Desigualdades en América Latina y el Caribe

De acuerdo al último informe publicado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) documento presentado en la XIV Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, llevado a cabo en Chile en Enero pasado, conseguir la igualdad de género es de suma importancia para conseguir un avance en el desarrollo, considerando que la región tiene uno de los mayores índices de desigualdad y pobreza.

En este pequeño apartado solo haré referencia a la situación de desigualdad en el marco económico y laboral de las mujeres de acuerdo a este informe.

De acuerdo al documento presentado, la escasa diversificación productiva de los países de la región, así como la vulnerabilidad de sus economías frente a los factores externos, repercuten negativamente en la posibilidad de alcanzar la igualdad, ya que impiden el dinamismo del mercado laboral lo que se traduce en una distribución desigual de los beneficios del crecimiento económico.

En materia de autonomía económica, de acuerdo al informe, se reconoce que persiste como un reto superar la desigual distribución del trabajo no remunerado y de cuidados, lo que refuerza la necesidad de incrementar la corresponsabilidad entre hombres y mujeres.

En la región se observa una clara tendencia creciente a la sobrerrepresentación de las mujeres en los hogares en situación de pobreza que se refleja en el índice de feminidad de los hogares pobres y en extrema pobreza. Según las estadísticas el índice de feminidad de los hogares en situación de pobreza, (datos de 18 países) en 2017 se había incrementado hasta 113 mujeres por cada 100 hombres.

Además, el porcentaje de mujeres sin ingresos propios es superior al de hombres en la misma situación, puesto que el promedio ponderado de mujeres sin ingresos propios en América Latina es del 28,1%, en tanto que para los hombres en similar situación era del 13,2% (Datos del 2017). Esto quiere decir que cerca de un tercio de las mujeres de la región depende totalmente de otros para su subsistencia.

La situación socioeconómica de las mujeres en la región no se explica necesariamente por su nivel educativo, ya que este es en muchos casos superiores, sin embargo, esto no ha sido suficiente para superar las desigualdades de género al momento de acceder a puestos laborales bien remunerados.

El embarazo y la maternidad en niñas y adolescentes es otro de los obstáculos importantes para la autonomía de las mujeres. La raíz de este problema se encuentra, entre otros, en los patrones culturales que asocian a las mujeres con la maternidad; Esto además se relaciona con el abandono escolar, los matrimonios precoces y una temprana asignación de responsabilidades de cuidado.

La mayor carga de trabajo doméstico y de cuidados de las mujeres se experimenta durante todo el ciclo de vida. De acuerdo a las encuestas realizadas por la CEPAL, un promedio del 70,2% de las mujeres de entre 20 y 59 años de edad presenta razones familiares (cuidado de niños y niñas o personas dependientes, trabajo doméstico o la prohibición por parte de miembros del hogar) como motivo principal para no buscar activamente o desempeñar un trabajo remunerado. Así, la desigual distribución de las responsabilidades de trabajo doméstico y de cuidados que recae mayoritariamente en las mujeres opera como una barrera a la participación y reproduce las desigualdades en el mercado laboral.

Las desigualdades del mercado laboral en cuanto a acceso, contrataciones, representación en la economía informal y monto de los salarios recibidos, entre otros factores de discriminación, se trasladan al sistema de pensiones, resultando determinantes para la exclusión de las mujeres de este beneficio.

Si bien es cierto que las políticas publicas por si solas no terminaran con las desigualdades, sin embargo para los países de esta región es un primer paso. La importancia de la intervención de los Estados con la creación de políticas públicas con perspectiva de género es necesaria para reducir las barreras que impiden la plena participación de las mujeres en la economía de los mismos, sin embargo, darle este el rol del Estado no ha sido fácil para los países de la región, ya que el reconocimiento de las desigualdades de género como asunto público aún no cuenta con un amplio consenso y legitimidad por parte de la sociedad. Por ello es de vital importancia la visibilización del trabajo de las mujeres y el reconocimiento de la existencia de desigualdades entre hombres y mujeres en todos los ámbitos, incluyendo al acceso al mercado laboral.

Bibliografía

Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), La autonomía de las mujeres en escenarios económicos cambiantes (LC/CRM.14/3), Santiago, 2019.