DESIGUALDAD LABORAL & DESIGUALDAD SOCIAL

DESIGUALDAD LABORAL & DESIGUALDAD SOCIAL

                                                                                  NIEVES VERDUGO ALVEZ

 

 Este escrito no pretende llevar a cabo un análisis profundo del tema que tratamos, obviamente por falta de espacio, por lo que nos vamos a limitar a aclarar el concepto de desigualdad laboral, en base a los estudios de las investigadoras especialistas en ello. Comenzamos, pues, este artículo definiendo previamente qué entendemos Por igualdad laboral.  No es una labor fácil precisar este concepto,  por lo que  nos restringiremos a aportar la tesis de las autoras de la investigación sobre Las desigualdades salariales entre hombres y mujeres: Sallé y Molpeceres, (2010) y que ellas aplican exclusivamente a la desigualdad salarial:

“El concepto de desigualdad (laboral) entre mujeres y hombres (…) alude a la distancia que separa a unos y otros en los diversos aspectos que caracterizan al mercado de trabajo. La discriminación (laboral) entre hombres y mujeres sería la parte de esa diferencia que no se puede justificar por una distinta aportación de valor en el desempeño de un trabajo y que solo puede ser explicada en función del sexo de la persona que lo realiza. (…) La discriminación laboral indirecta se refiere a la desigualdad laboral que no es efecto de un factor de discriminación en sí mismo, pero sí consecuencia de las diferencias en el empleo entre hombres y mujeres” (Sallé y Molpeceres, 2010: 20).

Así pues, detrás de la propia definición del concepto se encuentra una referencia a la construcción de un orden ecuánime de relaciones entre los sexos, y, por tanto,  La igualdad entre hombres mujeres aparece como un componente fundamental de la justicia.

Estas autoras intentan poner de manifiesto que   La “razón de ser” de las desigualdades laborales de género no se hallarían, en las reglas de funcionamiento independiente del mercado de trabajo ni serían el resultado del comportamiento racional y calculador de las empresas y/o de los demandantes de empleo sino en la articulación entre las diferentes posiciones que hombres y mujeres ocupan en el mundo del trabajo de mercado y las que ocupan o ejercen, en condiciones desiguales, en el ámbito de las relaciones domésticas.

TABLA 3.    Porcentaje de participación en el trabajo profesional o doméstico según situaciones contractuales y duración media diaria (DMD) dedicada a ambos por parte de mujeres y varones

SITUACIONESLABORALES

CONTRACTUALE                                                 TRABAJOREMUNERADO                      TRABAJODOMÉSTICO

 

                                                               Varones                   Mujeres                   Varones                   Mujeres

 

 

%

DMD

%

DMD

%

DMD

%

DMD

Ocupados (asalar.)

68,5

8:13

67,7

6:54

77,1

2:25

93,5

3:45

OcupadosaTC

70,9

8:26

68,7

7:36

74,8

2:21

92,1

3:32

OcupadosaTP

69,4

5:52

71,1

4:47

69,2

2:34

97,2

4:31

Contratosindef.

68,7

8:14

65,4

6:58

79,2

2:26

94,6

3:49

Contratostemp.

68,0

8:8

73,3

6:45

69,7

2:22

90,9

3:34

%:porcentajedeparticipación,queserefierealaparticipaciónenlarealizacióndeunouotrotipodetrabajoporpartedequienes sehallanencadaunadelasdiversassituacioneslaborales.«Trabajodoméstico»:tiempodelasactividadesqueenlosresultadospublicadosporelINEseincluyenenelepígrafe«Hogaryfamilia».DMD:tiempodededicacióndiariomedidoenhorasyminutoseneltranscursodeldíaenqueserealizanlasactividades.

Fuente:INE.EncuestadeEmpleodelTiempo2009/2010.(PRIETO y PÉREZ de GUZMÁN, 2013).

 

Así que, en definitiva, las desigualdades serían el resultado de la unión del capitalismo de las empresas, que exigen disponibilidad máxima a los trabajadores, y las relaciones asimétricas de género, implantadas en el orden social, y cuyo máximo ejemplo lo tenemos en el ámbito doméstico, en el que queda patente la desigualdad del tiempo ocupado entre hombres y mujeres al trabajo doméstico y al profesional, donde la menor dedicación temporal de las mujeres al trabajo profesional en comparación con la de los varones aparece relacionada con su mayor dedicación al trabajo doméstico.

 

BIBLIOGRAFÍA

Prieto, Carlos y Pérez de Guzmán, Sofía. (2013). “Desigualdades laborales de género,    disponibilidad temporal y normatividad social”. Reis. Rev.Esp.Investig.Sociol.            Madrid: Centro de Investigaciones sociológicas.

Sallé, Mª Ángeles y Laura Molpeceres (coords.) (2010): La brecha salarial: realidades    y desafíos. Las desigualdades salariales entre mujeres y hombres. España 2009,   Madrid: Ministerio de Igualdad, Col. Economía, Mujer, Empresa.


Un Comentario

  1. Partiendo de la base de que me considero una total desconocedora del mundo de la economía, puedo entender el argumento de que las mujeres no acceden a puestos de responsabilidad o promocionan menos debido a las cargas familiares. Esto conlleva que, al mantenerse en puestos base y no más altos jerárquicamente hablando, cobren menos.

    Lo que no puedo entender es la frase del último párrafo: «en el que queda patente la desigualdad del tiempo ocupado entre hombres y mujeres al trabajo doméstico y al profesional, donde la menor dedicación temporal de las mujeres al trabajo profesional en comparación con la de los varones aparece relacionada con su mayor dedicación al trabajo doméstico». ¿Todas las mujeres tienen reducción de jornada por el cuidado de hijos o familiares?, ¿todas las mujeres trabajan a tiempo parcial?, ¿todas las mujeres pueden permitirse, económicamente hablando, reducir su jornada y, por lo tanto, su salario?.

    Si bien son más el número de mujeres que de hombres quienes hacen uso de estas prácticas, opino que la gran mayoría de las mujeres tienen que desempeñar su jornada laboral de 8 horas, al igual que los hombres. Sólo quienes pueden permitirse una merma en su salario optan por ello.

    • Marta, una estadística no es una casuística: no estudia cada caso, sino una generalidad. Si hay más mujeres que hombres en esas circunstancias de jornada reducida y demás que mencionas, el resultado es que «las mujeres» tendrán jornadas laborales más cortas por dedicar ese tiempo extra a las labores domésticas.

  2. Si es verdad que muchas mujeres hacen uso de estas prácticas, de reducción de jornadas pero no es por que ellas lo quieran sino que es innato, hemos sido educada como la madre omnipotente, y los hombres en estos casos no sacrifican su trabajo por desempeñar las tareas domesticas. Creo que si estas tareas que realizan las mujeres y las cuales no están remunerada, el gobierno se planteara una salario para ellas, otro gallo cantaría y serian ellos los que utilizarían esta práctica mas que las mujeres.
    Eso al igual que las bajas por maternidad, como su propio nombre indica son las mujeres las que solicitan en su mayoría esta baja, por su puesto que ya hay hombres que lo ampara la ley, pero siempre mirado de otra óptica, ya que cuando esto se produce es porque tienen un trabajo que su remuneración o condiciones son inferiores y disfrutar de la baja es para ellos como un periodo de vacaciones.


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