otorga a las personas trabajadoras, principalmente a las mujeres que realizan trabajos domésticos. Incrementando la brecha de desigualdades, y abusando de mujeres, que si bien reciben dinero por su trabajo, éste no se realiza en condiciones humanamente dignas ni se cumplen los derechos sociales promulgados. Esto repetido a lo largo de los años, lleva a un malestar social cargado de estereotipos heteropatriarcales  que desvalorizan, segregan y desprestigian la importancia del trabajo en los cuidados de las demás personas.

Pero en mediante el arduo trabajo que se realiza desde la perspectiva feminista, que busca corromper con todos estos mandatos sociales impuesto por el capitalismo, dando cuenta que “las mujeres no son secundarias y dependientes, sino personas activas, actoras de su propia historia, creadoras de culturas y valores del trabajo distintos a los del modelo masculino”p.261 (Varela, 2019).

Ser conscientes del impacto que generan las políticas sociales y el sistema económico neoliberal desde una perspectiva de género, nos exige la responsabilidad de pensar constantemente en nuevas estrategias de participación política en torno a la igualdad de oportunidades, que prioricen bienestar de seres humanos por sobre el crecimiento económico.  Entendiendo como aspecto esencial que los cuidados y el bienestar humano, no son producto ni una obligación sólo de las mujeres, sino que es una cuestión social que nos implica en conjunto.

Referencias:

Picchio, A. (2001). UN ENFOQUE MACROECONÓMICO «AMPLIADO» DE LAS CONDICIONES DE VIDA, p. 1-31.

Gómez Luna, M. (2001). CUENTA SATELITE DE LOS HOGARES. VALORACIÓN DEL TRABAJO DOMESTICO NO PAGADO. EL CASO DE MÉXICO, p.1-19.

Varela, N. (2019). Feminismo para principiantes. Barcelona: Penguin Random House.

Shokida, Natsumi S. (2020). Las trabajadoras de servicio doméstico en Argentina. 2do trimestre de 2019. Economía Femini(s)ta. Recuperado de https://ecofeminita.github.io/EcoFemiData/informe_servicio_domestico/trim_2019_02/informe.nb.html

En búsquedas de una economía humanamente sostenible.

El artículo elegido para el bloque 1, corresponde a la Revista Economistas sin Fronteras (EsF) nº 37, publicado en la primavera 2020. La misma se caracteriza por ser una Organización No Gubernamental de Desarrollo (ONGD), fundada en 1997 en el ámbito universitario, que busca poder teorizar sobre otro modelo de desarrollo posible, ubicando a la economía al servicio del ser humano y no, millones de personas al servicio de la economía, como sucede actualmente.

Citando a Marta de la Cuesta González (2020), en el texto “LA ECONOMÍA CIRCULAR: UNA OPCIÓN INTELIGENTE”, podemos vislumbrar de manera práctica y sintetizada, las bases indispensable sobre las que se posiciona la economía circular, como ser las diez R’s (rechazar, repensar, reducir, reutilizar, reparar, renovar, remanufacturar, reelaborar, reciclar y revalorizar). Desterrando, de éste modo, el sistema económico actual, no sostenible y lineal que se fundamenta en producir, consumir y tirar, es decir, que prioriza el crecimiento económico permanente fomentando un consumo constante y teniendo como consecuencia, el deterioro del medio ambiente. A su vez, esto lleva a que nos paramos frente al mundo considerando que todo circula alrededor del “Hombre”, creando una clara diferenciación en el proceso de individualización: generando en los hombres una individualidad dependiente, y en las mujeres una identidad femenina relacional.

Si bien son muchas las barreras que se presentan a la hora de corromper la economía Neoclásica, y con ella la idea de homo economicus instalada, es necesario reforzar los planteamientos desde la sostenibilidad de la vida humana. El cual no debe ser simplificado, solo al plano del cuidado del medio ambiente, porque dentro de este concepto también se pone en juego lo social.

Para poder alcanzar la idea de Cristina Carrasco (2009) sobre el concepto de sostenibilidad de la vida humana, como referenciamos anteriormente, debemos ir más allá del cuidado del medio ambiente, ya que la misma explicita que es un proceso que requiere de recursos materiales pero también de contextos y relaciones de cuidado y afecto. Define al respecto:

proceso histórico de reproducción social, un proceso complejo, dinámico y multidimensional de satisfacción de necesidades en continua adaptación de las identidades individuales y las relaciones sociales, un proceso que debe ser continuamente reconstruido, que requiere de recursos materiales pero también de contextos y relaciones de cuidado y afecto, proporcionados éstos en gran medida por el trabajo no remunerado realizado en los hogares (p.182).

Estas nuevas lecturas realizadas, me permitieron comprender la necesidad de poder entablar un diálogo fluido en post de una inter-eco-dependencia; y para ella necesitamos que la economía circular vaya de la mano de los planteamientos de la economía feminista.

Desde mi punto de vista, considero necesario que las herramientas y estrategias concretas que se están desarrollando (como el proyecto LIFE) y las futuras a concretar, desde la economía circular, tengan presente la perspectiva de género. Ya que también, a través de este sistema que se está implementando en algunos sectores de Europa se puede caer en la lógica de los estereotipos heteropatriarcales impuestos durante tantos años. Debemos tener en cuenta no solo el tratamiento de materiales, productos y servicios, sino también el impacto de los mismos en la sociedad. Analizando en qué proyectos se decide invertir, que sectores de la población beneficia, cómo se realizan sus campañas publicitarias, que tipo de calidad de vida se está otorgando, etc. Por tal motivo, debemos estar alertas, porque para la transformación de las políticas de gestión ambiental necesitamos también, una plena consciencia de vínculos humanos saludables.

Referencias:

de la Cuesta González, M. (2020) La economía circular: una opción inteligente. Revista Economistas sin Fronteras (EsF) n.º 37, p.4-6. Recuperado en https://ecosfron.org/wp-content/uploads/2020/03/Dossieres-EsF-37-La-Econom%C3%ADa-Circular.pdf

Carrasco, Cristina (2009). Mujeres, sostenibilidad y deuda social, en Revista de Educación, número extraordinario. Barcelona, pp. 169-191.

Nelson, Julie (1995). Feminismo y Economía Publicado. Journal of Economic Perspectives, Vol.  9, Nro. 2,  American Economic Association.

Carrasco, Cristina (2001). La sostenibilidad de la vida humana: ¿un asunto de mujeres?.  Revista “Mientras Tanto”, Nº 82,  Icaria Editorial, Barcelona, p.1-27.