El tiempo libre: ¿Igual para hombres qué para mujeres?

Según el instituto nacional de estadística, publicó el 1 de julio del 2004 una encuesta “la de empleo del tiempo 2002-2003”. Ésta trataba la cuestión del empleo del tiempo entre hombres y mujeres, en la que existen diferencias, pues las mujeres disponen de una hora menos de tiempo libre que los hombres, aunque trabajan casi dos horas menos que ellos, dedican tres horas más a la realización de las tareas domésticas y al cuidado de niños y adultos del hogar

Dado que mujeres y hombres emplean el mismo tiempo en cuidados personales (dormir, alimentarse y otros cuidados personales, como asearse y vestirse) esta diferencia de una hora se reparte entre el resto de actividades de ocio, y siempre en detrimento de la mujer. Entre las actividades de hogar y familia, las mujeres dedican más tiempo a las culinarias (1 hora y 38 minutos en un día promedio) y a las relacionadas con el mantenimiento del hogar (casi una hora). En estas dos actividades los hombres emplean poco más de media hora. Las mujeres tardan media hora en hacer la compra y los hombres poco más de un cuarto de hora. Y en el cuidado de niños las mujeres emplean 24 minutos y los hombres diez.

Todos estos datos estadísticos, aunque haya una distancia temporal de 7 años con respecto al 2010, los datos que aquí se muestran no cambiarían más que en algunas décimas o porcentajes por arriba o por abajo. Podemos observar que en el cuidado personal, los hombres y las mujeres dedicamos el mismo tiempo, pero en lo que se refiere a tareas domésticas y cuidados familiares, las mujeres siguen dedicando más tiempo a estas actividades que los hombres.

Por tanto, la dedicación de la mujer a las tareas domésticas no ha disminuido en la misma proporción o medida que su incorporación al trabajo remunerado, en ella sigue recayendo el grueso de las tareas, y en muchas ocasiones, la colaboración de los demás miembros se conceptualiza como “ayuda». A pesar de que estos aspectos son debatidos
con frecuencia, tanto en ámbitos amplios (medios de comunicación) como reducidos (grupos de compañeros, amigos,…) la corresponsabilidad y el reparto equitativo de los mismos todavía no se ha logrado, o al menos, no se ha generalizado. Hablar de la doble jornada que realizan muchas mujeres, o expresar la poca valoración y reconocimiento social de las que realizan las tareas domésticas, sigue teniendo validez.

Con esta encuesta lo que se pretende es obtener una información fiable de lo que es la dimensión del trabajo doméstico no remunerado, la distribución de las responsabilidades familiares y el empleo del tiempo libre, y así poder llevar a cabo medidas de actuación para poder solucionar la situación que aquí se debate y conseguir que con estos datos tan reveladores, haya una conciencia social y se logre realizar una encuesta en la que en el número de horas del empleo del tiempo, no haya tanta diferencia entre hombres y mujeres, sino, que sea más igualitario.

Mujeres, empleo y pobreza en Argentina

En Argentina, las mujeres representan más de la mitad de la población. Según los datos del Instituto Nacional de Censos y Estadísticas[1] (INDEC) el 48% son varones y el 52% son mujeres.

Según los datos de la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC, los datos correspondientes al tercer trimestre del año 2009 son los siguientes:

Indicador[2] Mujeres Varones
Tasa de Actividad 47,9 % 72,1%
Tasa de Empleo 43,1% 66,1%
Tasa de Desempleo 10,1% 8,3%

Los datos anteriores nos brindan un panorama de la desigual participación en el mercado de trabajo de las mujeres y varones en Argentina.

La tasa de empleo nos indica que del total de mujeres en edad de trabajar, menos de la mitad, el 43,1% de ellas se encuentra inserta en el mercado de trabajo remunerado. Por otro lado con la tasa de desempleo, podemos observar como del total de mujeres que buscan activamente trabajo, el diez por ciento no consigue empleo.

Frente a este panorama, es necesario reflexionar acerca de varias cuestiones y sobretodo en una economía como la Argentina que sufre cíclicamente crisis económicas. Por un lado, la pobreza tiene un impacto diferencial según el sexo. Si consideramos que las mujeres tienen más dificultades para encontrar un trabajo remunerado  y además tenemos en cuenta que sus salarios son más bajos que los de los hombres, nos encontramos con que los hogares con jefatura femenina son los que más rápidamente “caen” en la pobreza o la indigencia, siendo esta última la situación donde los ingresos no son suficientes para cubrir una canasta básica de alimentos. Esta situación se complejiza aún más si tenemos en cuenta que en Argentina los precios de los productos aumentan mes a mes. Esto implica que las mujeres, como mecanismos de ajuste, desarrollan diversas estrategias de sobrevivencia para sostener el hogar.

De cara a esto y con la retirada cada vez más marcada del estado en lo social, y con un despliegue de políticas sociales residuales y estigmatizantes por parte del mismo, en el país, se desarrollan una serie de estrategias que trascienden el ámbito familiar. Se multiplican los comedores populares, los roperos comunitarios, los clubes de trueque. Un dato interesante de tener en cuenta es que la mayoría de estas iniciativas son llevadas adelante por mujeres.

Esta participación de las mujeres en las iniciativas comunitarias vinculadas a necesidades como la alimentación o el vestido contrasta con la participación de las mismas en ámbitos comunitarios de gestión y toma de decisiones, como los centros vecinales. Por lo tanto, lo anterior es un ejemplo de cómo continúa vigente la división de espacios públicos y privados, lo que ocurre es que se resignifican los mismos. Las mujeres de los sectores populares participa de la vida comunitaria pero mayoritariamente en actividades que son una continuación del trabajo desarrollado en el ámbito privado: es una continuación del trabajo reproductivo no remunerado.

Trabajo minimizado, invisibilizado, y cada vez más flexibilizado: realizar más actividades, satisfacer más necesidades con menos dinero. Trabajo que puede definirse como “el cuidado del mantenimiento de los espacios y bienes domésticos, así como el cuidado de los cuerpos, la educación, la formación, el mantenimiento de las relaciones sociales y el apoyo de psicológico a los miembros de las familia[3]”. (Picchio, 2001). Esta definición nos indica la importancia de dicho trabajo para la sostenibilidad de la vida del conjunto de la población.


[1] http://www.indec.gov.ar

[2] Este organismo considera como población en edad de trabajar a las personas mayores de 14 años.

[3][3] PICCHIO, Antonella. Un enfoque macroeconómico “ampliado” de las condiciones de vida. Taller Internacional de Cuentas Nacionales en Salud y Género. 18 y 19 de octubre 2001 en Santiago de Chile. Santiago de Chile. OPS/OMS-FONASA.

Trabajo Doméstico … ¿Cosa de mujeres?

He estado investigando y leyendo cosas acerca del trabajo doméstico y su relación con la mujer; y me he encontrado un estudio muy interesante hecho por unos sociólogos de Madrid (Jorge Ruíz, Yolanda Sánchez Utazú y Josefa Valero Picazo).

Se presupone que los trabajos son actividades productivas, es decir, actividades destinadas a la consecuciónde bienes y servicios. Pero también existen otros trabajos que no son mercantiles, y éstos son desempeñados mayoritariamente por las mujeres: el trabajo «voluntario», el trabajo doméstico.

Se dice que el trabajo doméstico no es productivo porque los beneficiarios son las propias personas de la familia y no el mercado en general, por lo cual, no es un trabajo productivo. A consecuencia de ello, las mujeres que lo desempeñan son inactivas e infravaloradas socialmente.

El trabajo doméstico está considerado por muchos como un trabajo sencillo que no necesita ningún nivel cultural específico ni mucho esfuero. Pero la realidad no se corresponde con ésto, porque la mujer que se dedica al trabajo doméstico, realiza al día muchísimas actividades: Fregar, lavar, cocinar, planchar, etc… ¿Si es un trabajo tan sencillo como dicen y que no necesita ninguna cualificación, porque no lo desempeñan los hombres en igual medida? Muchos dicen que «ellos no saben hacerlo» o que «ellas saben hacerlo mejor». Para mi, estas son actitudes muy discriminatorias y machistas …

Pero no solo se ocupan las mujeres de las tareas del hogar, sino que aparte, son las primeras que se encargan de la educación de sus hijos. Ellas son las que acuden a las tutorías, a por las notas de sus hijos, las que los ayudan con sus tareas …. y todo ello porque supuestamente, ellas tienen más tiempo y sus padres «están trabajando». ¿Acaso no trabajan también ellas durante todo el día?

Realmente, para la mujer que desempeña este trabajo es una obligación incluído en su día a día, que tiene un reconocimiento negativo. Y yo, personalmente, también lo veo así. Aunque también hay que destacar que cada día se va consiguiendo superar estos estereotipos y los hombres están realizando cada vez más las labores de la casa, compartidas con las mujeres.

Pero hay que seguir luchando en este aspecto, y hacer visible el trabajo de la mujer en el hogar. Pero por supuesto, lo que es necesario lograr, es el reconocimiento social, y tal y como dice este video que a continuaciós os dejo, que todos sean capaces de decir :¡Que viva las mujeres!:

Pareceser que los niños, al menos, si reconocen la labor de las mujeres. Aqui os dejo un texto que no tiene desperdicio:

Quién es tu mamá ?

-Mamá es esa señora que lleva en el bolso un pañuelo con mis mocos,
un paquete de toallitas, un chupete y un pañal de emergencia.

-Mamá es ese cohete tan rápido que va por casa disparado y que está
en todas partes al mismo tiempo

Mamá es esa malabarista que pone lavadoras con el abrigo puesto
mientras le abre la puerta al gato con la otra, sosteniendo el
correo con la barbilla y apartándome del cubo de basura con el pie.

-Mamá es esa maga que puede hacer desaparecer lágrimas con un beso

-Mamá es esa forzuda capaz de coger en un solo brazo mis 15 kilos
mientras con el otro entra el carro lleno de compra.

-Mamá es esa campeona de atletismo capaz de llegar en décimas de
segundo de 0 a 100 para evitar que me descuerne por las escaleras

-Mamá es esa heroína que vence siempre a mis pesadillas con una
caricia

-Mamá es esa señora con el pelo de dos colores, que dice que en
cuanto tenga otro huequito, sólo otro, va a la peluquería.

-Mamá es ese cuentacuentos que lee e inventa las historias más
divertidas sólo para mí

-Mamá es esa cheff que es capaz de hacerme una cena riquísima con
dos tonterías que quedaban en la nevera porque se le olvidó comprar,
aunque se quede ella sin cena

-Mamá es ese médico que sabe con sólo mirarme si tengo fiebre,
cuánta, y lo que tiene que hacer

-Mamá es esa economista capaz de ponerse la ropa de hace cientos de
años para que yo vaya bien guapo.

-Mamá es esa cantante que todas las noches canta la canción más
dulce mientras me acuna un ratito

-Mamá es esa payasa que hace que me tronche de risa con solo mover
la cara

-Mamá es esa sonámbula que puede levantarse dormida a las 4 de la
mañana, mirar si me he hecho pis, cambiarme el pañal, darme jarabe
para la tos, un poco de agua, ponerme el chupete, todo a oscuras y
sin despertarse

¿La ves? Es aquélla, la más guapa, la que sonríe.

Fuente: «Proyecto Crítico de Ciencias Sociales. Universidad Complutense de Madrid».

La División Sexual del Trabajo en España y El Salvador

 

Una de las categorías de análisis a tener en cuenta para estudiar la inserción laboral de las personas en la economía o en el mercado de trabajo desde la perspectiva de género es la División Sexual del Trabajo (DST), la cual ubica en espacios de diferente valor a hombres y mujeres, marca las oportunidades de desarrollo de uno u otro género y conduce a procesos de discriminación laboral. Un estudio sobre masculinidad desarrollado por la CEPAL- UNIFPA expone que desde la literatura feminista la DST

es uno de los pilares en los que se sostiene el sistema patriarcal. Se trata de tareas excluyentes y de distinto valor social según el sexo. Desde el orden social de género a los hombres y a las mujeres se les asignan dos espacios o ámbitos excluyentes: para los primeros, el público, en el cual se realizan actividades productivas, el lugar de la economía, de la política, de quienes ejercen el poder con plena investidura, (…). Para las mujeres, el privado, en el cual se realizan actividades reproductivas, domésticas, la crianza de los hijos e hijas, con menor valor y reconocimiento social que lo realizado en el ámbito público” (CEPAL-UNFPA, 2005: 127).

Es importante agregar que el sistema patriarcal es una sociedad que se basa sobre la sobrevaloración de lo masculino y desvalorización de lo femenino, lo que consecuentemente refuerza a la DST, atribuye derechos y deberes distintos y desiguales a hombres y mujeres en la sociedad (OIT-IPEC, 2004).

Ahora bien, sobre la base de esa definición de DST, esta nota tiene como propósito hacer una aproximación sobre el estado de la DST en dos economías con distinto nivel de desarrollo: España ubicado entre los países desarrollados y El Salvador dentro de los países en vías de desarrollo, y que tanto difiere la inserción de las mujeres y hombres al mercado de trabajo.

A inicios del siglo XXI la participación de las mujeres y hombres en el mercado de trabajo se observa que está determinada por la DST; en ambos países se presenta una mayor participación de los hombres en el espacio público (actividad), al analizar la población de 16 años y más –población en edad de trabajar- se constata una mayor participación de los hombres en la fuerza de trabajo (población activa), como se observa en la gráfica el 69,2% de los hombres españoles están en situación de actividad en relación a un 51.4% de la mujeres españolas. En El Salvador la brecha es mucho más marcada, la tasa de actividad de los hombres es del 81,4% y de las mujeres es del 47,3%.

Continuando con el análisis de la gráfica y tomando en cuenta la definición de la DST, podría afirmarse que las mujeres están relegadas al espacio privado al presentar mayores tasas de inactividad con respecto a los hombres, el 48,6% de las españolas y el 52,7% de las salvadoreñas están en situación de inactividad y/o en algunas labores de tipo reproductivas, en tanto que para los hombres la tasa es del 30,8% y 18,6% respectivamente.

La DST plantea que las mujeres en el ámbito privado se encuentran dedicadas a las actividades reproductivas, domésticas, la crianza de los hijos e hijas; este rol asignado a las mujeres es confirmado por las estadísticas oficiales de ambos países. Al estudiar la población inactiva en El Salvador, el 70,7% de las mujeres inactivas tienen como principal motivo de inactividad las obligaciones familiares y los quehaceres domésticos, para los hombres este porcentaje es del el 4,5%. El principal motivo de inactividad de los hombres salvadoreños son los estudios, estos representan el 41,8% y sólo el 14,1% de las mujeres están en la población inactivas por estar estudiando.

Para España el escenario es similar, el 45,2% de las mujeres en situación inactividad presentan como principal razón de la misma las labores del hogar en relación a un 4,3% de los hombres, para éstos la principal razón es la jubilación o prejubilación (60,9%). También, el porcentaje de mujeres que presentan como motivo de inactividad estar estudiando (12,7%) es menor con respecto a los hombres (18,4%)

A manera de conclusión, las estadísticas constatan que en ambos países la DST aún condiciona la inserción de las mujeres y hombres en el mercado de trabajo, en condiciones desfavorables para las mujeres al relegarlas al espacio privado con menor valor en comparación al público. En El Salvador el impacto de la DST en la delimitación de los roles de género es mucho más fuerte, lo cual se evidencia en una mayor participación de las mujer salvadoreñas en las labores domesticas en relación con las españolas, en tanto que la participación de los hombres españoles y salvadoreños en dicha actividad es prácticamente igual y significativamente baja con respecto a las mujeres. España presenta un escenario de mayor equidad en cuanto a la participación en la fuerza de trabajo, en tanto qué El Salvador tendrá que reforzar sus acciones para reducir las brecha de desigualdad.

Bibliografía

CEPAL-UNFPA (2005). Masculinidad y factores socioculturales asociados al comportamiento de los hombres: estudio en cuatro países de Centroamérica. UNFPA-CEPAL, Nicaragua.
DIGESTYC (2009. Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples 2008. Dirección General de Estadísticas y Censo. Ministerio de Economía. El Salvador
INE (2009) Mujeres y hombres en España. Instituto Nacional de Estadística en colaboración con el Instituto de la Mujer. España
OIT-IPEC (2004). Explotación sexual comercial y masculinidad: un estudio regional cualitativo con hombres de la población general. OIT-IPEC. Costa Rica.

El ¿reconocimiento? del trabajo doméstico

En Argentina las mujeres pueden jubilarse a los 60 años aunque no hayan hecho aportes. Esto es así porque se ha reconocido el papel fundamental que juegan en el interior de los hogares. Entendiendo que una mujer que no ha realizado aportes a la Seguridad Social no significa que no haya trabajado nunca en su vida, solamente que no ha estado empleada. De esta forma, se reconoce de alguna manera el trabajo doméstico que las mujeres realizan.

Igualmente esto no es la panacea, ya que de las jubilaciones existentes, la de las amas de casa es la más baja. ¿Casualidad? De ninguna manera. Esto responde a que el trabajo que realizan las mujeres atendiendo al contrato social de género está considerado de forma inferior al trabajo (empleo) de los hombres, que es el que supuestamente genera riquezas, ya que es el remunerado.

En España sucede algo bastante similar con las pensiones de viudez, dentro del nivel contributivo, que es una pensión cobrada casi exclusivamente por mujeres, ya que son el 94,7%. Aunque en esta misma categoría cobran más que los hombres, son las pensiones más bajas del nivel contributivo, casi el 50% con respecto a las otras categorías, y la explicación creo que estaría dada en que acá directamente ni se reconoce que la mujer ha trabajado en su hogar mientras su esposo lo hacia fuera, lo que se reconoce es la dependencia que tenía la mujer frente a su marido, empleado, sustentador económico del hogar.

Lo que en definitiva está en juego es lo que desde la economía feminista se critica, esto es, un modelo económico sustentado y dirigido por y para los hombres, donde lo valorable es el empleo masculino en el ámbito público frente al trabajo femenino en el ámbito privado del hogar. Solamente de esta forma es explicable la situación de las mujeres en Argentina que cobran su jubilación mínima, aunque en cantidad de horas hayan trabajado más, como se ha demostrado en la gran mayoría de los estudios que analizan el uso del tiempo de las personas. Igualmente en el caso de las mujeres españolas que cobran la pensión de viudez, que cobran en relación a que el productivo era el esposo, ya que poseía un empleo en el que aportaba a la Seguridad Social.