LA VALORACIÓN DEL TRABAJO DOMÉSTICO. COSTES/BENEFICIOS

Considero importante comenzar este artículo, dando una definición de trabajo doméstico:

Desde una perspectiva amplia el trabajo doméstico sería, el trabajo realizado para el mantenimiento de la casa u hogar y de sus miembros. Así , el trabajo doméstico no se circunscribe a fregar, limpiar, comprar, cocinar, arreglar desperfectos, coser, planchar, llevar la economía, etc., sino que también se extiende al cuidado de personas ancianas, personas enfermas y al cuidado y educación de las hijas e hijos”(Panadero Fernández, B. , Leris Ansó,N. 29 :2002).

La definición de trabajo , hoy día se limita a la de empleo, y el trabajo doméstico lamentablemente no está incluido dentro de su competencia. El empleo, como trabajo remunerado fuera del hogar, parece ser que es el único que da beneficios económicos, es el trabajo productivo, y por tanto es el que está más valorado. En el otro extremo, se encontraría el trabajo doméstico , no remunerado, catalogado como trabajo reproductivo. De esta forma, se mantiene el orden establecido, “cada cosa en su lugar”, manteniéndose y preservándose las estructuras y el orden socio-económico.

A este último no se le da apenas valor, debido a que actualmente sólo se premia el trabajo relacionado con la economía de mercado, la cual es la base del sistema capitalista, consistente en la obtención de máximos beneficios a costa de explotar y alinear a las trabajadoras y trabajadores.

De esta forma ,el trabajo doméstico se ha mantenido durante muchos años en nuestra sociedad como algo que concierne exclusivamente al hogar y a la familia y cuya carga debía ser siempre asumida por las mujeres. Asimismo, ha estado y sigue todavía estando bastante invisibilizado, no dándole nunca la importancia que tenía ni mostrando los beneficios que aporta.

Llegando a este punto, me gustaría plantear dos reflexiones, qué valor corresponde realmente en trabajo doméstico para el Estado y la sociedad en general y por qué ha permanecido invisibilizado? Y por otro lado ¿ por qué se ha insistido tanto en que era competencia exclusivamente de las mujeres? .

Es cierto que nuestra sociedad ha ido sufriendo importantes cambios, uno de los más importantes para el empoderamiento de las mujeres ha sido su masiva incorporación al mercado laboral. Esto se traduce en la salida desde el espacio privado, tradicionalmente asignado a las mujeres, a el espacio público, dominado por los hombres. Este hecho ha producido a mi parecer un avance hacia la igualdad pero, ¿a qué coste?, ¿con qué consecuencias?.

En mi opinión esta incorporación se ha producido “mal y pronto”, sin tener en cuenta las necesidades ni demandas reales de las principales afectadas, las mujeres. Aunque hayan salido al ámbito público y se hayan incluido en la economía de mercado, siguen siendo las principales responsables de trabajo doméstico.

Todo esto acarrea numerosas consecuencias negativas para las mujeres. Entre ellas podemos encontrarnos la sobrecarga de roles a la que están expuestas, realizan doble jornada laboral, dentro y fuera del hogar, lo que supone innumerables riesgos para su salud traducidos en problemas de estrés, ansiedad, depresión,etc. Por otro lado, el tener que dedicarse a las tareas domésticas, le resta tiempo de dedicación a su trabajo remunerado fuera de casa. De este modo les es imposible ascender a cargos y puestos importantes, y les resulta muy complicado mantener un trabajo a tiempo completo, teniendo que optar por trabajos a tiempo parcial, que por otro lado, no les permiten expander sus conocimientos y habilidades, por lo que no les permite sentirse realizadas. Debido a esto, muchas empresas prefieren contratar a empleados varones que empleen plena dedicación a su trabajo.

Toda esta excesiva carga, le roba la gran cantidad de su tiempo de vida, no dejándoles tiempo libre, de ocio , de descanso, de desarrollo personal o a lo que quieran dedicarlo.

Otros estudios dan soporte a las hipótesis de sobrecarga y conflicto de rol. Se ha documentado que el empleo tiene efectos beneficiosos sobre la salud de las mujeres solteras pero no sobre la de las casadas o que entre las madres estos beneficios se limitan a las que trabajan a tiempo parcial. Parece que cuando la carga de trabajo es elevada, combinar la vida laboral y familiar puede perjudicar la salud” (Artazcoz, L., Escribà-Agüir, V. e Cortés, I. 31:2000)

Por otro lado, al trabajo que realizan las mujeres, se suma una carga más. El recorte de servicios sociales, públicos, sanitarios, etc. fruto de la crisis, ha provocado que este tipo de tareas sea asumida por los hogares, ahorrándole grandes cantidades de dinero al Estado y a su vez, no quedando reconocido este trabajo como tal. Por lo que sería también interesante un balance e investigación a fondo en la que quedara reflejada el auténtico valor del trabajo doméstico y los beneficios que aporta para la sociedad en general.

Las mujeres aquí juegan un papel esencial al ser en la mayoría de los casos a la que se le adjudica este tipo de tareas, ejerciendo de este modo el rol de cuidadora, educadora, encargada de limpieza,etc. Es decir, son las que dedican la gran mayoría de su tiempo a la realización de estas actividades.

Aunque se ha podido apreciar un cambio de actitudes en el seno familiar, con respeto a las tareas del hogar, los hombres no dejan de prestar una simple ayuda, recayendo toda la responsabilidad en las mujeres. Debido a esto es necesario una remodelación de roles y medidas de intervención con este objetivo. De la misma forma, pienso que el Estado debería de asumir la responsabilidad de diversas funciones que considero ,son de su competencia, y no dar por hecho que esas funciones familiares son responsabilidad de las mujeres. Éstas pueden ser por ejemplo el tema de cuidados de niños y ancianos, lo que se denomina en el texto como los servicios de proximidad, entre otros.

Es también necesario adoptar medidas para conciliar la vida laboral y familiar, mas allá de las aplicadas a las relaciones laborales. Entre otras medidas, además de las destinadas a incrementar la participación de los hombres en las tareas domésticas, debe extenderse el sistema público de infraestructuras y servicios sociales, desarrollar la red de centros de educación infantil que cubra la totalidad de la población infantil de más de 3 años y también para la etapa de 0 a 3 años, y contemplar un conjunto de medidas y recursos destinados a la atención de las personas dependientes y de apoyo a las familias en las que convivan” (Artazcoz, L., Escribà-Agüir, V. e Cortés, I. 34:2000)

En lo referente a las medidas que se han utilizado para intentar mitigar esos daños y acercarnos a la igualdad de género, están elaboradas a partir de datos estadísticos, procedentes de estudios con numerosos sesgos machistas, los cuales no representan ni a las mujeres ni a sus demandas ni necesidades reales. Al fin y al cabo no han supuesto más que “tiritas”, no llegando a acabar con el problema de raíz.

La medición del mundo representa una organización, representación e interpretación desde la perspectiva del o la que la mide ( o tiene el poder de hacerlo); primero, porque elige lo que quiere medir, segundo porque decide desde dónde va a medir y, tercero, porque elige el instrumento de medida. De esta manera, la información ofrecida posteriormente en base a tasas, indices e indicadores, legitiman y consolidan la perspectiva social determinada en gran parte por los supuestos de partida del modelo inicial” (Carrasco C. y Mayordomo M. 101: 2000)

Por otro lado, este tipo de medidas se aplican a “la mujer” y no creo que existe un solo tipo de mujer, considero que existen muchas mujeres con diferentes contextos, características y por tanto diferentes demandas y necesidades.

A modo de conclusión, considero de suma importancia que se le adjudique al trabajo doméstico el valor que realmente tiene , los beneficios que aporta y los costes que ahorra al Estado, asignándole un aproximado valor monetario. Se ha mantenido tanto tiempo oculto en la esfera privada e infravalorado debido a que al Estado le convenía que le siguiera ahorrando costes. Al igual que le convenía a la sociedad patriarcal mantener a las mujeres y a sus funciones invisibilizadas para infravalorarlas y de esta forma ,mantener el dominio sobre ellas.

También pienso que debería de producirse una remodelación de las medidas existentes ,para que el Estado asuma las tareas que son de su competencia, las cuales realizan las mujeres de manera gratuita.

Por otro lado creo que emergentemente deberían adoptarse medidas basadas en necesidades reales y en la verdadera conciliación entre espacio público y privado que ataña de igual modo a hombres y mujeres, basadas en datos obtenidos por estudios realizados directamente con las mujeres bajo la perspectiva de género.

De esta forma podrá existir una igualdad más efectiva tanto en el espacio privado como fuera de él. Consiguiendo el empoderamiento de las mujeres y que puedan desarrollarse y sentirse realizadas, invirtiendo más tiempo en ellas mismas. Al existir leyes igualitarias con respecto a hombres y mujeres en cuanto a permisos , etc. pienso que las empresas no tendrán preferencias basadas en el género de los aspirantes.

Asimismo, se conseguirá también despejar a las mujeres de esa sobrecarga de roles que tantas consecuencias negativas les acarrea.

BIBLIOGRAFÍA:

-Artazcoz, Lucía. , Escribà-Agüir, Vicenta. M Cortés, Inma. “Géneros, trabajos y salud en España”. Gac Sanit 2004;18 (supl 2): 24-35.

-Carrasco, Cristina y Mayordomo, Maribel. “Los modelos y estadísticas de empleo como construcción social: la encuesta de población activa y el sesgo de género”. Política y sociedad, 34 (2000), Madrid (pp. 101-112). Universidad de Barcelona

Gómez Luna, Maria Eugenia. “Cuenta satétile de los hogares. Valoración del trabajo doméstico no pagado. El caso México”. Taller internacional Cuentas Nacionales de Salud y Género 18 y 19 de Octubre 2001. Santiago de Chile OPS/OMS-FONASA.

Panadero Fernández, Begoña y Leris Ansó, Nieves. Instituto Aragonés de la mujer.”El trabajo Doméstico”. Unidad didáctica en educación primaria Departamento de Presidencia y relaciones institucionales. Zaragoza 2002.


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