Samanta Villar: «Me hubiera gustado llegar a la maternidad sabiendo que iba a ser un infierno»

La periodista reclama en su nuevo libro «La carga mental femenina», la necesidad de equipar en las parejas la organización del hogar y familia para que el hombre deje de ser un mero «ejecutor»

Me ha parecido muy interesante esta entrevista, a la periodista Samanta Villar, ya que, habla sin pelos en la lengua de un tema que teníamos tabú para hablarlo tan abiertamente y sobretodo como se siente tras esta experiencia de ser madre que normalmente nos la pintan como una de las mejores etapas de la vida, dejando de lado  la carga bestial que es el cuidado de los hijos sumado al estilo de vida que actualmente llevamos las mujeres.

La periodista madre de dos mellizos, publicó su primer libro “Madre hay más que una: Un relato en primera persona sobre la aventura de la maternidad” y ahora, con «La carga mental femenina», donde ha recogido todas las preocupaciones con la que conviven diariamente las mujeres en sus hogares para que todo esté organizado: recoger a los niños, hacer la compra y la comida, las citas médicas… Una retahíla de tareas de las que denuncia que las parejas solamente se convierten en meros «ejecutores» y reclama un cambio de roles por ambas partes.

 Hace un desglose de cuánto costaría al mes una persona que hiciera todas las actividades rutinarias que corresponderían al mantenimiento y cuidados de una casa e hijos: niñera, siete horas semanales, 224 euros; lavandería y planchado, cuatro horas semanales, 192 euros; etc. y que alcanzarían los 2.740 euros en total.

Villar tuvo un punto de inflexión en su vida al darse cuenta que no podía conciliar el trabajo que tenía de viajes para grabar su programa y el cuidado de sus hijos, sobre todo cuando uno de ellos fue ingresado en el hospital y ella no pudo estar con él. Entonces se le ocurrió un nuevo formato de “La vida con Samanta”, con el que podría hacer sus reportajes sin tener que moverse de su casa. Gracias a ello, se siente una privilegiada, ya que le ha permitido una flexibilidad que antes no la tenía. Sin embargo, ella habla que su caso es particular y anecdótico, ya que, en general, al no existir políticas de conciliación real, la realidad de muchas mujeres es muy distinta.

Hablamos de una corresponsabilidad no sólo de los poderes públicos, que es el eje central para que este sistema cambie en relación con la conciliación, sino que necesitamos que todos y todas nos impliquemos, parejas en el ámbito personal, empresas y legislación. Los hombres deben asumir otras competencias dentro del hogar, y ello supone que muchas mujeres  sean conscientes de que el criterio del hombre es igual de válido.

La periodista también hace hincapié en las nuevas generaciones, con una mentalidad muy diferente a la generación de ella, afirma que esta sí puede ejercer la corresponsabilidad, ya que construyen las relaciones personales, ligan, conciben el sexo y la pareja de otra forma que cuando ella era joven.

Sobre el ámbito del trabajo, menciona la desigualdad salarial que tanto afecta a mujeres, y no entiende como no está regulada por ley. Como también la reducción de la jornada laboral de un hombre, por cargas familiares, muchas veces castigado socialmente con comentarios machistas y retrógrados. El nuevo decreto ley de ampliar los permisos de paternidad a 8 semanas en 2019 y a 16 en 2021, le parecen poco tiempo para que la pareja tanto él como ella se “hagan” de esa nueva vida de cuidadores de sus hijos, aunque sí que es un buen comienzo, comenta. Y también apoya la compensación económica para aquellas personas mujeres u hombres que se queden en casa aplicando esos cuidados.

En definitiva, creo que es una entrevista que no tiene desperdicio al igual que tienen que ser sus dos libros, puesto que trata temas fundamentales para las mujeres como es la maternidad, la desigualdad salarial, la corresponsabilidad familiar entre otros no menos importantes, que desde siempre han concernido a las mujeres.

Enlace:

https://www.abc.es/familia/mujeres/abci-samanta-villar-hubiera-gustado-llegar-maternidad-sabiendo-infierno-201903240144_noticia.html

Mujeres y medioambiente, una alianza por la protección del planeta

Actualmente estamos viviendo una crisis medioambiental tan grave que como no tomemos carta en el asunto será demasiado tarde no para parar el calentamiento global, la extinción de muchas especies o la contaminación a nivel global, sino para algo mucho peor, la “muerte” de nuestro planeta en todos los niveles.

Esta preocupación no comenzó hace tres días, llevamos ya 50 años desde la Conferencia de Estocolmo, 1972, alertando del deterioro medioambiental causado por los humanos, y aunque desde entonces se han elaborado, propuesto y firmado Tratados Internacionales y Acuerdos para minimizar esta contaminación, muchos países siguen sin tomárselo en serio, o simplemente no aceptando este hecho. Y es que, hacerle frente a esta problemática supone un cambio en las estructuras de la vida de muchas sociedades que se han desarrollado en un capitalismo consumista, apoyado por el apoderamiento de la fauna y flora no solo de sus territorios, sino también de los países subdesarrollados que son los más castigados por la globalización. 

Llegados a este punto, es la generación de los Millenials la que está tomando carta en el asunto, una generación que ha nacido con unos modos de vida insostenibles para el planeta, y que ve cómo sus políticos no hacen nada por detenerlo. Tenemos el ejemplo de Greta Thunberg que, a sus 16 años, se ha convertido en icono juvenil en pro del medioambiente desde que en agosto de 2018 comenzara su campaña particular de protesta cada viernes frente al Riksdag (Parlamento de Suecia) para exigir a su Gobierno el cumplimiento del Acuerdo de París.

En cuanto a los referentes femeninos para esta causa, nos encontramos a Christiana Figueres -una de las artífices del Acuerdo de París para frenar el incremento de emisiones contaminantes- quien ha insistido en que enfrentar los desafíos climáticos “requiere la colaboración de ambos géneros”.  Rachel Carson (bióloga marina y conservacionista estadounidense), cuya obra ‘Primavera silenciosa’ publicada en 1962 inspiró según algunos analistas la creación de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos. Wangari Maathai, la primera mujer africana en recibir el Nobel de la Paz en 2004 por “su contribución al desarrollo sostenible”, además de la democracia y la paz. La primatóloga y antropóloga británica Jane Goodall -la mayor experta mundial en chimpancés-, la emprendedora e investigadora australiana Fabian Dattner -impulsora del recorrido por la Antártida de decenas de mujeres en el proyecto Homeward Bound- o la filósofa y escritora india Vandana Shiva -adalid del ecofeminismo–. En España contamos con la antropóloga y ex directora de la Fundación Fuhem, Yayo Herrero, la directora ejecutiva de SEO BirdLife, Asunción Ruiz, o la directora de BioCultura y presidenta de la Asociación Vida Sana, Ángeles Parra, entre muchas otras. Efeverde. Son algunas de estas figuras que alientan a miles de jóvenes en todo el mundo a tomar el relevo del compromiso ambiental

Sin embargo, los intereses económicos de muchos países y/o empresas intentan frenar esta causa y lo hacen de la manera más “sucia”, llegan al punto de asesinar a personas que lideran este activismo medioambiental. No sólo mujeres han pagado este precio, muchos hombres también, el último informe de la ong Global Witness cifra en más de 200 el número de personas asesinadas en una veintena de países durante 2017 por luchar en favor del planeta.

La más conocida de estas víctimas fue la hondureña Berta Cáceres, líder de los índigenas de la etnia lenca, asesinada en marzo de 2016.

Mucho antes de que el cambio climático se convirtiera en un punto relevante de la agenda política mundial, el papel de la mujer en defensa del medioambiente ha resultado clave para concienciar sobre la protección de la naturaleza e inspirar a las nuevas generaciones en su preservación

Enlace:

https://www.efeverde.com/noticias/mujeres-medioambiente-alianza-planeta/

Directiva y lesbiana: así rompieron ellas el doble techo de cristal

He querido compartir esta noticia por la poca visibilidad que tiene el colectivo LGTBI y el doble techo de cristal que tanto afecta a mujeres lesbianas en altos cargos.

Que casi ninguna mujer lesbiana sepa que el 26 de abril es el Día de la visibilidad lésbica es la muestra de que, aunque menos, en España también queda camino por recorrer.

Se da la paradoja de que en España, que tiene una de las legislaciones más avanzadas en cuanto a derechos LGBTI del mundo, las multinacionales extranjeras cuentan con menos políticas de integración. Marta Fernández, cuenta cómo las empresas españolas trabajan mucho el tema fuera, pero en España dejan mucho que desear. Por eso, en 2014 fundó la red profesional LesWorking, que facilita la salida del armario de las mujeres en el entorno laboral. Esta mujer también es codirectora general de la Red Empresarial por la Diversidad y la Inclusión LGBTI (REDI).

Tras escuchar el testimonio de esta empresaria, por no llamarla “guerrera”, te das cuenta que España es un país de buenas intenciones pero, se queda sólo en eso y en el “vacile” de su legislación, dejando de lado en la práctica a las personas que pertenecen a este colectivo.

En esta amplia investigación se preguntó, además, a los trabajadores LGBTI estadounidenses por su situación y la respuesta fue abrumadora: El 41% de los empleados y el 72% de los directivos siguen dentro del armario. Estos datos, suponen, que un/a trabajador/a esconda su orientación sexual, un 10% menos productivo/a para la empresa.

Muchas mujeres viven hoy día presionadas por las exigencias del trabajo, y ello juega un papel crucial a la hora de si salir del armario o no, ya que temen que hacerlo público pueda afectar a su cargo, al rechazo por homofobia de clientes o compañeros/as o simplemente perder su puesto de trabajo. Muchas mujeres lesbianas, cuando cambian de empresa suelen esconder su orientación sexual por lo mencionado anteriormente y así sucesivamente por cada nuevo puesto de trabajo.  Otro aspecto muy común es no abrirse del todo con los compañeros/as, escondiendo su orientación sexual con palabras neutrales cómo pareja.

Asegura la fundadora de LesWorking que las mujeres lesbianas están «como los gays hace 20 años». «En la oficina encuentras hombres homosexuales que lo viven abiertamente, pero una lesbiana genera comentarios, chistes, cotilleos que están socialmente aceptados», afirma, «no hay más que buscar ‘lesbiana’ en Google: los primeros resultados son siempre de porno para hombres heterosexuales».

En este sentido, se crea el doble techo de cristal, mujer y lesbiana, suponiendo un freno añadido a su desarrollo profesional sumado con la maternidad. Según la experiencia de Eva Pérez Nanclares, CEO de S&P Legal, mientras las mujeres reaccionan con serenidad al saber que una compañera -o una jefa- es lesbiana, los hombres se ponen en guardia: «Nos ven como una amenaza». «Hay una parte, supongo, que tiene que ver con el hecho de que por tu orientación sexual se sienten excluidos de ese sentimiento iniciático de que entre un hombre y una mujer tiene que haber atracción sexual», explica, «y además en el entorno profesional muchos hombres te clasifican en esos términos. La lesbiana se sale de sus cánones y se produce un desajuste».

Tenemos una gran meta, no nos podemos olvidar que unidas/os podemos cambiar el mundo, cambiar las formas tradicionales de socialización tanto en el trabajo como en la vida íntima, cambiar hacia una sociedad más justa, diversa, luchando contra los miedos infundados de sociedades patriarcales donde sus ideas están más que obsoletas.

Enlace:

https://www.elmundo.es/nosotras/2019/04/26/5cc18f7b21efa0b50e8b45c8.html