Segregación ocupacional, inestabilidad laboral, precariedad. Son las palabras que caracterizan buena parte del empleo de las mujeres. Ahora las consecuencias económicas de la epidemia se vuelven también contra ellas. Casi el 90% de las mujeres trabajan en el sector servicios. Pierden sus empleos en esos sectores y la red de protección social no siempre les alcanza. Muchos contratos precarios no dan derecho a cobrar el desempleo, un ejemplo claro son las empleadas de hogar. Habrán muchas pequeñas empresas que cierren directamente y despidan a sus trabajadoras en vez de acogerse a un expediente de regulación de empleo temporal, una de las medidas que ha incentivado el gobierno para mantener los empleos.
La cuarentena convierte el hogar en el centro de la rutina pero, para muchas mujeres, el hogar no es un lugar de descanso sino de trabajo. Sobre sus hombros suele recaer el cuidado de los demás y tareas como la limpieza o la cocina. Por otra parte, en periodos de crisis, las responsabilidades de los cuidados suelen recaer en las mujeres. Con los colegios cerrados y con personas mayores enfermas, es posible que se incremente el trabajo no remunerado y que sean las mujeres quienes tengan que asumir la mayoría de la responsabilidad.
Las mujeres no sólo son víctimas. Desempeñan un papel crucial en la respuesta al COVID-19. Cerca del 70% del personal de salud en la línea de combate, así como en el área de trabajo social, son mujeres. Éstas también cargan con una parte desproporcionada del trabajo no remunerado de los cuidados. Si este trabajo de cuidados fuera remunerado, representaría el 9% del PIB mundial, lo que equivale a 9 billones de dólares, en cifras de la OIT.
La brecha de género laboral también pone en riesgo la salud de las mujeres. Son mayoría las cajeras en los supermercados, en el personal sanitario, las limpiadoras, las dependientas autónomas, las cuidadoras de la infancia y de las personas mayores. Ellas, presentan actualmente el 75% del empleo. En estas tareas no vale el teletrabajo. Asumen la carga física y emocional y se arriesgan a infectarse.
Ahora que los espacios de socialización como el trabajo, la escuela, los centros de día de mayores, desaparecen por el necesario confinamiento y sus funciones se transfieren al ámbito doméstico, la carga de su gestión también recae mayoritariamente en las mujeres.
¡Qué gran oportunidad para que los hombres asuman su cuota de responsabilidad!
Pero en estos días tan raros también pasan otras cosas extraordinarias. Emocionan los aplausos diarios a las personas del sector sanitario y sorprende la solidaridad comunitaria de los grupos de apoyo creados en los barrios, las ofertas en cada portal para ayudar a quienes lo necesitan.
Quizás después del Coronavirus nada vuelva a ser igual. Debería no serlo. Que las personas mayores no son desechables y necesitan de los servicios públicos. Que las tareas de cuidado son valiosas y los hombres son también responsables de lo doméstico. Que el trabajo de las mujeres en el espacio público es igualmente valioso y debe ser justamente retribuido. Que la discriminación estructural de género y cualquier forma de violencia hacia las mujeres interpelan a toda la sociedad para acabar con ella. Que podemos vivir más despacio, cuidar el medio ambiente…
«Que cuando esta epidemia acabe nos quede la memoria», Yan Lianke.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
Colella, A. (2020, marzo 27). Coronavirus y el empleo de las mujeres en Europa. Recuperado 12 de abril de 2020, de: http://www.observatorioigualdadyempleo.es/coronavirus-y-el-empleo-de-las-mujeres-en-europa/
Equipo Mujeres y Derechos Humanos de Amnistía Internacional. (2020, marzo 30). Mujeres, brecha de género y coronavirus. Recuperado 12 de abril de 2020, de: https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/blog/historia/articulo/mujeres-brecha-de-genero-y-coronavirus/
Kaosenlared. (2020, marzo 31). Coronavirus afecta triplemente a las mujeres: Salud, violencia machista y más trabajo doméstico. Recuperado 12 de abril de 2020, de: https://kaosenlared.net/coronavirus-afecta-triplemente-a-las-mujeres-salud-violencia-machista-y-mas-trabajo-domestico/